En pocos lugares, no ya de Francia sino de todo el mundo, se da una concentración de patrimonio cultural como en el Valle del Loira. No en vano ya en el año 2000 entró en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, en una decisión que nadie habría podido cuestionar.
Con unos 280 kilómetros de longitud y un área de cerca de 800 kilómetros cuadrados, en ese pequeño espacio se agrupa, casi cabría decir se amontona, un patrimonio en el que destacan hasta 21 castillos diferentes -si contamos con los de la cercana región de Pays de la Loire- que se pueden visitar, entre ellos algunos tan conocidos como el famosísimo castillo de Chenonceau, edificado sobre el río Cher y que es hoy en día el monumento de propiedad privada más visitado de Francia.
Chenonceau también es conocido como el castillo de las mujeres, ya que fue cuidado por grandes damas como Diana de Poitiers, Catalina de Médicis o Madame Dupin que lo salvó de los rigores de la Revolución.
Como muchos de los castillos en la zona tiene unos formidables jardines y también una gran colección de arte, muebles y objetos que se pueden disfrutar en las visitas.
No menos conocido que Chenonceau es Chambord, el palacio emblemático del Renacimiento francés, surgido en los pantanos de la Soloña de un sueño del rey Francisco I. No se sabe el nombre del arquitecto, sí que el rey trajo de sus campañas italianas muchísimos artistas, entre ellos al genial Leonardo da Vinci.
Esta influencia italiana es evidente en muchos aspectos de un edificio de gigantescas proporciones –tiene más de 400 habitaciones, 365 chimeneas y 84 escaleras- que tiene, además de ese fenomenal tamaño, unas proporciones perfectas.
Ciudades
El Valle del Loira y Pays de la Loire tienen, además de los castillos que les han dado fama mundial, una serie de ciudades que pueden suponer también una maravillosa etapa en nuestro viaje. Orléans, es una de ellas, orgullosa de la heroína Juana de Arco que está presente en prácticamente todos sus rincones.
Un paseo por Orléans nos permitirá descubrir una ciudad de animadas calles y también con un patrimonio espectacular en el que destaca la grandiosa catedral gótica de Sainte-Croix, la Plaza Mayor con terrazas y un casco antiguo de encantadoras callejuelas medievales y renacentistas.
Otro lugar imprescindible es Blois, elegida por los Reyes de Francia y la Corte del Siglo XVI como lugar de residencia, donde también se puede visitar un majestuoso castillo real, y pasear por un centro histórico lleno de barrios antiguos y monumentos de una gran riqueza arquitectónica como la Catedral Saint-Louis, la Iglesia de San Vicente, o la Abadía de San Laumer, que otorgan a Blois el título de "ciudad de Arte y de Historia".
Orléans y Blois son sólo dos ejemplos de una zona en la que también podremos encontrar el encanto a la italiana de Amboise, la belleza de Tours, Angers o Nantes o la que es considerada como capital del caballo, Saumur.
Y todo esto en un entorno natural privilegiado, en el que destaca obviamente el propio río Loira, bello, majestuoso y lleno de vida y que da forma a una naturaleza hermosa, humana y que es un verdadero placer recorrer.