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El pasado de sexo y líos de faldas de Cayetano Martínez de Irujo

Feliz con Bárbara, deja atrás su pasado de sexo y líos de faldas.

Lleva unas semanas Cayetano Martínez de Irujo apareciendo en reportajes de las revistas rosas y en algunos programas de televisión reivindicando su linaje en la Casa de Alba, su firmeza en pro de la unidad de España, comentando sus actuales negocios y dejando atrás su estela amatoria y frívola de tiempos pasados. Es un nuevo Cayetano, más responsable. Incluso ha decidido reanudar sus pruebas hípicas, deporte al que dedicó buena parte de su vida, más de treinta años, de los cincuenta y tres que cuenta en la actualidad. Porque no fue buen estudiante. La duquesa de Alba, su madre, lo matriculó en el British Institute de Madrid, cuyos estudios interrumpió para marcharse fuera de España a entrenar como jinete con la vista puesta en su participación en pruebas olímpicas, lo que consiguió tras muchos esfuerzos y renuncias personales en los Juegos de Barcelona de 1992. Su madre, sin avisarle, fue a verlo a Ámsterdam, al modesto apartamento que ocupaba y hasta le ayudó a limpiar la estancia y a cocinarle algunos platos ligeros durante los días que permaneció en la capital holandesa. Pudo comprobar in situ el amor propio del quinto de sus hijos, quien sin respaldo económico familiar subsistió unos años por su cuenta. Hasta que para tener una cuadra propia con la que poder entrenar no consintió que nadie de los suyos le prestara dinero, recurriendo a un banco y a su amigo, el propietario de la discoteca Joy-Eslava.

En esos años holandeses Cayetano contó con la presencia de Katia Cañedo, de quien estaba muy enamorado. Puede que haya sido la mujer que más le ha querido. Tal vez por esa dedicación obsesiva a los caballos, él se fuera distanciando de Katia. Sin olvidar que siempre fue hombre enamoradizo, que no podía pasar una temporada con la misma amante. Tuvo relaciones fugaces con Ana Obregón, con Gloria Carvajal, hasta que se apasionó como nunca había hecho con Mar Flores, más experimentada que él, quien a su vez también se vio de pronto en un tobogán de sueños e ilusiones, creyendo que de chica de un barrio humilde del sur de Madrid, allá por Leganés, podría ser una día esposa de un aristócrata, miembro de una de las dinastías más antiguas de España. Cayetano es XIV duque de Salvatierra y IV duque de Arjona, y llevó a Mar Flores hasta sus estancias particulares en el Palacio de Liria, a espaldas de la duquesa de Alba, quien no quería enterarse de aquellas relaciones, que desaprobaba. Debajo de la habitación de Cayetano estaba la regia de su madre, quien si no era sorda debió escuchar más de una madrugada la impetuosa llegada de la pareja, enfebrecida, que se prometía horas felices y, en su delirio, una relación eterna. Que no llegó. Porque entre que la duquesa no bendecía tal unión y Cayetano que gustaba de probar la miel de panales distintos, se consoló pronto con otras admiradoras. Guapo, alto, de complexión atlética, nunca le faltaron novias para pasar el rato, sin comprometerse demasiado, que es la única franja roja que traspasó con Mar Flores. Fue la mexicana Genoveva Casanova quien se llevó el gato al agua y con habilidad, mimos y ternura, muy enamorada del galán, lo llevó ante el altar. Va a hacer doce años, el 15 de octubre de 2005. En la familia de Genoveva se felicitaban por haber emparentado con un linaje tan importante. Tuvieron dos hijas. Lo que parecía una unión tradicional y duradera resulta que fue un fiasco y se separaron.

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Cayetano y Genoveva | Archivo

La vida que siguió para Cayetano tiempo después fue complicada. Porque alguien como él, con unos principios, con una educación religiosa contraria a lo que le sucedió tras casarse, fue víctima de depresiones y preguntas sin respuesta. ¿Por qué se casó si al final no estaba tan enamorado de Genoveva como parecía? ¿Qué le llevó a romper el vínculo matrimonial, cuando ella se había entregado a él, totalmente apasionada? Pero la dejó él, que quede claro. Y entonces entró en una fase equivocada que lo llevó a visitar algún prostíbulo, como testificaron ciertas vergonzantes imágenes difundidas en uno de esos programas basura, nocturnos, de las televisiones de fin de semana. Superada ya esa fase incomprensible en un hombre como Cayetano, al que le sobraban compañías femeninas sin tener que recurrir a las de pago, llegó después a mantener una gran cercanía con una Directora General de Radio-Televisión, del PP, rubia y menuda, apellidada Ridruejo. Y concluido ese fugaz romance tuvo en sus brazos a una conocida suya de La Moraleja, amazona, llamada Alexandra Muñoz, para deleite de los paparazzi, que creían haber descubierto a una posible segunda futura esposa. Cayetano, siendo educado, nunca hizo migas con los reporteros de la prensa rosa y acabaría siendo un personaje áspero y antipático. Lo que no lo es cuando se le conoce de cerca y más ahora, que ha cambiado mucho de carácter y de vida. Lo de su compañera no pasó de unos paseos a caballo, porque inmediatamente después de la ruptura apareció la nadadora Melani Costa, con su cara de niña buena, que daba la impresión iba a romper la soltería del jinete aristócrata. Vana ilusión de ella y de quienes creyeron que él había picado el anzuelo. Cayetano ha sido por encima de todo un hombre amante de la libertad, que nunca ha querido amarrarse a nadie. Y ahora parece que sí, que Bárbara Mirjan es la compañera actual que le ha aportado sensaciones antes nunca valoradas en otras. Pero no quiere hablar de ella y sólo dice que está muy a gusto a su lado. ¿Durará esta vez mucho esa íntima amistad o acabará como otras veces?

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Con Melani Costa | Cordon Press

¿Qué le ha ocurrido a Cayetano para haber cambiado de actitud, de forma de vida en los últimos tiempos? Los años, desde luego. No se piensa igual con veinte, treinta, cuarenta años, y ahora más de cincuenta cuando alguien como él, donjuán acreditado, prefiere vivir su vida sin ataduras de ninguna clase. Pero existe un suceso que le hizo recapacitar mucho: la delicada salud de su madre. En los últimos años de la vida de la duquesa de Alba Cayetano fue de sus cinco hijos varones el que más estuvo a su lado. Y la duquesa le hizo algunas recomendaciones que él ha seguido cumpliendo. Como una promesa irrenunciable. La muerte de su madre le supuso un mazazo. Consecuencia o no de su desaparición, el caso es que hubo de ser internado con urgencia, sometido a varias operaciones. No quedó satisfecho de su paso por un hospital sevillano, del que se escapó por su cuenta y riesgo, tomó el Ave y se plantó en Madrid donde un alertado cirujano, el doctor Enrique Moreno (el mismo que trasplantó el hígado a Raphael) lo intervino satisfactoriamente. Pudo haberse muerto. Ya de nuevo repuesto se planteó su futuro. Su hermano, Carlos, el heredero del Ducado de Alba y del Palacio de Alba, lo echó de las habitaciones que ocupaba. Cayetano quitó hierro al asunto, pero la verdad es que lo puso, con toda la fineza que se quiera, de patitas en la calle. Y entonces prosiguió con la tarea que ya se había planteado: ocuparse de algunas de las propiedades ganaderas de la Casa de Alba, y comercializar sus productos son el membrete de la dinastía: aceites, jamones, carnes, otros embutidos, galletas, dulces y hasta una marca de cerveza. Negocio por ahora en fase de rodaje hasta que le sea rentable. Además, mantiene una marca de camisas y ropa con un distintivo que se anuncia con los colores de la bandera de España, de lo que él está muy orgulloso de haber dado a conocer en marquesinas de Madrid, Sevilla y sobre todo Barcelona.

Cayetano fue requerido recientemente para participar en la tertulia de una cadena de televisión nacional, donde opina sobre la actualidad. Lo hace en tono reposado pero firme. Quiere también que por aportaciones voluntarias pueda erigirse con su recaudación una estatua con la efigie de la Duquesa de Alba, que sería instalada donde reposan sus cenizas, en la sevillana Iglesia de la Hermandad de los Gitanos. Involucrado está asimismo en ayudar a cuantos refugiados sirios pueda traer a España. Dos familias ya las acogió en su finca "Las Arroyuelas", del término de Carmona, de la que le queda una, pues la otra pudo ya salir adelante por su cuenta. Eso habla de la solidaridad y el buen corazón, de este atractivo y vitalista aristócrata, ayer jinete destacado y "play-boy" en sus ratos libres, y hoy un hombre responsable, con ganas de ayudar a cuantos pueda. Y ello, insistimos, sin olvidarse de que pertenece a la Casa de Alba, pero sin recibir nada de ello, salvo lo que por legítima herencia le dejó su madre en el reparto familiar de 2011.

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