La final de la corta pero intensa edición de Masterchef Celebrity se acerca. Una temporada con famosos que ha sorprendido y por la que nadie daba un duro antes de su emisión. El formato no ha cambiado de estructura, todo se mantiene, quizá muchas pruebas han sido más cercanas a la versión junior del concurso que a la de adultos. Pero Masterchef no es nada sin un buen casting, y Shine Iberia ha logrado reunir un irrepetible grupo de celebridades que ha logrado enganchar al público, superando los datos de audiencia de ediciones anteriores.
Hemos conocido el lado más infantil de Niña Pastori, el poco aguante a la presión de María del Monte o las pocas dotes para la cocina de Fonsi Nieto. Vimos pasar fugazmente a Estefanía Luyk, que entraba para suplir el abandono de la folclórica, conocimos el lado romántico y las malas artes de el Cordobés y descubrimos una Virginia Troconis fuerte y decidida a brillar sin su marido.
Pero en esta particular guerra entre fogones sólo podían quedar cuatro: Miguel Ángel Muñoz, Loles León, Cayetana Guillén Cuervo y Fernando Tejero. Los finalistas no sólo se han descubierto como unos estupendos cocineros, creando platos que ya les gustaría para sí mismos a algunos concursantes anónimos, sino que además han dejado ver parte de su personalidad que no conocíamos.
Fernando Tejero ha sido, con permiso de Loles, el protagonista de la edición. Criticado y amado a partes iguales, su carácter ha descolocado a los seguidores del actor. Tejero no tiene filtros y no tiene miedo a mostrar a la audiencia su peor cara. Calificado como envidioso y mal compañero en la redes sociales, Tejero ha sido consciente de dónde estaba: un reality. Sus peleas con Loles, con risas que se escapaban incluidas, sus piques con el Cordobés o sus malas formas con Virginia, forman parte de su trabajo en el concurso. Sin embargo, a Tejero no le ha dado miedo mostrar su lado más sensible: nos ha presentado a novio y ha compartido con los espectadores sus anhelos en la relación con su padre.
Con Loles León siempre ocurre lo mismo: es difícil discernir dónde termina el personaje y dónde empieza la persona. Ha sido como ver a Paloma Cuesta con delantal. Es exagerada, gritona y mal hablada pero también es fresca y divertida. La pareja que ha formado con Tejero ha sido impagable y su química traspasaba la pantalla. Se percibe que ambos son amigos, se conocen y estaban decididos a ser las estrellas de la edición.
A la actriz Cayetana Guillén Cuervo le ha sentado muy bien el concurso. Silvia Abril nos convenció, con su inolvidable imitación en Homo Zapping, de que Cayetana era una mujer arisca y distante. El concurso nos ha regalado una Cayetana naif a la que todos queremos abrazar cuando termina la prueba despeinada (la madrastra de Cenicienta, como diría Pepe) y con los dedos casi cercenados. Pero además, ha podido demostrar sus templanza, su trabajo y su interés por el concurso: ella ha ido a aprender a cocinar, y lo ha demostrado cada semana.
Por último, el gran favorito para hacerse con el título de primer ganador de la primera edición de Masterchef: Miguel Ángel Muñoz. El actor, que durante muchos años ha estado encasillado en su papel de Rober en Un Paso Adelante, se nos revela como el yerno perfecto y será difícil olvidar el reencuentro con su tata. En cocina, su evolución recuerda a la de Carlos Maldonado,ganador de Masterchef 3. Por ello, es más que probable que siga su estela y se convierta en el vencedor de la edición.
Aún tenemos que esperar una semana para conocer al flamante ganador y cualquiera de los cuatro tiene virtudes para conseguir el título. Más difícil lo tiene Shine Iberia para reunir un casting tan completo como el de este año en ediciones siguientes. Para los que amamos el formato va a ser una temporada difícil de superar.