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La fidelidad de Sofia Loren con Carlo Ponti y cómo desechó casarse con Cary Grant

La actriz Sofia Loren viene invitada al Festival de Cine de Almería.

La actriz Sofia Loren viene invitada al Festival de Cine de Almería.
Sofia Loren | Archivo

Sofía Loren ha aceptado la invitación para asistir al Festival de Almería Tierra de Cine, que se celebrará en su XVI edición entre los días 12 y 18 de noviembre. En anteriores ocasiones el certamen contó con la presencia de Catherine Deneuve, Omar Sharif y Claudia Cardinale. Entre otras actividades, el mito más duradero del cine italiano dejará sus huellas en "el paseo de la Fama" que, a imitación del de Hollywood existe en una de las calles más céntricas de la capital almeriense, junto al edificio de los cines. Una de las razones esgrimidas por la dirección del Festival es la de que Sofía Loren rodó en Almería en 1972 la película Blanco, rojo y… a las órdenes de Alberto Lattuada.

La estrella, que cuenta en la actualidad ochenta y tres años cumplidos el pasado 20 de septiembre, conserva huellas latentes de la impresionante belleza y anatomía con la que deslumbró en los años 50 y 60 al mundo cinematográfico. Ha sabido siempre mantenerse en un envidiable estado sin que ella misma haya podido atribuirlo a una dieta determinada. A España ha venido en diferentes ocasiones, en dos de las cuáles tuve el honor de conversar con ella. De gran personalidad, con aplomo en sus respuestas, se portó siempre con los periodistas con simpatía y comprensión, al contrario de tantas otras colegas suyas cuyo divismo les impedía ser amables. Nunca padeció complejo alguno cuando comparecía con su marido, Carlo Ponti, que le llegaba físicamente un poco más arriba de la cintura. Y tampoco éste nos dio la impresión de sentirse disminuido o ridiculizado a su vera. Resultó ser una pareja muy unida a lo largo de los más de cincuenta años que permanecieron juntos.

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Sofia Loren y Carlo Ponti | Cordon Press

Sofía Loren consideró siempre a su esposo como el padre solícito y cariñoso que nunca tuvo. Quien le dio la vida, el arquitecto Ricardo Scicolone, fue poco más que una sombra en el hogar de la estrella, que vino al mundo en Roma fruto de las relaciones del mencionado con la profesora de piano Romilda. El señor Scicolone no quiso saber nada de la niña, ni de la madre, eludió el casamiento y se fue con otra mujer. Sofía tenía un recuerdo amargo de su progenitor. De ahí que albergara siempre en su alma infantil el deseo de sentirse protegida. Y ese papel lo cumplió perfectamente el orondo productor cinematográfico. Fue el año 1955, después de que Carlo Ponti la contratara como poco más que figurante en alguna de sus películas, cuando ya se fijó en ella, rodando La mujer del río y proporcionándole papeles de mayor entidad, al tiempo en que iba enamorándose profundamente. Sofía, sacando su temperamento napolitano (vivió en Pozzuoli hasta los diecisiete años aunque ya decimos que era romana) no defraudó a Ponti. Sabiéndose dueña de un cuerpo excepcional, se entregó al estudio de la interpretación y sin renunciar a su naturalidad impresionaría a los públicos cuando, por ejemplo protagonizó Dos mujeres, el filme que la convirtió en estrella mundial, ganadora de un Oscar de interpretación por su desgarro, tras una filmografía de comedias más en consonancia con su habitual desenvoltura y frívolos contoneos. Es a partir de esos primeros años 60 cuando Sofía Loren se gana el respeto de los cinéfilos, aunque repasando la totalidad de su carrera volvió a incurrir en otras películas de corte comercial y desenfadado.

Le fue siempre fiel a Carlo Ponti, aceptando de antemano que difícilmente podrían casarse en Italia, donde el divorcio estaba prohibido, y él seguía casado y con dos hijos. Pero en 1956 sucedió algo que hizo pensar a ambos sobre su futuro. Fue cuando Sofía Loren llegó a España para rodar en Segovia y Ávila la coproducción Orgullo y pasión. Al margen del argumento, uno de sus protagonistas, Cary Grant, se prendó de la italiana, empeñado en hacerla suya. Volverían a coincidir en Cintia. Y en esos encuentros fuera de la cámara, el actor británico residente en Estados Unidos le hacía ver que estaría mejor viviendo en Hollywood, por supuesto a su lado. Su insistencia por casarse resultó inútil, ni siquiera mofándose de Carlo Ponti y a pesar de que la seguía considerando una fulana, una pobre amante del productor. Sofía defendió su honor y reiteró a Cary Grant que no se iría con él, y que en Roma le esperaba su casa y la de Ponti. Éste, al conocer el acoso del actor (que como es sabido era bisexual) comprendió que debía acelerar su desposorio con Sofía Loren y en septiembre de 1957, hace ahora justamente sesenta años, concertó con ella una boda en México, sin validez por ello en Italia, donde él estaba considerado un bígamo. Ya en 1966 no tuvieron más remedio que formalizar su nacionalidad francesa, casándose en París. Toda esa situación les supuso la obligación de cambiar su residencia y abandonar Italia.

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Sofia Loren y Carlo Ponti | Cordon Press

Sofía, de acuerdo con su marido, hacía tiempo que deseaba ser madre. Hubo de desplazarse a una clínica de Ginebra, donde la fama del doctor Watteville como ginecólogo había llegado a sus oídos. Y aunque pareció dos abortos, finalmente gracias a los cuidados médicos la gran estrella dio a luz a su primer varón, Carletto, en 1968 y a Edoardo, en 1973; este último ejerce de realizador de cine desde hace unos años. Siempre tuvo presente Sofía Loren que antes de sus compromisos cinematográficos estaba su papel de esposa y madre. Y nunca se arrepintió de ello. Otros pretendientes, aparte del caso de Cary Grant, quisieron tener con ella algún "affaire" amoroso. Por ejemplo, Marlon Brando, que, cuando rodaron La condesa de Hong-Kong, (el fracaso más sonoro de Charles Chaplin como director) "se le fue la mano" tras las piernas y pechos de Sofía, fuera del guión, por supuesto. Y ella "le paró los pies" con una determinante mirada, que dejó al mítico astro casi sin aliento. Se cuentan otros casos, de Peter Sellers, atribulado porque lo había abandonado su mujer y trataba de consolarse con la Loren, y el de algún actor más que quiso propasarse, sin lograr sus propósitos libidinosos. Mucho se especuló en Italia con que Marcello Mastroianni sí que calladamente "se la llevó al huerto", algo que siempre negó Sofía, alegando que el hecho de haber compartido primeros papeles en bastantes películas no autorizaba a nadie a dar por sentado que fueran amantes. "Fue sólo mi mejor amigo", eso sí, aclaró ella.

Y en 2007, hace diez años, Carlo Ponti la convirtió en desconsolada viuda. Ocupada en seguir el trabajo de sus hijos, aceptando papeles ya de menor rango en el cine europeo, asistiendo a galas donde ha sido periódicamente agasajada como una de las grandes del cine, o escribiendo sus memorias y algunos otros libros de cocina, la existencia de Sofía Loren ha transcurrido tranquila, sabiéndose una dama admirada tanto en su profesión como fuera de ella. Una gran mujer, que reconoce haber triunfado por estas dos cosas: "Nací sabia y pobre". Y con talento, añadimos, y tesón para llegar a cuanto soñaba desde muy niña en Pozzuoli, ignorada por su padre y ambicionando salir cuanto antes junto a su madre de la miseria, en aquellos años de amargura de la II Guerra Mundial.

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