Este domingo el invitado especial de Viajando con Chester fue Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito, quien, tras atropellar mortalmente a Benjamín Olalla Lebrón hace once años y pagar su condena, redujo al mínimo todas sus apariciones públicas y se centró en su trabajo. Después de tanto tiempo, el bailaor de flamenco ha hablado de lo que sucedió ese trágico día y desveló que es un tema que le sigue haciendo temblar aunque "ya ha conseguido perdonarse".
Inevitablemente, es consciente de que este accidente en el que acabó con la vida de un hombre de 35 años se recordará eternamente aunque "ya haya pagado la deuda". "Han pasado 11 años y es algo que siempre pienso por respeto a su familia y a la mía, que ha sufrido también. Es un capítulo que me hace temblar pero que, al mismo tiempo, los años van apartando un poco. Yo lo he pagado y lo sigues pagando pero ni Dios puede cambiar el pasado", reconoció con tristeza el invitado.
También confesó que algún día contará cómo vivió él lo ocurrido para que el público pueda conocerle un poco mejor y dejar a un lado todo lo que se ha dicho de él en los medios. Añadió: "Intenté contactar con la familia de la víctima y no quisieron hablar y lo entendí" y afirmó que él ya se había perdonado por lo que hizo, porque "no es lo mismo hacer algo queriendo que sin querer".
Además, confesó que era justa la condena que pagó y que necesitaba cumplirla porque "si no no podría vivir". Este incidente también "condicionó su carrera" hasta ahora, que todavía hay sitios donde no le dejan trabajar, como en Japón.
La infancia de Farruquito
El bailaor viene de una familia que "le ha puesto el listón muy alto" porque su abuelo "es el más grande", y eso es algo que pesa y presiona. Con tan solo 12 años "tuvo que elegir entre las botas de fútbol y las de bailar" y con 18 "se quedó de cabeza de familia" porque su padre sufrió un infarto cerebral.