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Normandía: historia y emoción en un viaje que es mucho más que un viaje

Otro de los grandes bloques con los que se construyó el puerto Mulberry en la arena de Gold Beach.
La Normandía del Día D: playas, museos y cementerios

Normandía no es un viaje normal, no puede ser un viaje como otro cualquiera, pero sí tiene todo aquello que garantiza el éxito de lo que llamaríamos "un viaje normal": paisajes bellísimos, playas larguísimas de arena fina, acantilados, pueblos con encanto, monumentos excepcionales, museos, ciudades monumentales…

Pero todo eso es menos relevante de lo que parece, es incluso secundario frente al hecho de que es el lugar de un episodio histórico durísimo, sangriento y cruel, pero que ejemplifica como ninguno la lucha por la libertad y, sobre todo, el esfuerzo y los sacrificios que exige, en no pocas ocasiones en forma de un inmenso torrente de vidas humanas, tal y como ocurrió tanto en el Desembarco que se desarrolló desde las primeras horas del 6 de junio de 1944, justo hace 75 años, como en la posterior Batalla de Normandía, menos conocida pero no menos importante.

Con todo eso en la memoria mi recorrido por esta región del norte de Francia tuvo mucho de viaje a la historia y no poco de peregrinaje y, sobre todo, una emoción que no es tan fácil de encontrar en unas vacaciones, una profundidad que hará de su experiencia -o que al menos hizo de la mía- algo aún más inolvidable de lo que habría sido conocer cualquier otra zona -y, ojo, porque en realidad tampoco hay tantas- así de bella, con esas playas y esos acantilados, con esos pueblos y con sus ciudades hermosas y monumentales.

Utah Beach y los hijos del mayor

Por si el hecho de saber lo que ocurrió allí no fuese suficiente, parte de esa emoción que les contaba se debió a que la historia del Desembarco está viva y presente en Normandía de una forma casi permanente y, un detalle que no es irrelevante, con un respeto que impresiona y una voluntad de recordar que he visto en muy pocos sitios.

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Utah Beach | C.Jordá

Empecé a pensar en ello casi al principio de mi viaje, cuando me acercaba a Utah Beach y veía las banderolas sobre "Héroes de la II Guerra Mundial" al borde de las carreteras y en las plazas de los pueblos. También hay pequeños monumentos que homenajean a personajes concretos de la batalla, como el que se dedica a Richard D. Winters, el oficial al cargo de la famosa Compañía Easy, o a aportaciones no demasiado conocidas, como la de los 500 marinos noruegos que participaron en el Día D.

Como las demás playas del desembarco, Utah Beach se ha quedado ya para siempre con el nombre en clave que se le dio en la operación Overlord, que a su vez era el nombre en clave de lo que posteriormente hemos conocido como Desembarco de Normandía. El Museo del Desembarco narra la historia de lo que fue el ataque en esa playa concreta y, al contrario de lo que suele ocurrir en casos como este, la cuenta exactamente en el lugar en el que ocurrió: con salas que son parte de un bunker alemán y a sólo unos metros del punto al que llegaron las primeras lanchas de los Estados Unidos. De hecho, desde una estancia con una gran cristalera vemos la orilla y, junto a nosotros, el pequeño muro antitanque en el que los soldados americanos se resguardaron del fuego nazi.

El museo cuenta con un alto nivel de detalle el papel en el Desembarco de los diferentes cuerpos del ejército norteamericano, desde los paracaidistas que fueron los primeros en pisar terreno francés hasta los cuerpos médicos y, por supuesto, los encargados del espionaje y el contraespionaje.

Y tiene también alguna hermosa historia dentro de la historia, como la de los hermanos Dewhurst que encontraron una foto de su padre en una de las salas y se han convertido desde entonces en uno de los principales benefactores del museo, financiando la compra de un impresionante bombardero B26 idéntico al que el mayor David Dewhurst pilotó en más de 80 misiones sobre la Europa ocupada.

Omaha: el museo y el cementerio

Siguiendo el trayecto de oeste a este de mi ruta mi siguiente parada es en los alrededores de Omaha Beach, la segunda playa asignada al ejército americano y donde está uno de las mayores colecciones de material bélico de la zona, el Overlord Museum, creado por un pequeño empresario local que empezó a coleccionar restos de la batalla que él mismo había vivido cuando tenía 15 años.

El museo ofrece hoy una abigarrada e impresionante colección de material bélico de la Batalla de Normandía, con algunas de las piezas más espectaculares que podemos imaginar; desde lanchas a camiones, pasando por motocicletas y, por supuesto tanques Sherman americanos o los famosísimos Panzer alemanes. El material está cuidadosamente presentado en la forma de unos dioramas bastante llamativos y que en ocasiones reproducen escenas auténticas de las batallas captadas en fotografías. El resultado es lo bastante espectacular como para maravillar al aficionado, pero también impactar al viajero menos experto.

A unos minutos del Overlord Museum está uno de los lugares imprescindibles yo diría que no sólo de Normandía, sino que de toda Europa: el Cementerio Americano de Normandía, en el que descansan 10.000 soldados americanos que murieron en el Día D y las semanas posteriores.

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Vista del Cementerio Americano en Normandía | C.Jordá

Llegué al cementerio mientras caía una lluvia fina que teñía de un tono aún más melancólico el lugar. El sonido de las gotas al caer se mezclaba con el de las olas de la playa de Omaha, que está justo debajo del acantilado sobre el que se asienta el camposanto.

Los miles de cruces blancas están colocados en hileras perfectas que suben y bajan adaptándose a la suave ondulación del terreno. En algunas de las lápidas las cruces han sido sustituidas por Estrellas de David que testimonian cómo no pocos judíos americanos participaron en la derrota del nazismo. Tanto en cruces como en estrellas se pueden leer pocos datos: un nombre, una unidad del ejército, un estado de procedencia y una fecha: 6 de junio, 23 de junio, 7 de julio…

En otras no hay nombre sino una leyenda que se repite: "Aquí descansa en honorable gloria un Camarada de armas solo por Dios conocido". Son las tumbas de los cuerpos que no pudieron ser identificados y en todas ellas hay un pequeño ramo de flores.

Son detalles, como el cuidado del césped, el blanco impoluto del mármol o la delicadeza de los árboles que crecen aquí y allá y están tan mimados que parecen bonsáis a tamaño natural, que van ayudando al visitante a tener una experiencia que es profundamente espiritual y llena de emoción, que nos hace sentirnos realmente al lado de los que allí descansan para siempre y con los que, en ningún sitio somos más conscientes que allí, todos tenemos una deuda tan grande.

Gold Beach y el Mulberry

Un nuevo desplazamiento de poco más de media hora a través de la tranquila campiña normanda nos lleva a Arromanches-les-Bains, un pueblo con bastante encanto que está prácticamente en el centro de Gold Beach, la playa en la que desembarcaron parte de las tropas inglesas.

Gold Beach tiene otro atractivo especial: allí se construyó el gigantesco puerto provisional conocido como Mulberry, con bloques de hormigón y viejos barcos traídos desde Gran Bretaña y hundidos a unos cientos de metros de la costa. Esa es la historia, el presente es que después de siete décadas de tormentas del Atlántico sigue estando allí una parte importante del gran dique, incluso algunas de las piezas se han desplazado y están sobre la arena de la playa, de forma que podemos pasear entre ellas y tocarlas siendo conscientes de que estamos tocando un pedazo auténtico de la historia… de varias toneladas de peso.

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Restos del puerto Mulberry en Gold Beach | C.Jordá

En el mismo pueblo encontramos también Arromanches 360, una peculiar sala de cine de 360 grados en la que se proyecta una película sobre la Batalla de Normandía que resulta una experiencia inmersiva, peculiar y recomendable.

Juno y un pedacito de Canadá

La última playa que visité fue la de Juno, donde desembarcaron las tropas canadienses. Juno es una larga y bella extensión de arena que resulta tan evocadora como todas las demás, que incluso sin estar tan cargadas de historia y significado serían perfectas para deliciosos paseos al borde del mar.

En un terreno en el límite entre el pueblo y la playa se levanta, con una arquitectura llamativa que recuerda a Frank O. Gehry, Juno Center, otro museo alrededor del Día D pero que es distinto a los demás: creado por veteranos canadienses decepcionados porque en ningún lugar de Normandía se contaba su historia, su respuesta fue poner en marcha una institución que se centra en la aportación de Canadá a la derrota del nazismo.

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Juno Center, en Normandía | C.Jordá

Así, Juno Center tiene una vocación educativa que está mucho más presente que en otras instituciones similares y que se concreta en muchísimos contenidos pensados para niños y jóvenes y en programas de voluntariado por los que jóvenes canadienses pasan meses trabajando en el museo.

Fin de ruta: Caen y su Memorial

Mi viaje por la Normandía del Día D terminó en Caen, seguramente la ciudad francesa que más sufrió durante toda la II Guerra Mundial gracias al mes y medio durante el que fue objeto de feroces bombardeos y combates en la Batalla de Normandía.

Caen decidió superar ese pasado construyendo el mayor museo alrededor de la II Guerra Mundial, para lo que decidió por una ubicación justo sobre el bunker desde el que un general alemán comandaba las tropas que defendían, por ejemplo, la playa de Omaha.

El museo. llamado Memorial de Caen, es realmente de calidad, muy lectivo y da una visión amplia y completa no sólo de la Batalla de Normandía, sino de toda la Guerra Mundial. El bunker también está abierto y es asimismo muy interesante. Tiene también una ampliación sobre la Guerra Fría abierta recientemente, que es curiosa y podría ser algo mejor pero que no puedo recomendarles porque tiene errores de concepto bastante groseros, pero en cualquier caso el Memorial de Caen es un paso imprescindible para el que quiera conocer en profundidad la historia de lo ocurrido hace 75 años en esta pequeña región de Francia en la que cambió la historia de toda Europa.

Pero más allá de lo mucho que se aprende en el Memorial de Caen, en el Museo del Desembarco de la playa de Utah o entre los tanques del Overlord Museum, Normandía es el destino de una emoción: la que se siente en esas playas en las que tantos dieron su vida por nuestra libertad. Un pequeño vídeo del Juno Center resumía en su última frase ese sentimiento: "Cuando caminas por las arenas de Juno ellos (los soldados que empezaron allí a liberar Europa) caminan contigo".

Y eso es lo que hace de Normandía un viaje diferente, único y absolutamente especial: que estando allí sabes que estás junto miles de hombres que hace 75 años llegaron a esa costa para luchar, matar y morir para que usted y yo sigamos siendo libres y podamos hoy ir hasta aquellas hermosas playas y darles las gracias.

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