Menú
canción francesa

Las dos canciones de 'Las hojas muertas'

La canción francesa más conocida tras su himno, en su versión de Jacques Prévert y la de Serge Gainsbourg.

La canción francesa más conocida tras su himno, en su versión de Jacques Prévert y la de Serge Gainsbourg.
Yves Montand y Serge Gainsbourg

Después de La Marsellesa, su himno nacional, quizás la canción francesa más conocida es "Les feuilles mortes" ("Las hojas muertas") de 1945, con letra de Jacques Prévert y música de Joseph Kosma, elegía de cualquier amor cuyo milagro sólo se aprecia tras haberlo perdido.

Oh je voudrais tant que tu te souviennes. Des jours heureux où nous étions amis. En ce temps là, la vie était plus belle. Et le soleil plus brûlant qu'aujourd'hui. Les feuilles mortes se ramassent à la pelle. Tu vois je n'ai pas oublié. Les feuilles mortes se ramassent à la pelle. Les souvenirs et les regrets aussi. Et le vent du nord les emporte. Dans la nuit froide de l'oubli. Tu vois, je n'ai pas oublié. La chanson que tu me chantais.

C'est une chanson, qui nous ressemble. Toi tu m'aimais, et je t'aimais. Et nous vivions tout les deux ensemble. Toi qui m'aimais, moi qui t'aimais. Mais la vie sépare ceux qui s'aiment. Tout doucement sans faire de bruit. Et la mer efface sur le sable. Le pas des amants désunis.

 

 

Traducción española:

Cuánto me gustaría que recordaras los días felices en que éramos amigos. En aquel tiempo, la vida era más hermosa y el sol más ardiente que hoy. Las hojas muertas se pegan a la piel. Ya ves, no lo he olvidado. Las hojas muertas se pegan a la piel, y los recuerdos, y también las penas, y el viento del norte se los lleva a la noche fría del olvido. Ya ves, no he olvidado la canción que tú me cantabas.

Es una canción sobre nosotros: yo te amaba y tú me amabas. Lo vivíamos todo los dos juntos: tú, que me amabas; yo, que te amaba. Pero la vida separa a los que se aman muy suavemente, sin hacer ruido, y el mar borra sobre la arena el paso de los amantes desunidos. Es una canción…etc.

Muchos años después, un joven compositor y cantante llamado Serge Gainsbourg acometió una tarea casi suicida: glosar y, en cierto modo, continuar una canción de éxito, inalcanzable. Hay pocos precedentes. El más aseado tal vez sea "Me cansé de rogarle", primer verso de "Ella", pero nada añade a la gloria de José Alfredo Jiménez. En cambio,"La chanson de Prévert" consigue rendirle homenaje añadiéndole algo más: cómo escribir sobre los amores perdidos pero no olvidados después de haber oído "Les feuilles mortes"...

 Esta es la letra de Gaingsburg, que, como demuestra su sintaxis, no era Prévert:

Oh, je voudrais tant que tu te souviennes! Cette chanson était la tienne. C'était ta préférée, je crois qu'elle est de Prévert et Kosma

Et chaque fois les feuilles mortes Te rappellent à mon souvenir. Jour après jour les amours mortes n'en finissent pas de mourir

Avec d'autres bien sûr je m'abandonne Mais leur chanson est monotone Et peu à peu je m' indiffère A cela il n'est rien á faire.

Car chaque fois les feuilles mortes Te rappellent à mon souvenir Jour après jour les amours mortes

n'en finissent pas de mourir.

Peut-on jamais savoir par où commence Et quand finit l'indifférence? Passe l'automne, vienne l'hiver, et la chanson de Prévert, cette chanson, Les feuilles Mortes, S'efface de mon souvenir.

Et ce jour là Mes amours mortes En auront fini de mourir.

 

Traducción española:

¡Cómo me gustaría que te acordaras! Esta canción era la tuya. Era tu preferida. Era, creo, de Prévert y Kosma.

Y cada vez, las hojas muertas te traen a mi recuerdo. Día tras día, los amores muertos No terminan de morir.

Con otras, claro, me abandono. Pero es monótona su canción. Y poco a poco, me resultan indiferentes, sin que lo pueda remediar.

Porque, cada vez, las hojas muertas te traen a mi recuerdo. Día tras día, los amores muertos no terminan de morir.

¿Se puede saber dónde comienza y termina la indiferencia? Pasa el Otoño, llega el Invierno y la canción de Prévert, esa canción, Las hojas muertas, se borra de mi memoria.

Y ese día, mis amores muertos habrán terminado de morir.

 

En su aparente sencillez, estamos ante un torneo de sutilezas: la canción de la que habla Prévert es apenas un verso, pero suficiente para un recuerdo, para hacer inolvidable un amor. En cambio, la canción de Gaingsburg es la de Prévert, pero con el mismo sentido: la vida separa a los que se quieren y el mar borra en la arena de la playa los pasos que dieron juntos; sin embargo, sólo cuando se olvida la canción muere realmente el amor.

En Cultura

    0
    comentarios