Una semana más Alberto Chicote tuvo que enfrentarse a una verdadera pesadilla con los empleados y dueños. Esta vez, el cocinero aguantó insultos, empujones y acusaciones en La Hamburguesía. Los dueños, Clara y Juan, estaban a punto de la bancarrota y él se despreocupaba tanto de ella que eso le desmoraliza más. Juan reflejó su lado más amargo y la indiferencia que siente por su esposa.
Como en cada programa, Chicote quiso probar el menú del local para poder opinar sobre sus errores y aciertos en la comida, algo que le pareció "una basura como un avión". Al instante entendió que Clara, la dueña, estaba desesperada y necesitaba urgentemente su ayuda. Ésta tenía que aguantar diariamente las impertinencias y burlas de sus empleados, los cuales no la respetaban.
El chef se enfrentó a uno de los momentos más duros cuando Juan, el dueño, acusó al programa y al propio cocinero de desenchufar la nevera del local para entorpecer el trabajo de todos. Esto indignó tanto a Chicote que decidió irse, pero Clara le persiguió y suplicó entre lágrimas que le ayudara por sus hijos. La dueña estaba tan destrozada por dentro que el presentador de Pesadilla en la cocina le puso en contacto con una psicóloga para que le ayudara con sus problemas de autoestima y se quedó por ella.
Otro hecho histórico después de tres temporadas de programa fue que Chicote decidió poner a otra persona como cocinera y prescindir de los trabajadores que había, porque los empleados que tenía Clara no la respetaban ni eran buenos en su trabajo. De hecho, uno de ellos empujó al presentador por defender y dar la cara por la dueña. Clara, después de la prueba final, tenía que decidir si el personal anterior se quedaba o se iba y lo que hizo fue proponerles quedarse pero ejerciendo otras funciones. Uno de ellos se mofó de la situación, pero se aclaró qué llegaron a decidir.