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Pablo Molina

TVE y su cruzada navideña contra la infancia

TVE se ensaña con la infancia, a la que atiza unos programas que rozan el maltrato infantil. Un verdadero horror.

Las vacaciones de Navidad propician que la familia se reúna por las noches frente al televisor sin necesidad de batallar con la chiquillería para que se acueste pronto porque al día siguiente hay cole. El frío invernal y las vacaciones contribuyen a que se consuman más horas de televisión en familia, y eso es algo que las distintas cadenas intentan aprovechar ofreciendo una programación especial para esos días tan entrañables. Lo más recurrente es sacar del baúl películas típicamente navideñas. Antes era obligado el cine de Capra, con Qué bello es vivir como referencia. Ahora las cadenas tiran más de las pelis de animación, algunas de las cuales son pequeñas joyas, como Up (Disney/Pixar), cuyos primeros cinco minutos constituyen una de las más bellas historias de amor que ha ofrecido el cine en las últimas décadas.

El cine navideño de estas características es tolerable, pero cuando las cadenas se ponen a ofrecer programas especiales en plan Galas del Sábado el resultado es para salir corriendo. El caso de TVE es particularmente lamentable porque, además, se ensaña con la infancia, a la que atiza unos programas que rozan el maltrato infantil. Un verdadero horror.

La noche de Reyes fue la elegida por los directivos de TVE esta Navidad para aterrorizar a la audiencia infantil con un programa de variedades en el que la caspa catódica salía disparada, como si en vez de un televisor tuviéramos en el salón el cañón de nieve artificial de las pistas de Sierra Nevada. Carlos Lozano y Mar Saura de presentadores, con Irma Soriano de invitada especial, ya acotan suficientemente la altura estética de un programa dirigido al público infantil, pero el resto de la troupe contribuyó a que, en conjunto, el especial de la noche de Reyes de TVE no desmereciera en calidad al show de los Morancos que la cadena pública había ofrecido con anterioridad.

En esa noche televisiva para los niños destacó la actuación de Kiko Rivera, un artista hecho a sí mismo, modelo de sacrificio y dechado de virtudes, que ha iniciado una prometedora carrera musical después de algunos escarceos en el séptimo arte. Un genio de la escena y un ejemplo para las jóvenes generaciones, en definitiva, que pone de relieve una vez más el carácter formativo de la televisión pública. Azúcar Moreno y Andy y Lucas también aparecieron, mientras tres actores disfrazados de Reyes Magos comentaban la jugada sentados en un sofá. Y entre tanto unos niños contando chistes, bailando coreografías de primero de escuela de danza de barrio y cantando flamenco, porque aquí en cuanto un niño aprende a berrear por bulerías hay que llevarlo urgentemente a la tele para dar envidia a todas las abuelas de España.

Es el modelo de Canal Sur y Juan y Medio exportado al resto de la nación en horario de máxima audiencia, para que luego se rían de Pedro Sánchez cuando dice que la Pesoe de Andalucía es un ejemplo a seguir.

Esto de poner a los niños a imitar a lo peor de los mayores que salen por televisión no nos va a salir gratis. Especialmente a TVE, que se ha sumado a esta labor de fabricación de futuros concursantes de Gran Hermano con un rigor estajanovista impropio de una empresa estatal.

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