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Ya llega el fin de Alaska y Mario - Albúm de fotos (primera parte)

No es el fin de “Alaska y Mario”, nuestro blog en Libertad Digital. Tampoco el de Alaska y Mario como pareja. Pero este domingo termina la segunda temporada de “Alaska y Mario”, el reality de MTV. Me he dado cuenta de que se nos ha pasado colgar nuestras fotos personales en este blog, así que me pongo manos a la obra con férreo propósito de enmienda. Me temo que son demasiadas, así que dividiré este álbum fotográfico en dos partes.

Te dejo las fotos de los primeros capítulos, antes de iniciar el viaje a los USA. ¿No te parece que todo ocurrió hace un millón de años? En esta primera entrega te dejaré con las ganas de los últimos momentos del viaje-reality, la etapa final en Las Vegas, que era en realidad el destino principal en esta road movie emocional.

Menos mal que este año MTV va a emitir un capítulo extra con situaciones y personas que se quedaron fuera del montaje principal, y además hemos grabado otro más con nuestros comentarios sobre algunos de los momentos cumbre. Así alargaremos un par de semanas la experiencia de quedar los domingos por la noche con nuestros amigos para comer guarrerías y disfrutar con las ocurrencias de nuestros compañeros de viaje.

 

Uno de los momentos más divertidos fue la visita de los Morancos a casita para grabar su programa de televisión y a la vez ser grabados por el nuestro, una metarrealidad catódica surrealista. Con los Martos, Raphael y Manuel. Siempre digo lo mismo, pero estuve en la comunión y en la boda de este chico. Te recuerdo que en breve tenemos concierto de Raphael presentando nuevo disco. Con Topacio y Bruce Labruce en la Fresh Gallery, el día de la inauguración de su exposición, apenas unas horas antes de los ataques con explosivos.
En el ascensor de casa de Carmen Lomana, con Cuqui Fierro, que en un ejercicio de generosidad acudió a la fiesta a pesar de estar viviendo una situación personal delicada. Estábamos encantados de poder pasar una tarde con ella. Gracias a Carmen, por fin pudiste conocer a Lita Trujillo, una de tus chicas favoritas. En realidad en esta foto estás con algunas de tus preferidas absolutas. Camino de Los Ángeles. Mientras yo estaba k.o. con el tankimazim que me permite volar sin pánico, te dedicaste a pasear por el avión. Aquí, buscando cervezas junto a algunos de los chicos del equipo de rodaje.
Lo primero que hicimos en nuestro primer día en Hollywood fue comprar una muñeca Annie de colección, un regalo para nuestro amigo Valentín. Como teníamos un pase de prensa, nos paseamos por la alfombra roja horas antes de la gala de los Oscars. A ti te daba igual, no tienes nada mitificada la industria cinematográfica estadounidense. En pleno Paseo de las Estrellas, justo donde está de la Eartha Kitt, hay una iglesia que promete acabar con tus males. No nos hizo falta entrar, somos muy poco sufridos.
Justo después de comprarme mi peluca blanca homenaje a Dolly Parton, me topé con su estrella y no pude reprimir la urgencia de tirarme al suelo a adorarla. Aunque no teníamos permiso para rodar dentro, nos fuimos hasta el Hotel Beverly Hills, donde no pudimos alojarnos por estar lleno por los Oscars. Nos tomamos un helado en la terraza de la piscina y rememoramos nuestras estancias anteriores con nostalgia. La típica foto a la entrada de Beverly Hills. Tú estabas enfadado porque un guía de casas de famosos nos paró allí para hacer la foto y a ti te parecía una paletada y te sentías como "españoles por el mundo".
Aunque no era el Beverly Hills, nuestro Hotel, el Grafton on Sunset, resultó muy acogedor, parecía que estábamos en Melrose Place. Aquí estamos con el equipo de rodaje durante el desayuno. Topacio y tú no teníais ningún interés en ver por la tele la retransmisión de la gala de los Oscars, así que nos dimos un baño en la piscina climatizada. El agua estaba calentita, pero fuera hacía frío. Reencontrarnos con nuestra amiga Candy fue lo mejor del viaje. Aquí estamos camino del letrero de Hollywood para intentar trepar por la colina donde están las icónicas letras
Hasta aquí pudimos llegar en coche, así que caminamos hasta la colina y luego trepamos por una ladera resbaladiza de tierra seca y suelta. En fin, qué te voy a contar. Además de Candy y su novio indio Tokala, también nos reencontramos con otra amiga, Cari. Después de rodar por las colinas de Hollywood, nos fuimos a comer todos juntos a un restaurante japonés. Sí, ya lo sé, no te gusta nada. Candy es maquilladora profesional, y una noche nos hizo unos tratamientos faciales fantásticos. Aquí estás con la mascarilla verde para desincrustar la suciedad y oxigenar la piel.
Por las noches nos íbamos a una hamburguesería en Sunset Boulevard que estaba en un vagón de tren. Buenísimas. Y las patatas fritas, más. Nos encanta ir a los cementerios a rendir homenaje a nuestros ídolos. Juan Pedro y tú no pudisteis resistiros a los encantos de Vampira. Casi me vuelvo loca al descubrir que en el cementerio está enterrado Toto, el perrito de Dorothy en "El Mago de Oz", ¡que vivan los Estados Unidos, sus costumbres funerarias y su sentido del espectáculo!
Candy se emocionó especialmente en la tumba de Johnny Ramone, aunque ya sabes que yo tengo mis reservas con Johnny, yo soy más de Joey. Aunque eso es otra historia, o mejor dicho, otro tatuaje. Con el encargado de Pink's, los perritos calientes más famosos de la ciudad. Buenísimos. Insisto, las patatats fritas, también soberbias Además de nuestro pedido gigante, nos regalaron este bonito detalle de perritos calientes untados en mostaza con mensaje de bienvenida... ¡arriba el buen gusto! (no lo digo con ironía).
La galería de arte y tienda La Luz de Jesús es uno de nuestros enclaves favoritos de Los Ángeles. Acabamos gastando un dineral en obras de arte, libros y chucherías. El mayor regalo fue toparnos con una enloquecida Angeline vendiendo su merchandising en plena calle. Angeline es una famosa hecha a sí misma y es lógico que viva de venderse a sí misma, en forma de camiseta, foto o autógrafo. Nos sacó un dineral, pero verla junto a su Corvette rosa no tiene precio. Por fin Nancy O conoció el Rainbow, el templo del rock angelino. Comimos pizzas en el restaurante, pero esta vez no nos quedamos en el bar, sobre todo porque no estaba Lemmy de Mötörhead, un habitual con el que hemos coincidido anteriormente.
Cuando fuiste a la gigantesca tienda de discos Amoeba, encontrase que vendían cds de Fangoria. Nos hiciste una foto para que Nacho y yo la viéramos. ¡Y otro de nuestros discos estaba colocado al lado de, ni más ni menos, JUAN GABRIEL! La playa de Venice es preciosa en cuanto a extensión, con esa arena blanca y las típicas palmeras del Pacífico. Pero es un asco de ambiente, un cosa sucia y buenrrollista. Aunque después de ver esta foto tuya en la arena, con la nevera y la caja de pizza, tampoco es que seas la reina del glamour.
Nos fuimos a ver una exposición de Terry Richardson, y todavía andamos dándole vueltas a comprarnos algo para la casa nueva. Esta fotografía de hamburguesas ya estaba vendida. Paseando por Rodeo Drive nos topamos con Alessandra Ambrosio, super tranquila mientras los fotógrafos la perseguían. Posaba tranquilamente, sonreía y no intentaba salir corriendo. Así que te aprovechaste de la situación para pedirle una foto. En el estudio de Pablo, finalmente decidiste que te hiciera el mismo tatuaje de Joey Ramone que me había hecho a mí. La realización de tu tatuaje no pudimos grabarla porque estábamos en Santa Bárbara y los cámaras tenían que volver a Los Ángeles, pero te dio igual.
Con Pablo, una persona maravillosa y un tatuador de escándalo. En la fiesta en casa de Dean Carr, organizada en realidad por Candy, coincidimos con los Hilton Brothers y con Alejo Sauras, todos ellos de paso por Los Ángeles. Dean Carr fue extremadamente hospitalario al recibirnos en su casa y enseñarnos sus colecciones de arte. Para mi era un shock estar ante alguien que se mide de tú a tú con Marilyn Manson.
Cuando fuimos a alquilar nuestra auto-caravana nos topamos con esta foto del matrimonio Reagan, usuarios de las caravanas de la oficina. No pudimos resistir la tentación de posar con ellos. Un detalle del retrato de Ronald y Nancy frente a su auto-caravana. Como una pareja de rednecks del Medio Oeste, damos la bienvenida desde la puerta de nuestra casa rodante.
Lo maravilloso de Estados Unidos es que no puedes escapar del cerderío ni en mitad de la nada. En un lugar perdido entre Los Ángeles y las Vegas, en pleno desierto, encontramos este restaurante y tienda de ambientación vintage-rockabilly. Las patatas fritas en espiral del Peggy Sue son lo mejor que he comido en mi vida... A la entrada del restaurante Elvis Presley te leía el futuro si metías en la máquina 50 centavos. Por supuesto quisimos saber que nos deparaba el futuro según el Rey, pero la máquina no funcionaba.
La llegada con la caravana al camping. Pasar la noche en esas condiciones fue una de las actividades que menos te gustó de nuestro viaje. Yo hubiera seguido viajando con la caravana para siempre, vamos, que por mí no hubiera vuelto nunca. En el camping había un teepee indio, falso, por supuesto, pero muy mono. El pueblo abandonado de Calico fue una explotación minera de la época de la fiebre del oro. Aquí se sacaba plata, pero ahora es un enclave turístico. Como Almería, te apresuraste a recordarme. Un pueblo del Oeste
Las Nancys Rubias conseguís siempre lo que os proponéis, que básicamente es cerveza Hasta en este poblado había un beer garden con cerveza fresquita. El desierto de Mojave, visto desde la caravana en marcha. Próxima parada : ¡¡¡Las Vegas!!!

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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