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God Save Superpop

Futura próxima esposa por segunda vez, tienes mucha razón en todo lo que me cuentas en tu última entrada.

Lo que a priori, y para la mayoría de los mortales, parece un hecho insignificativo (el cierre de la revista Super Pop) para mi es más que definitorio en mi existencia vital. Por un lado, porque esta revista significa mucho en mi vida. Y por otro, porque los derroteros por los que nos están llevando las nuevas tecnologías no me gustan nada. Es más, me dan miedo.
 
Haciendo memoria, te contaré que mi primer número de Super Pop me lo compró la abuelita Luisa (cuánto la echo de menos) cuando tenía 5 años. Empezaba el curso de 1ª de EGB y allí que me planté con mi ejemplar, orgulloso, y sobre todo deseoso de compartir con mis compañeros todo el contenido de su páginas con un Travolta guapísimo vestido de negro  en su papel protagonista en Grease. Unos meses antes la tía Elena me llevó al cine de bario de Vicálvaro a ver la película. Y a partir de entonces todo cambió en mi. Te he contado en muchas ocasiones que aquel mismo día mi padre me obligó a acompañarle a una corrida de toros en Las Ventas, con tan buena suerte que la lluvia obligó a la cancelación.

Fenómeno atmosférico que agradeceré de por vida ya que gracias a él llegué a tiempo para ver la película. Desde entonces, John Travolta, la BSO de del film, el ambiente de instituto, la estética años 50 (la de la peli, que es un tanto particular) y Olivia Newton John se convirtieron en obsesión. Una obsesión a la que podía dar rienda suelta gracias a Super Pop. Porque mi mundo no lo podía compartir con nadie, imagínate los chicos de mi clase lo que pensaban de mi. Pero tampoco me importaba.  Yo era feliz el jueves alterno (esa era la periodicidad de la revista) que la abuelita, y a escondidas de mis padres, me regalaba mi tesoro.

Era total, y lo recuerdo cómo una de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Y sí es verdad que descubrí muchas cosas, muchas estrellas, mucha música, hasta incluso algo de sexo leyendo la sección “Mi primera experiencia sexual,” que era la más explícita (la primera vez que leí la palabra peeting fue ahí), y que contrastaba con la más romántica y teenegar “Me sucedió a mí”.

En fin, que esta revista se convirtió en mi biblia hasta adentrados los dieciocho años, entre otras cosas por mi obsesión enfermiza hacia Mecano y mi afán conseguir el mayor número de información e imágenes del grupo. Era todo un ritual forrar la carpeta cada inicio de curso escolar, eso por no hablar de empapelar la habitación con todos los pósters, pegatinas y chuminadas que regalaban en cada número (para desesperación de Angelito con el que siempre compartí habitación).

Vamos, que Super Pop me hizo muy feliz y me hizo más llevadera la vida en un momento en el que mi alrededor  más cercano no hablaba mi mismo idioma. Así que solo por eso Super Pop merece la pena.

En estos días algo que me preocupa es desconocer qué se va a hacer con el ingente archivo fotográfico de la publicación. ¡¡Por favor que no lo destruyan!! ¡Que no lo quemen!!;  y si lo digitalizan  y se va a desprender del papel que me llamen y ya me encargaré personalmente de darle cobijo.

Si desaparece se perderá parte de la historia pop mundial y nacional de las últimas tres décadas. Qué se organice una exposición con todas las portadas; qué se haga un libro entrevistando a los distintos directores que tuvo la revista así como sus redactores…Claro que desgraciadamente no estamos en el Reino Unido y esto se quedará en nada. ¿Recuerdas la exposición fotográfica del programa “Top of  the Pop” que vimos en un museo de Londres el pasado verano?. Allí sí que se valora todo, hasta la historia más reciente. Y lo elevan a categoría cultural, porque no nos olvidemos que esto es cultura, o subcultura que me gusta más
Mira, se me está ocurriendo contactar con los responsables de la editorial y ofrecerme para hacer un libro con la historia de Super Pop.

Me encantaría.  Sería feliz revisando uno por uno sus números volviendo al pasado y sobre todo comprobando cómo ha cambiado todo. Me estoy refiriendo al concepto de estrella pop, al comportamiento de los adolescentes, al cambio de formato…
Disfrutaría repasando todo lo registrado en los años desde el 77-78 hasta los 90; a partir de ahí estoy más que seguro que me empezaría a aburrir. Quizá me llames nostálgico, pero no es eso. Simplemente que lo antiguo me sigue gustando más que lo actual. Me gusta más Madonna que Lady Gaga Me gusta más Mecano que La Oreja de Van Gogh. Me gustan más Dallas o los Colby que CSI o House…

Tenías mucha razón cuando cantabas “La ciencia avanza pero yo no”.
Bienvenido el progreso, la revolución cibernética, pero repito no me gusta nada el camino que está llevando.

Que vuelvan las cámaras analógicas, el revelado, el papel, los archivadores, …Qué rollo es eso de tener toda tu vida, tus libros, tus diarios metidos en el disco duro del ordenador.

Prefiero una gran biblioteca inglesa donde poder colocar todo esto.  Y te aviso que ya queda poquito. Te quiero.
 

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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