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Castilla y León

La ruta del Cares, un paseo por el abismo de los Picos de Europa

Una de las rutas de senderismo más espectaculares de España, en el corazón de los Picos de Europa. 

Un paseo sin sobresaltos para los montañeros experimentados y un pequeño reto para los novatos que acaban de dar sus primeros pasos en el senderismo, la ruta del Cares, en los Picos de Europa, es una de esas experiencias que dejan una huella imborrable en la memoria viajera y que animan a repetir al día siguiente.

Se suele comenzar en Poncebos, Asturias, donde el camino comienza con una subida de un par de kilómetros para ir calentando piernas. Luego hay un pequeño trecho de bajada que ayuda a mantener el ánimo intacto y después la mayoría de la ruta es bastante plana hasta Caín, en León. La llaman 'La Garganta Divina' y es un trayecto siguiendo el desfiladero del río, de más o menos de 12 kilómetros, entre los dos pueblos entre una mole de montañas picudas que es el principal protagonista del recorrido. Un espectáculo natural en estado puro. El principal motivo para animarse a realizar esta ruta por completo y comenzar a andar es el impresionante paisaje natural que estará presente durante todo el camino

Las recomendaciones para realizar la ruta con la preparación correspondiente no son muchas pero sí importantes: calzado de montaña, dos pares de calcetines, ropa técnica para transpirar mejor, bastón de apoyo y abundante agua, el bien más preciado. La caminata durará en total alrededor de 6 horas a buen ritmo.

La ruta esta tallada entre las rocas de los Picos de Europa en buena parte de su trayecto, con lo que le da aún un mayor atractivo y algo de riesgo controlado que ayuda a estar alerta y no bajar la guardia. Algo muy común encontrase con cabras durante el trayecto. Ellas son las verdaderas moradoras de las montañas y viven totalmente adaptadas a las abruptas pendientes.

Aunque se considere una ruta de dificultad moderada, no es apta para personas que sufran vértigo, ya que la mayor parte de su recorrido verán el abismo del desfiladero a escasos metros del camino y de lo que se trata es de disfrutar. En algunos tramos del camino el espacio puede estrecharse o complicarse por momentos con una pequeña pendiente. Hay que tener siempre presente el peligro lejano de tropezar o caer.

Conseguir llegar a la orilla del río Cares, es ya de por sí una recompensa. En sus aguas frías es posible sumergir los pies hinchados y fatigados durante unos minutos que agradecerán nuestras extremidades inferiores después de haber sido sometidos a una caminata continua durante varias horas.

Después de descansar unos minutos lo ideal es poner rumbo de vuelta con la misma ilusión que se comenzó el día, aunque con menos fuerzas. El premio por finalizar: una buena fabada asturiana que hará olvidar el cansancio y los pies magullados.

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