La cantante Barei se encuentra desde hace días en Suecia ensayando su número final en el Globe Arena de Estocolmo, dispuesta junto a su equipo a pulir los últimos flecos de su actuación del sábado en Eurovisión.
Pero a tenor de los primeros resultados de los dos primeros ensayos, tendrán que esmerarse en ello. Aunque España tiene asegurado el pase a la gran final, su propuesta no ha gozado del apoyo de la prensa y público allí congregados. Tanto es así que España ha caído del top 10 hasta el número 17, a la espera de que las innovaciones en el número hagan su efecto.
Rodeada de bailarinas, con un vestido dorado y sus habituales zapatillas, la apuesta de Barei para su canción "Say Yay" no surtió su efecto. La actuación comienza de manera sobria, con la cantante sobre un fondo negro iniciando los primeros compases... hasta que tras unas estrofas, en cierto punto de la actuación tiene lugar una de las ideas arriesgadas de su coreografía.
Y ahí está gran parte del problema. El problema es la puesta en escena, no la cantante ni la canción, que todo el mundo considera pegadiza.
A mitad de la actuación, Barei finge una caída subrayada por un gran apagón en el estadio, una aparatosa pausa que frena el ritmo y requiere el apoyo de todos los elementos audiovisuales y escénicos. Después, la cantante recupera el hilo de la canción con una sección más espectacular y épica, repleta de efectos de luz y color.
Un recurso que, contra lo esperado, no ha tenido el efecto deseado en la audiencia y que va a requerir un repaso por parte de sus responsables. Hasta ahora, la crítica había valorado positivamente la canción, que figuraba en el top ten de las mejores del festival. Pero tras desvelarse esta gran baza, la buena sensación ha disminuido y España cayó hasta el 15 en las casas de apuestas. El segundo gran ensayo no solucionó las cosas, con España cayendo hasta el 17.
Es cierto que todavía quedan ensayos y posibilidades de cambio, tal y como ha reconocido la propia Barei. Este lunes, por ejemplo, ya se percibió a las coristas más alejadas de la cantante, uno de los problemas señalados en el primer ensayo. Y a diferencia de antes, con pie de micro, para no restar protagonismo a la solista. No obstante, también se señalan problemas con la iluminación, fácilmente subsanables a nivel técnico... y ese otro factor más importante y arriesgado: la dichosa caída.
Los cambios se han ido sucediendo, lo que significa que Barei y su equipo están tomando nota de lo que no funciona. Ella recuperó el vestido del primer ensayo, con un número impreso sobre la tela: el número 3, su número de la suerte.
La cantante, de momento, asegura estar más confiada. En declaraciones a RTVE, Barei ha reconocido que "sí, ha habido cambios y muy sustanciales que van a marcar mucho la diferencia". Y añade: "Tras este último ensayo estamos mucho más convencidos".