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Los incendiarios amores de Yves Montand con Marilyn Monroe

La prensa norteamericana dedicó grandes espacios al romance de los protagonistas de El multimillonario.

La prensa norteamericana dedicó grandes espacios al romance de los protagonistas de El multimillonario.
Yves Montand y Marilyn Monroe

Trasciende ahora, cincuenta y siete años exactamente después del rodaje de El multimillonario, que su protagonista femenina, Marilyn Monroe iba a tener un hijo de sus relaciones con Yves Montand, el galán francés de esa película que fue un fracaso de crítica y de taquilla. De aquella historia entre un hombre rico que se enamora de una corista sólo ha quedado para el recuerdo una de las canciones que interpretaba la explosiva estrella, con aquellos labios susurrando lo de "pidou, pidou" en la melodía de Cole Porter "My Heart Belongs to Daddy" (Mi corazón pertenece a papá). En realidad, el corazón de Marilyn pertenecía a Montand.

La todopoderosa productora cinematográfica Fox se había interesado por una historia y le encargó al guionista Norman Krasna que la desarrollara. El director sería George Cukor. El libreto de aquel musical llevado a la pantalla llevaba como título original "Let´s make love", traducido a nuestro idioma algo así como "Hagamos el amor", que finalmente llegaría a nuestras pantallas como "El multimillonario". Desde un principio el papel de la "starlette" era sin discusión para Marilyn. Muchos quebraderos de cabeza supusieron a la Fox dar con el galán que la acompañara en el reparto. Porque estos que cito se negaron a serlo, uno a uno, probablemente para no aguantarla: Yul Brynner, Cary Grant, Rock Hudson, Charlton Heston, Gregoy Peck… George Cukor sugirió el nombre de Yves Montand, que había tenido una buena acogida con sus canciones en Nueva York y gozaba de buen tipo y aceptables condiciones dramáticas. Una vez de acuerdo, éste y su mujer, la actriz Simone Signoret, se alojaron en un bungalow del hotel Beverly Hills, en Los Ángeles, al lado del que ocuparon Marilyn Monroe y su entonces marido, el escritor Arthur Miller.

Entre éste y el matrimonio Montand se estableció desde el primer momento que trabaron amistad una mutua corriente de simpatía, probablemente porque les unía sus lazos con el comunismo. Tema tabú en los Estados Unidos. El actor galo y su esposa habían sido activos miembros del PC francés. Y su estancia en U.S.A. no les creó problemas con las siempre vigilantes autoridades norteamericanas porque tanto la Fox como el propio Miller respondieron por ellos. Recuérdese que hacía pocos años de la temida caza de brujas. Ahora, en enero de 1960, se preparaba ese rodaje de "El multimillonario", que para Yves Montand significaba entrar por la puerta grande de Hollywood donde, aun siendo un cantante y actor de mucho prestigio en Francia, aún no se le conocía lo suficiente. Curiosamente, él no había visto ninguna película de Marilyn Monroe y, para colmo, apenas farfullaba inglés. Simone Signoret hizo todo lo posible por simpatizar con ella fuera del rodaje, contándole anécdotas y casi ejerciendo de madre suya.

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Yves Montand perdió varias veces los estribos ante la impuntualidad en el rodaje de Marilyn, cuando no de su incomparecencia. Pero era consciente de que la estrella era ella y procuraba calmarla y hacerla reír. Ella misma le comentó que tenían que meterse en la cama y darse un beso, lo que cuando interviniera un censor significaría un corte seguro de la escena, agregando: "¡Pero si eso que se presupone hemos de fingir en la cama también podríamos hacerlo de pie…!" Y sí, hubo secuencias de elevado contenido erótico entre Marilyn Monroe y Yves Montand, lo que derivó en una continuación fuera del estudio. Aparte del ardiente deseo que sobre todo mostraba ella, contribuyó la circunstancia de que Simone Signoret tuvo que regresar a París, urgida por un contrato, y Arthur Miller asimismo incesante viajero por Europa, concretamente se fue a Irlanda, interesado en localizar exteriores para una próxima película basada en una obra teatral suya. El camino estaba expedito para los amantes, en un momento en el que la vida matrimonial de Marilyn Monroe se tambaleaba.

No era secreto para el mundillo cinematográfico de Hollywood que la estrella engañaba a su marido, la que de vez en cuando se reunía con su antiguo novio, Nico Minardos. Y en el rodaje de "El multimillonario" no pasó inadvertido para nadie cómo ella miraba a Yves Montand, de qué forma parecía desearlo, tenerlo consigo. Le recordaba en el físico a quien fuera su esposo, el jugador de béisbol Joe DiMaggio. Cuando Simone Signoret se marchó a Francia dejando a su marido a merced de Marylin Monroe, "se olía la tostada", era consciente de que iban a ponerle los cuernos. No porque él tomara la iniciativa, sino porque era ella la que pretendía "hacerlo suyo" con una incontenible carga sexual.

Y así, una noche, ella completamente desnuda, embutida en un espectacular abrigo de visón, tocó con los nudillos la puerta del bungalow de Yves Montand. Y cuando ella penetró en la estancia del actor, que descansaba releyendo el guión de cuanto había de interpretar al día siguiente, ¿qué creen hizo la pareja? ¿Ensayar alguna escena… o improvisar otra más íntima? La prensa norteamericana, durante los tres meses que duró en la primavera de 1960 el rodaje de "El multimillonario", dedicó grandes espacios al romance de sus protagonistas. Reporteros avezados iban recogiendo detalles de cuanto sucedía en torno a la pareja, atestiguando aquellos frecuentes encuentros nocturnos en el bungalow de Montand. Porque era ella quien iba detrás … y él se dejaba. ¡A ver…! ¡Así se las ponían a Fernando VII!

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Yves Montand procuró no hacer declaraciones al respecto pero en las pocas donde se refirió a su amistad íntima con Marilyn Monroe negó tuvieran nada que ver con adulterio alguno: "La considero como una niña… Nada de lo que se está diciendo va a destrozar mi matrimonio con Simone Signoret… Otra cosa es que si fuéramos solteros muy probablemente habría boda entre nosotros".

Concluida la filmación de "El multimillonario", Yves Montand fue a despedirse de Marilyn, comentando que tomaría un avión, desde Los Ángeles, rumbo a París, con escala en Nueva York. Se dieron el último beso de despedida. Y sin él imaginárselo ella apareció al día siguiente en el aeropuerto neoyorkino, se reencontraron, acabando en un coche que ella acababa de alquilar, llenándolo de botellas de champaña. Estuvieron ¡cinco horas! dentro de aquel vehículo, en un apartado lugar. Adivinen qué hicieron. Durante el rodaje de "Vidas rebeldes", que iba a ser la última película de Marilyn Monroe, aparte de hacerle la vida imposible a Clark Gable (que no soportó la tensión acumulada aquellos días junto a la estrella, muriendo de un infarto), ella no cesó de seguir recordando a Montand. Simone Signoret la telefoneó para decirle que dejara en paz a su esposo. Pretendía verlo en Nueva York, mas a última hora él canceló aquel viaje. Nunca más se encontraron.

Jorge Semprún, biógrafo, íntimo amigo de Yves Montand (Ministro que fue de Cultura en un gobierno de Felipe González) se preguntaba en un libro sobre la vida del actor, "La vida continúa", qué pudo ser aquel torbellino surgido entre éste y Marilyn Monroe, barajando si fue un capricho o una pasión, tras constatar con Simone Signoret al repasar ambos la prensa de Nueva York, en vísperas de un concierto de aquel, que su nombre seguía asociado al de la estrella. ¿Qué tenía Yves Montand? Sin duda un magnetismo especial. Como Frank Sinatra, por ejemplo. Era un seductor. Él mismo escribiría años después de estrenarse "El Millonario" lo que extracto aquí: "Lo que nos acercó a los dos es que procedíamos de medios populares. Mi simpatía hacia ella aumentó cuando capté su vulnerabilidad, su lucidez, su real tristeza al no poder interpretar ningún papel… Tenía a Marilyn para mí solo… y yo no lo sabía, no la disociaba de su marido… Era bella, noble, deseable, pero yo estaba en otra parte".

¿Tuvo temor él por si Arthur Miller los descubría? Es posible. Aunque es más que probable que sospechara sentirse traicionado. Lo que pudo ser de vodevil es la sospecha de que, efectivamente, los halló una noche en el bungalow en pleno desahogo amatorio. Está comprobado que fue Marilyn Monroe quien perseguía, buscaba ardientemente a Montand acabada la película que los unió, pretendiendo alargar la relación sin importarle ya Arthur Miller. Entre tanto, la abnegada y cornuda Simone Signoret esperaba en París el regreso de su marido, No quiso divorciarse y mantuvo su matrimonio muchos años, aunque él continuara siéndole infiel. Un hijo de la estrella y el actor-cantante francés ¿hubiera supuesto un cambio en la situación de la pareja? Es posible. Aunque insistimos en que, consumados sus encuentros sexuales con Marilyn él prefirió seguir su vida y no quiso ser probablemente un juguete más en la azarosa existencia de aquel infortunado mito erótico.

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