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Ana Pastor y el ministro Marianista-Leninista-Riverista

García Margallo visitó El Objetivo y defendió a Rajoy, reconoció citar a Lenin y se declaró admirador de Albert Rivera.

García Margallo visitó El Objetivo y defendió a Rajoy, reconoció citar a Lenin y se declaró admirador de Albert Rivera.
Pastor y Margallo durante la entrevista | Imagen TV

España tiene la suerte de tener en su Gobierno a García Margallo, un ministro de Exteriores de una versatilidad sin parangón, que anoche puso de manifiesto nuevamente en el programa de Ana Pastor, el foro donde los políticos acuden a pasar un mal rato al menos una vez cada legislatura. Como jefe de la diplomacia española, Margallo demostró su habilidad para evitar una inconveniencia sobre cualquier asunto, ni siquiera cuando suceden cosas en su negociado que provocan fuertes polémicas en la opinión pública. Su posición acerca de cualquier controversia es no tener opinión y culpar a otro ministerio, el que sea. En casos extremos Margallo tiene dos opiniones: una y la contraria.

Ni siquiera Ana Pastor fue capaz de hacer que manifestara algo concreto sobre asuntos tan acuciantes como la muerte de los espeleólogos en Marruecos, las pretensiones del juez Ruz de juzgar las masacres padecidas por los saharauis, las visitas de Zapatero a Cuba o las últimas majaderías de Nicolás Maduro contra España y su Gobierno. La presentadora de La Sexta comenzó acosando al ministro, pero ante la ingenuidad con que trataba de huir de la polémica prefirió cambiar de tono porque, en el fondo, Margallo es como ese tío solterón que todos tenemos, con el que no te puedes enfadar aunque se ponga pesado en las reuniones familiares contando una y otra vez la misma historia.

Ahora bien, en lo que respecta a su devoción por el jefe del Gobierno, el ministro no admite medias tintas. Ana Pastor jugó con él mostrándole una intervención desafortunada de Rajoy para ver cómo defendía lo indefendible. Pues ahí estuvo Margallo, en el papel de primer marianista, sacando pecho para que nadie le pueda disputar el puesto.

Pero el ministro de Exteriores no sólo admira a Rajoy. Sus influencias son tan eclécticas y su trayectoria política tan dilatada, que reconoció citar a Lenin y admirar a Albert Rivera, "un catalán que defiende a España en Cataluña". Entonces recordó la cruzada de Rajoy contra Ciudadanos y rápidamente señaló que una cosa es Rivera y otra su partido, dos conceptos que no conviene confundir (sobre todo a él).

Ana Pastor acabó riéndose con las cosas del ministro, que anoche fundó en su programa el Marianismo-Leninismo-Riverismo, una escuela de pensamiento comprehensiva y acomodaticia como no habíamos visto desde de la UCD. Justo lo que le faltaba a España en estos momentos.

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