Los escándalos que acosan a los primeros espadas de Podemos han obligado a la formación ultraizquierdista a echar mano del siguiente escalón de personalidades del grupo para acudir a las tertulias televisivas, el lugar al que tanto deben, aunque últimamente se hayan convertido en un espacio inhóspito en el que, un día sí y otro también, los representantes del partido de Iglesias se pegan importantes batacazos. Este sábado fue Luis Alegre el encargado de hablar en nombre de Podemos en la segunda tertulia favorita de Iglesias y los suyos (la primera es, por supuesto, la del gran Jesús Cintora en las mañanas de Cuatro). En La Sexta Noche, Alegre acudió para blasonar del éxito "histórico" que, según él, había tenido la marcha convocada por su partido. Lo que recibió fue dos sonoros revolcones, a manos de Antonio Miguel Carmona y, sobre todo, Eduardo Inda que, tertulia a tertulia, agranda su leyenda de bestia negra de los podemitas.
Luis Alegre no parece haberse enterado de que la chulería queda mal en pantalla, como el propio liderísimo Pablo Iglesias ha reconocido en referencia a su última participación en La Sexta Noche. O se ha enterado y le da igual, porque lo cierto es que no evitó la sonrisa de suficiencia, incluso la risa indisimulada, cuando los periodistas presentes en el programa le recordaban los escándalos que sacuden a su formación. Inda y Carmona se encargaron de que, en cuestión de minutos, la risa de Alegre se convirtiera en estupor primero y honda preocupación después.
El candidato socialista a la Alcaldía de Madrid le afeó su ignorancia sobre las convocatorias de las concentraciones a favor de la sanidad pública. "La marea blanca se convoca todas las semanas, pero ya va muy poca gente", dijo Alegre, cuando lo cierto, como le recordó Carmona, es que se convoca el tercer domingo de cada mes. El líder de Podemos perdió la sonrisa de golpe y ya no supo qué más decir sobre este asunto.
Peor se lo puso Inda cuando le pidió que explicara qué Gobierno le pagó 150.000 dólares por un trabajo académico dedicado a enaltecer la figura de Hugo Chávez. Alegre se defendió asegurando que fue un premio a su tesis doctoral concedido por un jurado internacional y, por si fuera poco, "pagué mis impuestos en España" añadió. Sólo faltaba, claro. Pero por más que el periodista le insistió, el secretario de Participación Ciudadana de Podemos se negó a decir de dónde salió el pastón que recibió por un trabajo académico que, aunque por el importe lo parezca, no es precisamente un hallazgo científico que vaya a revolucionar la vida del ser humano en el planeta.
Alegre fungió este sábado de cirineo, ayudando a Iglesias a arrastrar la cruz de Podemos por los platós de televisión. Ya ni siquiera la protección de los presentadores progresistas es suficiente para evitarles un sofoco tras otro. Ahora es cuestión de ver cuánto dura en el terreno de juego este suplente antes de que los jefes de Podemos decidan echar de nuevo mano al banquillo.