Menú
Rosa Belmonte

El huevo duro de Jackie Kennedy

Bienvenidos a los tiempos de la dieta Sirt: Silent mating type Information Regulation two.

Bienvenidos a los tiempos de la dieta Sirt: Silent mating type Information Regulation two.
Jackie Kennedy | Cordon Press

Jackie Kennedy desayunaba un huevo duro y un té. Para lucir hay que sufrir. En 2017 hay una nueva tontería, la Sirt Food Diet. Leo en ¡Hola! que es el régimen que está haciendo la insustancial Pippa Middleton para su boda. Una dieta creada por los nutricionistas Aidan Goggins y Glen Matten. Las siglas (sirt) vienen de Silent mating type Information Regulation two (ponte nombre si eso) y es rica en alimentos conocidos precisamente como sirt, que trabajan activando proteínas conocidas como sirtuinas. Estas tienen capacidad de quemar grasa y estimular el metabolismo. Vaya, que se pueden perder tres kilos por semana sin afectar al músculo. Alimentos sirt son el té verde, las manzanas, los arándanos, el vino tinto, el chocolate negro o los cítricos. Es decir, esas cosas que comemos habitualmente. Pippa (dicen que le han ajustado cinco veces el vestido de novia) habría consumido durante tres días 1.000 calorías, consistentes en beber repugnantes zumos verdes y en comida sirt (escalope de pavo, alcaparras, pollo con col...). Los días siguientes, 1.500 calorías (dos zumos verdes y dos comidas sirt al día). Comidas sirt. Lo escribo (lo copio) y me da la risa.

Kathy McKeon era una chica irlandesa que en 1964 entró a trabajar con Jackie Kennedy (otra insustancial y uno de los personajes más sobrevalorados del siglo XX). Estuvo con ella 30 años. Hace tres meses publicó unas memorias sobre ese tiempo como asistente, niñera y más cosas. El título del libro es Jackie’s Girl (era como la llamaba Rose Kennedy). No es nada escandaloso, no desvela secretos de los Kennedy. Cuenta cómo llegó al apartamento de la Quinta Avenida, cosas del cortejo y matrimonio con Onassis, las lecciones de vida que le dio Jackie o que le enseñaba cómo ser una dama. Pero también lo que comía. "Nunca parecía tener hambre". No era así. En el Concorde, donde todo el mundo comía caviar y lo que fuera como si estuviera en La grande bouffe, ella se colocaba el antifaz y se ponía a dormir como Don Gato. Kathy McKeon, que ahora tiene 72 años, cuenta que cuando ganó peso pidió consejo a Jackie para perderlo. Empezó a seguir su misma dieta. Un huevo duro y un té para desayunar, ya digo. En la comida, queso fresco y fruta. En la cena, pechuga de pollo o pescado hervido con verdura y ensalada. Y, a veces, alegría, alegría, se tomaba un yogur en alguna de las comidas.

Pero como la bulimia no la popularizó Diana de Gales, la viuda del presidente estadounidense tenía ataques de hambre y McKeon se la encontraba alguna noche en la despensa con la luz apagada. También la pilló atiborrándose de helado con un cuchara grande. Y comía palomitas con Onassis.

Joan Crawford publicó en 1971 un libro de consejos, My Way of Life. Entre otras, hablaba de las cosas del comer. "No me acerco a las patatas porque aprendí hace tiempo a que no me gustara lo que me engorda". También señalaba lo que no debía haber en las casas si se pretendía controlar el peso: guisantes, aguacates, olivas, maíz, mantequilla, la mayoría de los quesos, azúcar, chocolate, patatas, arroz, pan, pasta…. "La lista puede llegar a las dos páginas, pero cualquier mujer inteligente sabe cuál es la comida peligrosa". También se sentaba en sillas duras porque decía que las blandas le ensanchaban las caderas. Eso sí, bebía Pepsi. Y de la de antes, con todo el azúcar. Pero antes sigo a Joan Crawford, a Jackie Kennedy y a pasar hambre de toda la vida que una modernez llamada ‘Silent mating type Information Regulation two’. Pongámosle un nombre largo que así podemos cobrar más.

Temas

En Chic

    0
    comentarios