El exbanquero Mario Conde, investigado por la Audiencia Nacional por el caso Banesto y en libertad bajo fianza, acudió de nuevo a Intereconomía y el programa El gato al agua, donde se manifestó "anímicamente muy golpeado" y, efectivamente, mostró un aspecto físico más demacrado tras su paso por la cárcel.
Conde prefirió omitir detalles a la espera de acreditar ante el juez Santiago Pedraz la procedencia lícita de dicho patrimonio. Pero sí aclaró que el dinero investigado no procedía de Banesto sino de "una operación muy anterior" de 1980, cuyos fondos permanecieron "durante treinta años" en un banco suizo.
Conde conversó en el programa de Javier Algarra y confirmó su deterioro físico, señalando que además del golpe anímico, ha perdido "tres o cuatro kilos". Pese a su aspecto bronceado y el traje, el cambio respecto a antes de ingresar en prisión es notorio.
"Uno ya tiene experiencia de todas las veces anteriores, pero ahora han metido a mis hijos y colaboradores muy cercanos, a los que han calificado ni más ni menos que de organización criminal, como si vendiéramos armas, nos dedicáramos a la trata de blancas o a las drogas".
Dijo Conde que "no puede cantar lo que no existe", por lo que todo se reduce a buscar "alguna explicación" a lo que ha ocurrido. "Es como si la Guardia Civil hubiera tomado la decisión de detenerte, llevarte a unos calabozos donde estuvimos desde la noche del lunes y todo el día del martes sin hacer absolutamente nada, hasta que llegó la hora de declarar por la noche, en unas condiciones físicas regulares donde no te puedes asear ni lavar, y compareces esposado al día siguiente, el 3, con las manos en la espalda como un etarra y un aspecto regular".