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Exportan sus vinos a más de 50 países

El respeto a las tradiciones, clave en el éxito de las Bodegas Muga

2014 ha sido uno de los grandes años para las Bodegas Muga. Descubra los secretos de la elaboración tradición y artesana de sus caldos.

2014 ha sido uno de los grandes años para las Bodegas Muga. Descubra los secretos de la elaboración tradición y artesana de sus caldos.
Impresionante imagen de los viñedos | Bodegas Muga

Hablar de la familia Muga es sinónimo de tradición y artesanía. Ya son tres las generaciones que forman parte de la historia de esta bodega riojana.

Fundadas en 1932 por el matrimonio formado por Isaac Muga y Aurora Caño, comenzaron a elaborar vinos en una bodega subterránea, hasta que en 1968 deciden instalar su propia bodega en un hermoso caserón del siglo XIX situado en el emblemático Barrio de la Estación, asentamiento histórico de las más prestigiosas bodegas de La Rioja. En este enclave maravilloso continúan trabajando las nuevas generaciones.

Los viñedos de Bodegas Muga, enclavados en las faldas de los Montes Obarenes, en plena Rioja Alta, disfrutan de un clima peculiar, por un lado por su singular geografía y orientación y, por otro, porque los climas circundantes -Mediterráneo, Atlántico y Continental- se conjugan en gran armonía, creando un espacio climático idóneo para la uva. Los suelos de esta zona, que son mayoritariamente arcillosos/ calcáreos, se subdividen en pequeñas entidades, con variedades en sus propiedades físicas y químicas que las hacen poseer una personalidad propia muy definida. Este maremagno de influencias climáticas y suelos define un ciclo vegetativo largo en el que la uva y todos sus componentes cumplen una maduración delicada, prolongada y compleja, sin duda la clave del potencial de la calidad de esta zona.

Bodegas Muga posee 250 hectáreas de viñedos propios y controla 150 hectáreas más, procedentes de agricultores fijos. Las variedades que cultiva son Tempranillo (la esencia de los tintos riojanos), Garnacha, Mazuelo y Graciano; y Viura y Malvasía para los blancos.

El roble, protagonista absoluto

Las bodegas se encuentran ubicadas en el histórico Barrio de La Estación de Haro, sus instalaciones están asentadas sobre un edificio bicentenario, con la piedra y el roble como elementos centrales del mismo. En sus cerca de 25.000 metros cuadrados, todo gira alrededor del roble, protagonista inequívoco con unos 200 depósitos en dicho material y 14.000 barricas fabricadas con un amplio abanico de tipos de roble: desde el francés (Allier, Tronçais o Jupilles), americano, húngaro, ruso, hasta pequeñas partidas de roble español. De hecho es una de las pocas bodegas españolas que dispone de tres toneleros y un cubero, encargados de trabajar la madera que dará finalmente ese sabor único y especial a sus vinos.

Cada cuatro meses se procede a la trasiega del vino, que consiste en pasar el vino de las barricas que ha ocupado a otras nuevas, para que se oxigene ligeramente y así eliminar las pequeñas materias sólidas que puedan haberse depositado en el fondo. En Bodegas Muga se emplean métodos de bombeo tradicionales y no agresivos. Siguiendo la técnica tradicional, la luz de una vela permite comprobar, por el brillo y la transparencia del vino, si éste lleva posos. En cada barrica, un operario dejará los dos o tres últimos litros de vino que han quedado, eliminando así los posos del fondo.

Claras frescas de huevos

En Bodegas Muga se clarifican los vinos tintos de manera totalmente tradicional utilizando claras frescas de huevos (para un tino de 15.000 litros se necesitan aproximadamente 400 claras). Las claras se arrojan al tino, formando una "capa" que bajará lentamente durante un mes, arrastrando con ella todas las impurezas del vino. Se trata de una técnica muy costosa pero que consigue aportar a los Tintos Muga un distintivo sabor aterciopelado.

Una vez finalizado el proceso se extrae el vino del depósito para su inmediato embotellado, dejando las claras junto con las impurezas en el interior del depósito. Éstas se mezclarán con estiércol para producir un compost de calidad y equilibrado, con el que abonarán los viñedos siguiendo el proceso biológico natural.

La creativa década de los 90

A finales de los años 80 la familia Muga se plantea realizar elaboraciones especiales con vinos más actuales, pensando principalmente en los mercados internacionales. Vinos más robustos, densos y potentes, pero sin perder un ápice de la elegancia y complejidad que siempre han presidido los vinos de la casa.

De esta forma nace el primer Torre Muga 1991 con una importante repercusión nacional e internacional. Tras dos años complicados, en 1994 sale a mercado un nuevo Torre Muga, más completo gracias a la experiencia acumulada. Sus siguientes añadas ganan en complejidad y en perfección: 1995, 1996, 1998. Con cada nuevo Torre Muga se incrementan un poco más los requerimientos de calidad, la selección en viñedo es cada vez más compleja y exigente. En 1998 la familia Muga adquiere una serie de viñedos viejos con el fin ampliar la posibilidad de selección de uva.

En 1999 se inicia la construcción de pequeños depósitos de madera aptos para las cantidades que se estaban seleccionando. En la cosecha 2000 la mitad de los nuevos depósitos de madera estaban construidos y, por primera vez, cada una de las pequeñas partidas que componen Torre Muga se elaboró por separado. El resultado fue sorprendente; la diversidad de caracteres y matices abrió un abanico impresionante.

Aro, el homenaje sin hache

Después de muchos años trabajando en los mismos viñedos se llega a la conclusión de que aún queda mucho por aprender y sobre todo, por descubrir. El hallazgo más sorprendente fue encontrar determinados pagos, dentro de los viñedos, que marcaban claras diferencias: vinos de potencia desconocida, aromas sorprendentes y de una complejidad fuera de lo común. El resultado no pudo ser mejor: un Torre Muga 2000 netamente mejorado y... algo más.

Durante los controles de maduración de las uvas destinadas a Torre Muga se seleccionan aquellas plantas con una potencialidad especial con el objetivo de recoger sarmientos que, tras injertados, sirviesen para plantar nuevos viñedos. A partir de aquí surgió la idea: ¿porqué no elaborar un vino a partir de uvas de viñedos viejos pero sólo con plantas potencialmente perfectas? A esta idea se le llamó Aro, un homenaje, sin hache, a la capital del vino de Rioja.

La Torre Muga, un espacio para perderse

Fiel a su filosofía de dar a conocer el mundo del vino a todos sus visitantes, en septiembre de 2008 se inaugura Espacio Torre Muga. 400 m2 distribuidos en tres plantas coronadas por el elemento exento y diferencial de esta bodega y su familia: La Torre Muga. Un proyecto, creado y dirigido por Iñaki Aspiazu –galardonado en dos ocasiones con el premio Olaguíbel de la delegación de Álava del COAVN-, con el fin de dar respuesta a las necesidades de una bodega abierta al público.

Se trata, sin duda, de un espacio único que cuenta con una amplia zona de recepción y tienda, donde poder degustar los vinos y que será el nuevo punto de partida para visitar la bodega. Además, el nuevo espacio dispone de una luminosa sala de catas, con capacidad para 40 personas y una planta multifuncional, perfecta para reuniones de empresa, convenciones, etc, con un aforo de 60 personas y que dispone de toda la tecnología necesaria para una jornada de trabajo, como video-proyectores, pantallas de techo o home cinema.

Sus vinos por el mundo

Bodegas Muga exporta sus vinos a más de 50 países entre los que destacan: Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, México y países escandinavos como Dinamarca, Suecia y Noruega.

Además, y de manera creciente, Muga se está adentrando en países asiáticos: Taiwán, China, Hong Kong, Tailandia, Singapour, Malasia, Japón y Corea. Estados Unidos es sin duda su principal mercado en el exterior logrando acaparar el 50% de su volumen de exportación para los distintos productos de la Bodega: blanco, rosado, crianza, reserva y Torre Muga.

Además, ahora Torre Muga ha sido seleccionado por Lufthansa para sus vuelos intercontinentales en primera clase durante el año 2015. No es el único. Iceland Air ha elegido el Blanco 2013 para los vuelos transoceánicos en clase business durante el primer trimestre de 2015.

El 2014 ha sido sin duda un buen año para las bodegas. El Muga Reserva 2010 ha sido seleccionado por la revista alemana Meininger Verlag como el mejor vino del año en Alemania.

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