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Los polos opuestos se atraen en 'Adán y Eva': un bombero acaba con la chica sin complejos

Él se considera "un regalito" y ella odia a los "chicos de gimnasio".

Él se considera "un regalito" y ella odia a los "chicos de gimnasio".
Alejandro y Montse en 'Adan y Eva' | Imagen de televisión

Una semana más, Cuatro nos deleita con un nuevo episodio de Adán y Eva, reality romántico en el que sus participantes son "abandonados" desnudos en una paradisiaca isla... para comprobar si entre ellos surge el amor.

Los primeros en llegar a la isla en su cuarta edición fueron Alejandro y Montse, el primero "un regalito" -debe ser por el tamaño de sus brazos y abdominales-, y ella una mujer que se define a sí mismo como alquien "que no tiene complejos". En resumen: un bombero acostumbrado a la dieta y al gimnasio y una chica más rellena y alegre que él. Al principio, el estereotipo se cumplió, y la atracción entre ellos fue inexistente. A ella no le gustaban "los chuliboys" o "chicos de gimnasio", según sus propias palabras, mientras el bombero prefería las chicas explosivas y tatuadas.

Este cachas valenciano, que aún no es capaz de entender por qué no tiene novia con el partidazo que es, deja sin habla al verle, principalmente por su tremendo tatuaje en el coxis, que no puedes dejar de mirar sea cual sea tu preferencia sexual. Por su parte, Montse se muestra muy segura de sí misma, sin complejos, pese a que sus formas redondeadas no encajan con ciertos . "Me dicen que soy muy morbosa y muy sexy", asegura en su presentación.

El valiente bombero, capaz sin embargo de asustarse porque una avispa se le acercaba, empezó a jugar con la primera Eva del reality. Se calificó a sí mismo como un "superhéroe del siglo XXI" como pista para adivinar cuál era su profesión. Ella, persona con estudios que las coge al vuelo, se arriesgó y dijo: "Eres bombero", ganando así un minipunto.

De todas formas, Alejandro demostró ser una caja de sorpresas con las ideas muy claras. El programa preparó una romántica cena para la pareja, formada por pizza, pasta y botella de vino. Y claro, a ver si nos vamos a creer que mantener esa tableta de chocolate es fácil... el joven confesó alimentarse sólo de arroz hervido. Por eso, prefirió no saltarse su dieta ni una sola vez y comer solo unas latas de atún que sacó de una bolsa.

Si ya la relación entre estos dos concursantes era bastante surrealista, a esto se sumó la llegada de la segunda Eva, Sonia, una chica más del estilo del musculoso bombero, delgada, tatuada y con un "look" más agresivo. ¿Hemos mencionado también pechos de silicona? Porque los tenía, y bastante voluminosos. Como era de esperar, la pareja se sintió atraída desde el principio, porque Dios los cría y ellos se juntan. Por si había alguna duda, la rubia dijo: "A mí los bomberos me encantan. Apagan fuegos. Yo a Alejandro le haría un favor y, para hacerle uno, no le haría ninguno, le haría uno detrás de otro", muy fina ella.

La cita entre ellos dio lo que prometía. Sonia apareció con una bolsa, pero no dijo qué había dentro. El espabilado Alejandro lo primero que se le vino a la cabeza es que era "un consolador", porque es el accesorio estrella para llevarse a una isla. Contra todo pronóstico, no era el vibrador esperado, sino unos botes de pintura para dibujar el cuerpo del bombero y aprovechar para tocarle por todas partes. Sonia no demostró tener demasiadas habilidades pictóricas, pero aprovechó la ocasión para toquetear todo lo que pudo al bueno de Alejandro.

Sonó la campana y llegó la hora de decidir. Se acabó el sueño de Alejandro de compartir isla desierta con una rubia y una morena. Y atención: a pesar de la cita anterior, Montse consiguió conquistar al Adán del programa, después de que éste le diera un masaje con los ojos vendados y un beso en el cuello.

Dejando a un lado los prejuicios, escogió por fin a la chica sin complejos para empezar una relación, que eso sí, a saber cuánto dura. Una relativa sorpresa.

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