El polígono industrial de Európolis, ubicado en el municipio madrileño de Las Rozas, tiene nombre como de parque temático, de centro comercial. Ahí se encuentra la nueva sede de Santamanía, que cambia la calle de Oporto por la de Dublín –"qué internacional", bromea alguien- y que ha sido presentada este martes, entre cócteles y aceitunas, a los medios de comunicación.
Ejerce de maestro de ceremonias Víctor Fraile, maestro destilador de Santamanía, presentándonos a Vera y a Lola, las alambiques: la primera se erigió como buque insignia de la marca; la segunda, aterrizó en la destilería "para ayudar a Vera a producir con la misma calidad y el mismo sistema de partidas".
Las palabras clave del discurso de Fraile son artesanía, trabajo y calidad. Cuenta que Santamanía reivindica "el oficio de maestro destilador", que el objetivo es "crecer", sí, pero manteniendo la calidad, y eso no se hace con cacharros que producen 3.000 botellas al minuto: "Queremos seguir pelando limas y limones".
El nuevo territorio Santamanía cuenta con más de mil metros cuadrados destinados a seguir elaborando un destilado preciso y exclusivo. En la nave tienen cabida un almacén, el espacio de producción, oficinas, tienda y un "espacio abierto". Fraile dice que quiere "que la gente forme parte de esto y vea cómo se destila" y, por ello, nace "Destilería Urbana", donde el público, previa cita, tendrá "momentos de formación, diversión", a través de la organización de diversos eventos, como cursos o catas.
En el almacén, Fraile explica el origen del nombre de la marca: "Nos define lo pesaos que somos cada uno en su territorio. Todos tenemos nuestras manías, pero compartimos una: intentar que salga todo perfecto, cuidar hasta el último detalle". Además, el maestro destilador de Santamanía ha hecho algo poco habitual en España: hablar bien de Hacienda: "Es el ministerio que más nos ayuda".
Finalmente, se ofreció una degustación de los productos de Santamanía: el vodka La Virgen Santamanía –un vodka de cerveza-, la London Dry Gin, y la London Dry Gin Reserva. Ni punto de comparación con lo que sirven en las discotecas del centro, oigan.