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'Argo' y Ang Lee vencen a Spielberg en los Oscar

La gala de los Oscar de este año demuestra que la agenda de la Academia es propia e intransferible. Finalmente, Spielberg fue el gran perdedor.

La gala de los Oscar de este año demuestra que la agenda de la Academia es propia e intransferible. Finalmente, Spielberg fue el gran perdedor.
Mejor y peor vestidos

Argo fue la mejor película en una gala de premios muy repartidos y de marcado carácter musical, tanto por la presencia de Los Miserables como por la labor de su presentador, Seth McFarlane, que por cierto, tras empezar con un buen número inicial, realizó un trabajo correcto pero tampoco memorable. La película de Ben Affleck logró imponerse en la principal categoría sin que Lincoln encontrase consuelo en la de mejor director, tal y como se esperaba. 

Un duelo, el de Argo y Lincoln, que no se resolvió hasta el final de la gala, cuando ya se habían entregado los principales galardones (sin grandes pistas sobre qué película sería la favorita de los académicos) y en la que un inesperado Ang Lee se llevó el gato al agua con el premio al mejor director por La vida de Pi, en la que sin duda fue la gran sorpresa del evento.

¿La explicación? Muy fácil: el autor taiwanés ya tiene un Oscar por Brokeback Moutain, en 2005, pero aquel mismo año se le negó el premio a la mejor película en beneficio de la olvidada Crash por, probablemente, la temática homosexual de aquel filme. Un error que la Academia ha intentado subsanar ahora, con un nuevo Oscar como director aún a costa de un enorme feo a Spielberg y Lincoln.

Por cierto que Jack Nicholson, responsable de anunciar las contendientes con su característica voz ronca, dio paso a uno de los momentos más extraños y prescindibles de la ceremonia, con la mismísima Michelle Obama pronunciando por satélite un discurso de superación personal bastante fuera de lugar.

'Lincoln', gran perdedora

A medida que se acercaba la gala, las apuestas se lo iban poniendo más y más difícil a los que al principio eran los grandes favoritos, Lincoln y Spielberg. Una gala con varias películas premiables, en tanto Argo de Ben Affleck, que llegó a la ceremonia a la cabeza en las apuestas, y Lincoln, ésta con la ventaja de también estar nominada a mejor director, estaban situadas como finalistas y en práctica igualdad de oportunidades. En definitiva, los premios acabaron muy repartidos, siendo la de Spielberg la gran perjudicada de la noche con apenas dos galardones de un total de doce opciones a premio.

Las preseas a los mejores actores del año no se salieron de lo esperado, siendo para Daniel Day Lewis por Lincoln ("quisiera ver a Meryl Streep haciendo de él"), Jennifer Lawrence por El lado bueno de las cosas (que casi se va al suelo al recogerlo, quizá como resultado de la mirada de Emmanuelle Riva) y, como secundarios, el austriaco Christoph Waltz (en su segundo Oscar consecutivo con Tarantino) y Anne Hathaway por Los Miserables.

Los premios al mejor guión fueron para Chris Terrio por Argo (adaptado) y Tarantino por Django desencadenado (original), que al igual que su actor secundario repitió la jugada de Malditos Bastardos.

España, sin Oscar

La gala, como era de esperar, comenzó con La vida de Pi tomando ventaja en los aspectos técnicos, recogiendo los galardones a la mejor fotografía (el argentino Claudio Miranda) y efectos visuales, y en la que el vestuario de Anna Karenina, de la responsable de todas las películas de Joe Wright, le arrebató el Oscar al español Paco Delgado por Los Miserables (la cinta de Tom Hooper se tomó la revancha un minuto después, ya sin españoles de por medio, recogiendo la presea al mejor maquillaje).

Y llegó el homenaje a James Bond, necesario pero finalmente algo descompuesto. No hubo reunión de 007 por la negativa a presentarse de uno de ellos (hagan sus apuestas de quién fue, yo me lo imagino perfectamente), y la actuación de Shirley Bassey, la cantante más representativa de toda la saga, resultó espectacular pero algo carente de ritmo, el mismo que le sobra en los títulos iniciales de la enorme Goldfinger.

Una sección musical que continuó con un inexplicable homenaje a Chicago, que hace diez años ganó el Oscar a la mejor película (aunque casi nadie se acuerde), seguido de una memorable actuación de Jennifer Hudson, ganadora de la estatuilla por Dreamgirls, y por último el reparto al completo de Los Miserables, que resumieron los principales temas del musical y recogieron las mayores ovaciones de la gala, pese a la presencia de un criticado Russell Crowe. 

Entre homenajes a 007 y la actuación de Adele, Skyfall parecía destinada a ganar por la canción tras triunfar en los Grammy y los Globos de Oro. Y así fue. La de la cantante británica fue sin duda uno de los momentos estelares de la ceremonia.

El oso Ted cubrió la cuota de chistes de judíos, dando pie a uno de los momentos curiosos de la ceremonia, el de su acompañante humano Mark Wahlberg anunciando el empate técnico de dos películas, La noche más oscura y Skyfall, en lo que a montaje de sonido se refiere. Sin confusión de sobres. 

El momento sentimental lo cubrió el In Memoriam, que recordó a figuras como Michael Clarke Duncan, Charles Durning, Nora Ephron, Chris Marker, Ray Bradbury, el productor Richard Zanuckck, el creador de FX Carlo Rambaldi, el diseñado de producción J. Michael Riva, Herbert Lom, Tony Scott, todos ellos a ritmo de las Memorias de África de John Barry... culminando con una aparición especial de Barbra Streisand cantando Tal como éramos para homenajear al también fallecido Marvin Hamlisch, el músico al que la diva tanto debe.

En definitiva, la correcta (sin más) gala de los Oscar de este año demuestra una vez más que la agenda de la Academia es propia e intransferible, y que son los demás premios los que en todo caso tratan de amoldarse a ella.

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