La presente edición de MasterChef es la de la polémica. El talent-show de TVE atravesó una noche llena de problemas y tensiones que culminó en la expulsión final de Elena, no sin antes hacer sufrir a los participantes y espectadores con varios vaivenes.
La primera prueba de la gala del domingo obligó a los participantes a cocinar arroz. Acompañados por Loles León y Fernando Jerez, la prueba se la llevaron Odkhuu y Silene... que se enfrentó tanto a compañeros como jueces en un duro rifirrafe.
Y es que, tras convertirse en capiana de la segunda prueba de grupos, Silene se las arregló para molestar tanto a unos como a otros con su actitud. Todo sucedió en el restaurante de Dani García, escenario de una prueba en la que, pese a la insistencia de Miri y del mismísimo Jordi Cruz, ella se negó a cambiar la elaboración de la receta.
Cruz metió en el equipo a Nathan, uno de los enemigos declarados de la jefa de equipo. Sin resultados claros, porque Silene siguió a lo suyo. Como consecuencia, el equipo rojo de Odkhuu ganó el pulso.
Tensión hasta el final
En la prueba final, la que debía decidir quién era el expulsado, algunos concursantes, como Leila, se quejaron de que "no tenían todos el mismo nivel de dificultad". El enfado de los concursantes llegó a su punto álgido cuando el jurado proporcionó más ingredientes para su tarta a Miri tras fracasar en el primer intento. Más tarde el jurado elogió la creación de la joven. "Yo no voy a aplaudir", dijo Edurne, con el beneplácito de Nathan.
Por su parte, los miembros del jurado abroncaron a los rebeldes: "Parece que dudáis del jurado", dijo Pepe Rodríguez. Por su parte, Jordi Cruz señaló que "a Miri no se le ha dado más oportunidad que a nadie". "Si estáis insinuando que tenemos trato de favor con alguien, al próximo que pille, me lo como, porque nos estáis faltando al respeto", añadió.