La fama de Kim Kardashian (y la de su familia) es digna de estudio. No se sabe muy bien por qué despierta tanto interés, pero todo lo relacionado con su vida genera millones de dólares. Portadas de revistas, imagen de firmas de moda, su propio videojuego, una app en la que cuenta su vida y, por supuesto, sus millones de seguidores en redes sociales la han convertido en una de las mujeres más ricas e influyentes de Estados Unidos.
Mucho se ha hablado de que su fama y fortuna provienen de sus desnudos y la sobreexposición de su cuerpo, pero la mujer de Kanye West sabe reinventarse y ha conseguido que millones de personas estén pendientes de ella y quieran imitar su estilo de vida. Esto último se debe al juego Kim Kardashian: Hollywood, que le ha hecho ganar casi 41 millones de euros. De ahí que sea la nueva protagonista de la prestigiosa Forbes.
El último número de la revista de negocios dedica su portada y reportaje principal a Kim K., que se asoció a la empresa Glu Mobile para poner en marcha su propio videojuego. Éste consiste en recrear la vida de la celebrity, pasando por los mismos lugares que ella y enfrentándose a las situaciones de una famosa en Hollywood. La aplicación es gratis, pero si quieres la ropa más exclusiva y vivir como una estrella de verdad, puedes hacerlo pagando con un coste extra. Viajes de negocios, fiestas, pasarelas, posados en revistas, colaboraciones, programas de televisión... Todo para ponerse en la piel de la Kardashian más polémica.
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Kim declaró a Forbes que no siempre tuvo confianza en que el juego pudiera funcionar porque era un reto conseguir que la gente quisiera imitar su forma de vida. Ver un reality de televisión es una cosa, pero esto era un objetivo más complicado. El éxito llegó y, dos años después, la app sigue en la lista de las más descargadas de iTunes e iOS y ha generado 154 millones de euros en total.
Después de conocer que se ha convertido en portada de Forbes, Kim tuiteó orgullosa #NotBadForAGirlWithNoTalent ("nada mal para una chica sin talento"), un mensaje claro para aquellos que dicen que su único mérito es aquella cinta porno del pasado y hacerse miles de selfies para sus redes sociales.