Menú

Más própositos de enmienda

¡Hola! Ya estamos en un nuevo año, qué digo, en una nueva década, esa década que nadie sabe como llamar. Mira, precisamente sobre este tema hemos escrito Nacho y yo en el próximo número de Primera Línea, cumpliendo con la rutina de nuestra colaboración mensual.

Hablas en tu última entrada de cómo pasamos “la tan mitificada noche de fin de año”, que en esta ocasión fue un éxito, pero que casi nunca cumple las expectativas depositadas, además de conseguir que amigos cercanos se peleen por una entrada a una fiesta o un puesto en la mesa a la hora de cenar. Es una celebración sobrevalorada que sólo tiene sentido cuando eres adolescente y empiezas a salir de noche.

Hace años dejé de salir por placer en Nochevieja, me parecía de un mal fario espantoso tener que compartir los primeros momentos del año con personas que no me interesaban nada, y que, por mucho que intentes controlar, esa noche siempre están ahí. Tus mejores amigos tienen otros amigos, y acabas juntándote con quien no quieres. Así que, o me quedaba en casa tomando las uvas con quien de verdad me importa o trabajaba. No recuerdo haber tenido que hacer muchos conciertos en esa noche, no llegarán a la media docena, pero sí recuerdo la época en que tuve la sala Morocco, y pasaba allí esa velada, trabajando. Todo cambió cuando te conocí. Tú te lo pasas bien siempre y con quien sea, tienes esa capacidad de animal social de la que yo carezco, así que, hala, Nocheviejas por todo lo alto.

Desde que murió tu hermano hemos dejado de tomar las uvas, único momento diferenciador con cualquier otra noche del año. Según hemos retomado la actividad social de ese día veo que ya me da igual con quien estemos, porque no lo considero especial. Lejos de ser esto un impedimento, me relaja a la hora de tomar decisiones, me da lo mismo donde y con quien, teniendo en cuenta que mi opción ideal, que es la NADA, no se contempla.

Andamos con los propósitos de enmienda, y dices que conseguirás cumplir con tus propuestas porque tienes una infinita fuerza de voluntad. Permíteme que te corrija, con cariño, eso sí. Tan, tan, tan infinita no es tu fuerza de voluntad, ya que has estipulado, digamos, cláusulas en el contrato. Infinita fuerza de volunta sería decir, “ni una cerveza más, ni un cigarrillo más”. En cualquier caso, como te encuentras estupendamente de salud, ánimo y energía, tampoco es necesario tomar medidas drásticas, y no me parece mal que te pongas estas pautas que no son más que una prueba de autocontrol.

También tengo que corregirte con urgencia cuando indicas que Nacho y yo nos vamos a tomar un año sabático, sólo leerlo me hace caer paralizada por el pánico ante la perspectiva de meses y meses sin agenda programada. No te confundas. Que hayamos decidido no hacer conciertos en España durante un año no quiere decir que no vayamos a estar ocupados, y mucho. Te recuerdo que anoche llegué a casa con la cabeza embotada porque hemos comenzado los ensayos para los conciertos que en febrero daremos en la sala Joy y que al finalizar marcarán el inicio ese descanso temporal en lo relacionado con las actuaciones en directo. Y en cuanto llegue la primavera nos tenemos que poner a darle forma real a esos planes de grabación que nos rondan la cabeza. Y luego grabar, y todo lo que viene después, portada, video, promoción. Por no decir que no abandonamos nuestra actividad como discjockeys, colaboradores en prensa, etc. Así que de sabático, nada. Sabático sería, por ejemplo, dedicarnos a viajar continuamente sin tener agenda de trabajo; o dedicarme a estudiar y sacarme alguna asignatura de la carrera, que encima este año han hecho cambio de planes de estudio en la UNED y me traen loca.

Realmente mi idea de un sabático es correr a programar en el calendario todas las actividades no laborales que querría hacer, más que el concepto general de ver la vida pasar y dedicarse aldolce far niente. En fin, como dijo el hermano de Madonna refiriéndose a la ambición rubia, “agenda es su segundo nombre”.

¿Mis propósitos de enmienda? Pensando en este asunto me doy cuenta de lo satisfecha que estoy con la vida que tengo y con el nivel de esfuerzo que pongo en cada una de las cosas que emprendo, ya sea la vida en común, el trabajo o las aficiones. No siento esas carencias que a veces te llevan a decir, “de este año no pasa”, “tengo que atajar este problema”, “por fin voy a dedicarle un tiempo a lo que de verdad me gusta”, o “me propongo firmemente enmendar esto o lo otro”.

Dicho esto, tengo algunos propósitos de enmienda y reconozco que son muy poco originales. Por ejemplo, seguir perdiendo kilos y mantenerlos fuera de mi cuerpo mediante cualquier exorcismo nutricional necesario. Aunque llevo diciendo esto desde los doce años, cuando hice mi primera dieta (la Atkins, por cierto). Todas las dietas funcionan, todas sin excepción. Lo que no funciona es mantenerse, porque la vida no tiene sentido sin las tres “Pes” : PATATAS, PAN y PASTA. Ni sin las tres “Ches” : CHOCOLATE, CHURROS y CHUMINADAS. Bueno, y sin QUESOS.

Otro propósito sería ir lo bastante al gimnasio como para poder permitirme una etapa totalmente culturista, y no esas tonterías de salud y puesta a punto que hago ahora. Esto sí es una signatura pendiente. Te dejo una foto de Corey Everson, seis veces campeona y con hombros insuperables. Te va a espantar, pero a mí me encanta.

Por último, intentaré dejarme llevar más por la improvisación en relación a los ratos de ocio. A ti te agobia que programe con tanta meticulosidad nuestras idas y venidas. De acuerdo. Haré un esfuerzo, tacharé mis planes de la agenda y dejaré que todo ocurra sin más…

Cuida tu aguinaldo y tus cuentas bancarias, OTTO te enseña cómo.

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

Herramientas