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Las dos únicas veces que España ha ganado Eurovisión

Esta vez, Barei nos representa con un tema en inglés. ¿Una renuncia gratuita, la del español en la canción de España?

Esta vez, Barei nos representa con un tema en inglés. ¿Una renuncia gratuita, la del español en la canción de España?
Massiel y los ganadores del 68 | Cordon Press

Sesenta y una ediciones con la presente lleva ya el Festival de la Canción de Eurovisión, que este año se celebra en Estocolmo y donde nos representa la madrileña Barei con un tema de estilo soul, "Say Yay!", que es de su autoría y de su novio, Rubén Villanueva, con la colaboración de Victor Púa. Por lo común, cada país representante (son esta vez veintisiete los que compiten en la final) lo hace con una canción en su idioma propio. Así, Alemania, Italia, Portugal, Francia… Pero España, esta vez, no: como la grafía del título indica, con ese signo de interjección, será en inglés. No hay argumentos que contravengan esa decisión de Televisión Española. Pero ¿no hubiera sido más coherente, como normalmente siempre sucedió, que la artista elegida interpretara su canción en la lengua de Cervantes? Pues, no, señor. Parece que actuando en la de Shakespeare tendremos más oportunidades, al ser el idioma sajón el más extendido en Europa. No es un certamen cultural, sino un evento musical donde se entremezclan intereses comerciales, políticos, de intercambios de negocios entre las televisiones… Pero prescindir de la lengua autóctona prefiriendo otra por puros señuelos internacionales nos parece una renuncia gratuita.

De ese modo, "Say Yay!" puede calificarse de una canción más impersonal en la voz, excelente desde luego, de Barei, que puede figurar entre las miles y miles que hoy circulan por YouTube en inglés, pasto del consumo urgente. A su intérprete le servirá el Festival para que la contraten en países anglófilos, donde se hable esa lengua, me refiero. Se llama Bárbara Reyzábal González-Aller, tiene treinta y cuatro años recién cumplidos, y pertenece por vía paterna a una familia muy significada en negocios del mundo del espectáculo: productora de cine, de distribución y exhibición y salas de baile. Está muy compenetrada con su novio, el compositor y productor Rubén Villanueva, que ha trabajado anteriormente con Paulina Rubia y Malú, entre otras figuras. La apuesta con "Say Yay!" refleja los esfuerzos necesarios para salir adelante, pues ellos mismos se consideran luchadores a lo largo de quince años hasta ser ahora conocidos. Barei ha tenido muchas dificultades para grabar sus canciones. En Estocolmo estará acompañada por un coro de cuatro voces femeninas y una quinta situada fuera del escenario.

El sistema de votos imperante es ahora a base de un cincuenta por ciento a cargo del jurado y la otra mitad emitidos por los telespectadores, en directo. La Unión Europea de Radiodifusión creó en 1956 el Eurovisión Song Contest, aquí llamado simplemente Festival de Eurovisión. Tan sólo siete países concurrieron entonces. España lo hizo a partir de 1961. Hasta entonces aquel certamen nos era inédito. Tampoco es que luego despertara pasiones, salvo en 1966, cuando Raphael acudió con "Yo soy aquel", quedando en séptima posición, y sexto al año siguiente con "Hablemos del amor". Ese interés de la audiencia española se mantuvo en ediciones posteriores, aunque dependiendo de la popularidad del artista elegido.

El triunfo de Massiel en 1968 con "La, la, la", precedido del escándalo cuando Serrat se negó a cantar esa pieza en castellano, exigiendo hacerlo en catalán, aún se recuerda en la memoria de muchos compatriotas. Sorpresa fue que al año siguiente, Televisión Española, que es quien realmente figura como responsable, se alzara otra vez con el primer premio, aunque fuera compartido con otros tres países, con "Vivo cantando", que defendió la barcelonesa Salomé. Y ya no volvimos más a ganar, aunque hubo tres ocasiones que merecen la pena recordarse, pues estuvimos a punto de obtener el primer puesto.

En 1971 Karina rozó con "En un mundo nuevo" esa victoria, pero quedó, muy dignamente, en segunda posición. Fue en Dublín, donde estuve presente. Nada más acabar la gala, escuché al representante oficial de TVE, esta frase dirigida a uno de sus subordinados: "¡Uff! Menos mal que no hemos ganado!" O sea: millones de españoles en su casa, siguiendo la retransmisión y confiando en ese triunfo y resulta que el político de turno que encabezaba la delegación española se sentía feliz al haber perdido. Pero ¿por qué se sentía aliviado? Muy sencillo: de haber ganado, nuestro país estaba comprometido a organizar la siguiente edición, lo que suponía un considerable desembolso económico. Es lo mismo que ocurrió en 1979, cuando Betty Missiego, en Tel Aviv, también quedó en segundo puesto con "Su canción". Lo grotesco es que España regaló el triunfo a Israel. ¿Cómo? Nuestro país intervenía en última posición y los jurados votaban, naturalmente, al final. Antes de que el jurado español tomara parte, la pantalla señalaba que nosotros teníamos 116 puntos, siguiéndonos Israel, con uno menos. ¿Qué pasó después? ¡El jurado español regaló diez puntos… a Israel!. Nadie entendió aquello. Recuerdo a Betty Missiego completamente desolada. Ocurrió que el Presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, dio la orden a quien correspondiera, para que no ganara la canción española. Así, como en el caso antedicho, no tendríamos que encargarnos de la organización del Eurofestival al año siguiente. No estaban nuestras arcas para dispendios.

Y entre medias de todo lo referido quiero magnificar la presencia del grupo Mocedades el año 1973 con una de las mejores canciones de toda la historia del Festival de Eurovisión, no sólo de las españolas, sino de todos los países en conjunto: "Eres tú", del extraordinario compositor, no suficientemente reconocido y, habida cuenta que ya fallecido, tampoco hoy recordado como se merece: Juan Carlos Calderón. Aquel año el certamen se celebró en Luxemburgo y quedamos también los segundos, a cuatro puntos del primero, el país anfitrión. Luego, las demás ediciones eurofestivaleras han sido más para olvidar que otra cosa. Anabel Conde, desde luego, no me olvido, se situó la segunda en 1995, con "Vuelve conmigo". Los terceros, en 1984, el grupo Bravo, con "Lady, lady". Y el resto, la mediocridad como resultado, aunque en conjunto algunos de nuestros lectores acaso recuerden presencias aceptables como la de Julio Iglesias con "Gwendolyne", en 1970, Peret con "Canta y sé feliz" en 1974, Sergio y Estívaliz, año 1975 defendiendo "Tú volverás", Micky y “Enséñame a cantar”, en 1977, Paloma San Basilio en 1985 con “La fiesta terminó”, Sergio Dalma con “Bailar pegados”, año 1991… Y poco más, olvidándonos desde luego de aquella payasada de un friki, que se sometió a los trapicheos de un presentador televisivo y un cómico que, manipulando los sistemas de votación, consiguieron elegirlo aquel año para acudir al festival.

Particularmente sigo pensando que el Festival de la Canción de Eurovisión es un mercado, una feria de canciones que nada tienen que ver entre sí ni responden a los gustos generales de la audiencia, pero al ser ésta millonaria despierta un inevitable interés. Que por lo general no se corresponde con la calidad.

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