Edward Snowden pretende haber desvelado las entretelas de los ominosos servicios de seguridad nacional de las grandes potencias, pero su hazaña palidece ante la de Yong Li, que el pasado jueves sacó a la luz uno de los secretos mejor guardados del programa de referencia de la España actual: Sálvame. Y además lo hizo sin darse cuenta, que para eso es vasco, vasco. Aquí lo tienen explicando la manera en que una guionista del programa le obligó a decir que la cocina de Amador Mohedano está llena de mugre. La ex del presunto guarrete sufrió un desvanecimiento repentino nada más escucharlo. ¿Será verdad que las broncas de Sálvame son sólo un montaje de la dirección del programa?
El ridículo de Beatriz Montañez a cuenta del régimen bolivariano llegó este lunes a su fin con un broche muy adecuado. En el programa que copresenta en Telecinco, Montañez reconoció que cometió un error. Pero eso sí, en un monólogo con gracietas tipo Club de la Comedia que provocaron las carcajadas del público. No parece la mejor manera de pedir disculpas a los millones de venezolanos que sufren el asesoramiento de su ídolo Iglesias, pero es que los progres hasta cuando reconocen sus errores tienen que dar la nota.
En La Sexta Noche del pasado sábado pudimos comprobar que las broncas no son patrimonio exclusivo de Paco Marhuenda y Eduardo Inda con el líder de Pablemos. Ahora bien, cuando son otros los tertulianos que entran en conflicto el tono es mucho más calmado. A los besos estuvieron a punto de llegar la diputada Arenales, del PP, y el diputado Carmona, del PSOE, ante la mirada sorprendida del periodista Antonio Martín Beaumont al que, de paso, le cambiaron el apellido.
Ahora que para motejar utilizando los apellidos, pocos con tan mala leche como Alfonso Rojo. Aquí lo tienen reafirmándose en sus apreciaciones sobre el IQ de Beatriz Montañez y llamando a Jesús Cintora, su caballero defensor en Las mañanas de Cuatro, con otro apellido tal vez molesto, pero sin duda mucho más nutritivo.