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Mamá, quiero ser Concha Velasco

Ayer, mientras organizaba las tareas del día de hoy, entre las que se encontraba escribir lo que estás leyendo, tenía pensado hablar acerca del truperío y la figura de la verdadera y auténtica trupera que llevo dentro, pero también ayer, por la noche, tuve nueva entrega de mi sección "Mario en Alaska" en El Hormiguero que una vez más me regaló el compartir plató con la gran Concha Velasco. ¿Y qué pasó? Que al finalizar mi intervención mis planes cambiaron y es por ello que hoy quiero gritarte a ti (aunque ya lo sepas de sobra) y a todo el mundo que QUIERO SER CONCHA VELASCO.

Hablarte de la Velasco es como si te hablo de tus conocimientos acerca de la antropología o tu pasión por el mundo animal. Es decir, que no te voy a descubrir nada nuevo. A Concha la admiras desde siempre y, sobre todo, después de conocerla en profundidad (a todos los que no lo sepan decirles que durante años compartisteis tertulia semanal en la Cope junto a la también grande Nati Mistral). Siempre me has hablado de la coherencia, del buen hacer y la profesionalidad de esta mujer-todo-terreno que no solo cautiva con sus interpretaciones sino que obnubila a cualquier hijo de vecino por el mero hecho de escucharla y estar a su lado.

Y eso es lo que me pasó ayer mientras, entre bambalinas, escuchaba el pedazo de entrevista que le hizo el también grande (hija mía, es que tengo la suerte de estar cerca de la gente a la que admiro) Pablo Motos.

Aunque no lo creas reflexioné mucho en muy poco tiempo. Qué dominio del medio, qué educación, qué sinceridad y qué generosidad mostró hablando sobre su reciente enfermedad con una claridad tan desbordante. Tan "flasheado" (como diría otro grande, léase Mcnamara) me quedé que soy consciente de que no estuve al 100% en mi sección, y es que estar al lado de ella no es nada fácil. Y las inseguridades (que las tengo, y muchas, cuando salgo en televisión) afloran ante una presencia tan imponente.

Previamente me llamó para pasar a su camerino y allí me piropeó con una clase como jamás nadie ha hecho, me aconsejó sobre muchos aspectos y me dijo lo contenta que estaba de que estuviéramos juntos tú y yo. Ella estaba acompañada de sus hijos y un nieto que si lo ves te lo comes. En todo momento dominando la situación, como si nada, mientras memorizaba una nueva versión de "La Chica ye yé".

Al concluir su entrevista tuve clarísimo que anda que no tienen que aprender de ella las nuevas actrices que solo quieren hablar de su trabajo. "A la porra, señora" (como dijo en una ocasión otra grande: la Jurado). Cuando uno tiene claro todo en la vida no le importa hablar de todo (valga la redundancia) y eso es debido, entre otras cosas, a que hay un coco muy bien amueblado detrás, además de un background y alguien en condiciones. Como Concha.

No quiero que esto se lea como una carta escrita por un fan-fatal (que también lo es); esto es algo más; esto es una reflexión acerca de lo que tú y yo siempre hablamos: que lo que nos queda por ver y el futuro que nos espera en estas cuestiones intuimos que no nos va a gustar nada y, por tanto, interesar. ¿Nuestro mundo en desaparición? Puede ser (es más, me atrevería a decir que sí) por eso hay que seguir disfrutándolo, reivindicándolo y aplaudiéndolo.

Como muy bien me dijiste el otro día, siempre que te has planteado tu futuro has tenido muy presente a la figura y el buen hacer de Concha. Qué razón tienes y qué sensata eres. Una carrera bien entendida y mejor llevada.

Por mi parte decirte, aunque ya lo sepas, lo que les digo a todos aquellos prejuiciosos y nada sinceros que me "advierten" del peligro que estoy corriendo al salir tanto en televisión y el consiguiente quemazo: "SOLO SE QUEMA QUIEN NO SALE EN LA TELEVISIÓN". ¿A quién corresponde la autoría de una frase tan magistral? A ella, a Concha. Así que, queda todo dicho.

Te dejo la foto que nos hizo su hijo Manuel (tan total como ella).





¡¡VIVA LA VELASCO!!

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