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La Maleta Viajera

Me encanta que por fin te hayas relajado en México. Seguramente es la primera vez que puedes delegar el trabajo.

Te dejo alguna foto más del viaje, una tuya en compañía de los Jemelos e Ikerne, otra del catering de chucherías del camerino (que incluía un par de mis delicatessen favoritas, chicharrones de trigo con chile y limón, y cacahuates japoneses con cobertura de soja). Por último de dejo la foto que te hice frente al escaparate de esas tiendas que tanto nos gustan, las de los vestidos para las celebraciones de "Quince Años" (la puesta de largo de las niñas). Siempre nos quedamos embelesados ante tal explosión de brillo y color.

Tienes razón, la pérdida de la maleta ha sido un quebradero de cabeza. Las líneas aéreas son un cutrerío, el caos económico que viven actualmente se lo han ganado a pulso. A los que viajan en turista los tratan peor que al ganado. Aunque claro, los precios de algunos billetes son una entelequia. Es obvio que viajar a Berlín desde Madrid no "cuesta" 35 euros. Si pagas eso, ya sabes que algo no va bien. Si las compañías se han creído que vendiendo billetes por debajo del precio de coste van a aclarar sus cuentas, van listos. O quizá lo cubren con el precio de los billetess de Clase Business, un atraco en comparación con la atención que cada día se vuelve menos específica. Pagas el triple que un billete normal (no hablo de un precio de partida de low cost, sino de un billete ya de por sí caro) a cambio de una serie de privilegios : el acceso a una sala VIP con refrigerios, embarque al vuelo antes que el resto de los pasajeros, viajar en la zona delantera del avión en un asiento comodísimo y el que tus maletas salgan las primeras en la cinta de recogida por ser "equipaje prioritario". Vamos con las salas VIP : nos hemos encontrado con aeropuertos sin sala VIP para la compañía con la que viajábamos (en Turín, seis de la mañana sin un café que tomarnos); con honrosísimas excepciones (Madrid, Heathrow) ya no tienen capacidad para albergar a todos los que vuelan en Business, están colapsadas y no tienes ni donde sentarte, así que los recepcionistas te dicen que tienes que embarcar antes de tiempo para sacarte de allí. Resultado, te encuentras con que llegas a la puerta de embarque cuando todavía no ha comenzado el abordaje. Piensas que no es para tanto, porque, al fin y al cabo, entrarás en el avión antes. Pues no siempre, a veces abren el acceso para todos a la vez y te toca la gran cola en el finger. Los asientos, eso sí, valen la pena, son pequeñas camas. Bueno, en vuelos transoceánicos, porque en trayectos cortos son el mismo apelotonamiento. La distancia entre filas es la misma que en turista y, se supone que en las filas de tres asientos dejan el del medio sin ocupar para ir más cómodo. Falso también, que yo he viajado a Canarias sin esa opción. Que me ofrezcan una copita o la comida gratis no cumple las expectativas del precio. Y lo de que tus maletas lleguen las primeras… ¡si hasta llegan las últimas! ¡cuando llegan!

En nuestro anterior viaje a México, Aeroméxico me extravió la maleta. Me dieron unos teléfonos de atención donde nunca me atendieron y acabé acudiendo a un favor, un contacto dentro del aeropuerto gracias a Alejandra y Eduardo. A los cinco minutos me comunicaron que mi maleta estaba allí (siempre había estado allí). Ahora con Air France, no he tenido mano. En México me despacharon dándome un número de expediente y sin darme ni un neceser ni un mínimo de dinero para afrontar los gastos de las primeras 24 horas. Me dieron el número de atención al cliente, un número de un call-center en Chile donde tienen menos idea que yo, eso cuando contestan. Tuve que volver al aeropuerto, apelar a la buena voluntad de la policía de aduanas, entrar y volver al mostrador de Air France. Nada. Y en Madrid, menos. Yo puedo llegar a entender que una maleta se puede despistar, extraviar, llámalo como quieras, pero la falta de atención me parece una burla. He dado un plazo, dos semanas, ya expiró. Mañana voy a poner una denuncia. Será una pérdida de tiempo, pero no me voy a quedar así como así.

Las personas muy preocupadas con el cambio climático critican que los poderosos económicamente viajen en aviones privados por aquello de optimizar el uso del fuel. Los vuelos privados cada día son más baratos y hay más compañías prestando servicios que solucionan todos los problemas derivados de la aviación comercial. Si no fuera porque con mi miedo a volar me paraliza la idea de ir en un avión pequeño, hace años que habríamos comprado nuestras horas de vuelo de lujo. En España las compañías aéreas se han quejado de la implantación generalizada del AVE como competencia desleal. ¿Desleal? ¿Cómo puede un ladrón hablar de lealtad, honradez y competencia desleal?

Mejor lo dejo, que estoy que echo humo. Y si sigo voy a acabar despotricando sobre la venta de billetes de Business a familias con niños. Una vez que has pagado un millón de las antiguas pesetas por tres billetes, te tocan al lado unos niños que, sin ser culpables ni responsables, pueden pasarse el vuelo llorando, gritando y enredando. Ya sabes que yo con niños y animales tengo paciencia infinita, no me cansan ni molestan nunca. Pero el miedo a volar hace que cualquier elemento que pueda evitar que yo caiga redonda y no me entere del viaje me convierta en un monstruo. Me viene a la cabeza la parejita catalana del viaje de vuelta, que, muy ofendida por nuestras caras de enfado al ver que nos habían tocado al lado con sus niños, hablaban entre ellos en inglés para que no les entendiéramos. "It’s their problem, not ours", decían. Porque me cambiaron de asiento y me subió el trankimazim, que si no, el "problem" se hubiera hecho mayúsculo. Vale, ya lo dejo…

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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