Menú

Eurovisión: ¿un festival sin política?

Todo el mundo sabe o ha oído hablar de los famosos factores geopolíticos, que de todas formas esconden realidades más dramáticas.

Todo el mundo sabe o ha oído hablar de los famosos factores geopolíticos, que de todas formas esconden realidades más dramáticas.
Un fan eurovisivo | EFE

Todos los temas de Eurovisión sin casi excepción versan directamente sobre buenos sentimientos. Reconocimiento, amor, verdad... la organización prohíbe, de hecho, los temas políticos para evitar que el certamen se convierta en un reflejo de las disputas del día a día y la poco simpática actualidad política.

Eso sobre el papel, porque la realidad del concurso es más áspera de lo que pudiera parecer. Para empezar, sí existen factores políticos sobradamente conocidos que influyen de manera clara en las votaciones. Tal y como José María Íñigo ha subrayado durante sus años y años al frente de la narración del espacio, cada país tiende a conceder puntos, en mayor o menor medida, a aquellos que lindan con sus fronteras, dejando más o menos oscurecidas las cualidades musicales de cada representante.

Estos factores se fundamentan en el equilibrio entre los países del norte y el este, y ocasionalmente ha tendido a beneficiar a determinados países como, por ejemplo, Alemania, con tantos países fronterizos en torno a su enorme extensión. Debido a esto, escandinavos y países del Este están empatados a cinco victorias en lo que va de siglo, y los nórdicos tienen mucho más fácil eso de jugar en casa... y hacerlo para ganar.

Tal y como informa RTVE en su web, desde el año 2000 en cuatro ocasiones no ha ganado un país nórdico o uno del este. Turquía (2003), Grecia (2005), Serbia (2007) y Alemania (2010) han sido los afortunados. Después están los países mediterráneos y el Big Five, del que España forma parte -y que no se votan entre ellos- que cada año determinan el ganador.

Todo esto es geopolítica, un elemento que además de modificar el flujo de puntos entre países oculta factores humanos mucho más dramáticos. Ahí está el desprecio de Rusia hacia los homosexuales (que se manifestó en el concurso el año pasado de manera muy clara, y le reportó abucheos durante su actuación) y el conflicto de ese país con Ucrania, ahora ocupada por las fuerzas de Putin. En una maniobra de infinita hipocresía que parece haber funcionado, al menos a tenor de las apuestas, ha presentado una canción sobre la tolerancia, A million voices, que la verdad, ha gustado a casi todos.

Y más supuestos mensajes, esta vez ocultos. Es el caso de Armenia, que participa con el grupo Genealogy y la canción "Face the shadow", tema que tiene como estribillo "No lo niegues", una supuesta alusión a la masacre turca de armenios en la I Guerra Mundial que llega, precisamente, en el centenario de la misma, de la que Turquía niega que fuera un genocidio. Para tratar de zanjar la polémica, se cambió el título del tema de "No lo niegues" a "Face the shadow" (enfréntate a la sombra), sin tampoco arreglar demasiado.

La geopolítica indica claramente que debemos apoyar a Estonia. ¿Las causas? Las recientes hostilidades en Ucrania y Rusia y su situación cercana a Escandinavia, que favorecerían a la madrileña Edurne a la hora de escalar en la lista de la victoria.

Temas

En Chic

    0
    comentarios