"Esto es demasiado fácil. Limitáis demasiado los movimientos en la isla", fueron las acusaciones con las que Bigote Arrocet dejó en evidencia a la organización de Supervivientes. Parece que La Sexta ha escuchado las súplicas del humorista y este miércoles estrenó La isla. Un reality de supervivencia extrema en el que catorce osados concursantes deberán resistir durante un mes en el archipiélago Las Perlas de Panamá y en el que no hay premio final, tan solo demostraciones de esfuerzo, superación y sacrificio. El principal objetivo es subsistir sin comida, sin refugio y sin agua enfrentándose al entorno más hostil imaginable. Un Supervivientes sin filtros de Instagram, sin gracietas de Jorge Javier Vázquez y sin Alba Carrillo soltando perlas sobre el tenista de turno.
Al mando, Pedro García Aguado, experto en programas de supervivencia, que fue capaz de salir ileso de los peligrosos personajillos que protagonizaban aquel mítico Hermano mayor. Aquí se luce menos, de hecho su participación es casi anecdótica, los verdaderos protagonistas son los aventureros. El trabajo de casting es cuestionable: desde un señor de 70 años al típico gracioso en busca de tele que canta sevillanas mientras el resto corta troncos. ¿El resto? De momento, sin sustancia. La corta duración del primer programa y su grabación con cámara en mano no ayuda a empatizar con los aventureros, o directamente distinguirlos. Durante los dos días que abarcó el estreno, los vimos cortar troncos, intentar hacer fuego, buscar agua dulce... pero de momento, nada más que invite a ver las próximas entregas.
Muy comentada ha sido también la ausencia de presencia femenina en el programa, justificado por la productora como una manera de ser fieles al formato original británico: The Island with Bear Grylls. Una idea adaptada en varios países como Francia, Alemania, Holanda, Noruega o EEUU, en el que tampoco hay participación de mujeres. Hubiera sido interesante para el desarrollo del programa la incorporación de alguna fémina, con las distintas relaciones personales que se podrían desarrollar en el grupo.
En definitiva, La isla es un buen intento de llevar a la televisión una aventura de supervivencia real, pero que peca de falta de dinamismo, empatía hacia los concursantes y algo de show que entretenga al personal. De momento, el avance del segundo capítulo promete los primeros roces entre los participantes y las amenazas de abandono de alguno de ellos. Habrá que ver cómo responde la audiencia, aunque me temo que la gente que busque polémica y espectáculo terminará cambiando a Telecinco.