Este fin de semana viene cargadito. El sábado, en Lisboa, la final de la Copa de Europa, y el domingo, Elecciones Uropeas.
¿Qué es lo más importante? ¿Qué es lo más emocionante? ¿El partidazo entre Real Madrid y Atlético? ¿Los comicios en que quizá algunos partidos pequeños metan una cuña de optimismo y de regeneración en la política española?
¿Ustedes qué opinan?
NOCHE DE FIESTA
por Monsieur de Sans-Foy
¡Fiesta de la democracia!
Colegios electorales
donde, en vez de colegiales,
van carrozas: verbigracia,
don Faustino y doña Engracia,
que recorren el pasillo
con el voto en el bolsillo:
"Siendo párvulo y canijo,
aquí estaba el crucifijo
y el retrato del Caudillo".
Por la tele, cobertura
hasta el mínimo detalle:
"Monjas saliendo a la calle
del convento de clausura
de Chiclana de Segura".
–¿Y ese empeño por la foto
del monjío con el voto?
–Para que el televidente
vea juntos el presente
y el pasado más remoto.
No hay eventos deportivos
ni se admiten las encuestas,
(por si fueran indigestas).
No hay debates agresivos
para los dubitativos.
-¡Qué coñazo de domingo!
-Pues igual me voy al bingo,
porque, tanta penitencia,
no la llevo con paciencia.
-¿Te jeringas? -Me jeringo.
Simpatizo con la idea:
no hay desgracia más segura
que vivir en dictadura.
El ambiente de Corea
no es ninguna panacea.
Soy demócrata y legal...
pero el hecho capital
es que incluso Eurovisión
es mejor programación
que la noche electoral.
EL PARTIDO DEL AÑO
por Fray Josepho
En este fin de semana
coinciden urnas y furbo.
Pero yo no me conturbo
por tal coincidencia insana.
Si la pasión se huracana
y la gente, por millones,
mira las televisiones,
lo hará, querido Mesié,
para ver el balompié:
jamás por las elecciones.
Los hinchas de los equipos
seremos, sin más matices,
cuando ganemos, felices.
Y de perder, pobres tipos
lagrimeando entre hipos
su abatido desengaño.
Por el partido del año
quizá tome un ansiolítico;
no lo haré por el político
que quiere pescar escaño.
Por eso, caro Mesié,
yo, que soy un fraile herético,
con el triunfo del Atlético
con júbilo saltaré.
Y si pierde, quedaré
contrito y desconsolado.
En fútbol, el resultado
no admite interpretaciones.
En cambio, en las elecciones
todos dicen que han ganado.
Sé que el fútbol es un juego.
Sé que es algo intrascendente.
Sé que no es inteligente
sufrir por él, desde luego.
Pero me desasosiego,
y aunque imprecar no es mi estilo,
se me pone el alma en vilo.
En fin, Mesié, hágase cargo…
El domingo, sin embargo,
iré a votar tan tranquilo.