El Sábado Sensacional, espacio de variedades presentado por la mismísima Ana Obregón ese día por la noche en TVE, se convirtió en uno de los principales fenómenos de audiencia de la temporada. De audiencia, y en redes sociales. Los espectadores más críticos afilaron cuchillos contra un espectáculo de José Luis Moreno que, según decían, parecía directamente extraído de la televisión de hace quince años, con sus grafismos y estética. Tanto ha sido así que el hastag de Twitter #SábadoSensacional ha ocupado los primeros puestos durante todo el fin de semana.
En todo caso, supuso el regreso del popular rostro de Ana Obregón, un gran evento donde no pararon de desfilar numerosos artistas como Isabel Pantoja y Kiko Rivera, que deleitaron a la audiencia con su primera actuación juntos.
Acompañada por dos guapos, como lo son Josep Lobató y Pablo Puyol, además de una radiante Mar Saura, todos ellos nos trajeron el recuerdo de uno de los programas más míticos de la televisión pública de España, Noche de Fiesta. Sábado Sensacional recogió el testigo de estas galas que se celebraban semanalmente para traernos una gran cantidad de actuaciones.
Ajena a las críticas, Ana Obregón trató de cumplir con lo suyo con alegría, buen hacer y luciendo una increíble figura en un vestido largo en color blanco, con toques de pedrería.Ana venía con las pilas cargadas para seguir en televisión, quizás para futuras colaboraciones, aunque su futuro sigue siendo Estados Unidos.
Una noche en donde el las tácticas de ligue de Ana fueron las protagonistas. Que si un bailecito por aquí, que si un piropo por allá, la presentadora no dudaba en sacar sus armas de mujer para disfrutar de la noche y de todos los invitados masculinos que acudieron al Sábado Sensacional. Junto a sus otros compañeros presentadores, los cuatro se llevaban a las mil maravillas y no dudaron en hacer un brindis por lo bien que salió la gala.
A pesar de que ha habido críticas por el formato del programa, sin duda, Ana Obregón está más pletórica que nunca y se nota que la televisión sigue siendo lo suyo.
