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9 consejos para crear una rutina de sueño en tu bebé

¿Qué tal duerme mi hijo? Es una de las preguntas más habituales desde que nos convertimos en padres.

¿Qué tal duerme mi hijo? Es una de las preguntas más habituales desde que nos convertimos en padres.
Bebé durmiendo | Pixabay/CC/PublicDomainPictures

Conseguir que un bebé duerma durante toda la noche es algo a lo que aspira todo padre de un recién nacido. En un período de 24 horas, un recién nacido duerme un promedio de 16 a 18 horas. Incluso a los tres meses, tu bebé necesitará dormir unas 15 horas al día. Sin embargo, no dormirá muchas horas seguidas, ni siquiera de noche.

Que tu bebé duerma mal puede llegar a convertirse en algo agotador y desesperante. Noches en vela que pasan factura a lo largo del día.

Aquí te proponemos 9 consejos para intentar mejorar el sueño nocturno de tu hijo:

  • Ante todo, rutinas. Las rutinas hacen que vayan conociendo poco a poco su nuevo mundo y lo conviertan en un lugar predecible y, por tanto, le den seguridad al saber lo que viene después. Baño, masaje, cena y a dormir. Hay bebés que no aceptan bien el momento del baño y se ponen más nerviosos. Si es así, cambia la hora del baño a otro momento. En la cena, cuando son más bebés, intenta que sea en la habitación, con la luz tenue y en un ambiente relajado. Procura que todo esto se haga siempre a la misma hora.
  • Envolverle. Hazlo solo por las noches y en las primeras semanas de vida. Recordarles lo apretados y calentitos que estaban en el útero materno les hará sentirse seguros. Los bebés añoran las sensaciones de las que disfrutaban en el seno materno. La envoltura debe ser lo suficientemente firme como para que el bebé se sienta arropado, pero sin inmovilizarlo, y de un tejido suave de algodón que sea ligero evitando que pase mucho calor. Mantén en la habitación una temperatura adecuada de entre 18 y 20 grados. No se recomienda esta práctica más allá de los dos meses en bebés que no han sido envueltos de nacimiento.
  • Pañales de buena absorción. Con ellos evitarás, en la medida de lo posible, tenerle que cambiar. Y si tienes que hacerlo evita que las toallitas estén muy frías porque es una manera fácil de espabilar al bebé. Hazlo con una luz tenue, en silencio y de forma tranquila.
  • Utiliza la cuna o el cuco sólo para dormir por la noche. De esa manera el bebé empezará a diferenciar que, cuando se le mete ahí, es para dormir. También intenta que no haya ni luz ni ruido.El resto del día puedes tenerle en otro sitio (hamaca, sofá, carro...) con luz y habituarse a los sonidos cotidianos de la casa.
  • Una música relajante de cuna que escuchen desde que nacen puede ayudarles en el momento de dormir a relajarse y conciliar el sueño.
  • Si es invierno, que la cuna o cuco donde le pongas a dormir esté calentito para que no noten ese cambio de temperatura al dejarles. Puedes calentarlo un poco antes con una manta eléctrica o con una bolsa de agua. Si es verano, unas gotas en la frente de agua fresquita pueden aliviarle.
  • Cuando todavía piden comer a demanda, darles nada más que escuchéis los primeros ruiditos y con luz tenue. Evita que empiece a llorar mucho y se termine de espabilar del todo.
  • El ponerles una almohada alargada (asegurándonos que no se pueda volcar) al lado en la cuna les puede dar tranquilidad, pensando que está su mamá con él.
  • Pero, sobre todo, conocer a tu bebé y empezar a entender lo que más le calma, descubrir cómo se siente más a gusto y de qué manera concilia mejor el sueño. Probablemente cada niño necesitará unas rutinas distintas y unos trucos diferentes. Paciencia, porque seguro que conseguirás que tu hijo duerma bien.

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