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Setenil de las Bodegas: mucho más y nada menos que un pueblo blanco andaluz

En una zona de especial belleza como la montaña gaditana, Setenil es un pueblo de gran belleza y, además, con un casco urbano impresionante.

En una zona de especial belleza como la montaña gaditana, Setenil es un pueblo de gran belleza y, además, con un casco urbano impresionante.
La sorpresa de Setenil de las Bodegas

Según uno va conociendo España -y mira que hay cosas para conocer y visitar en este país maravilloso- se va dando cuenta de la cantidad de cosas diferentes e inesperadas que es posible encontrar y, sobre todo, de como un paisaje de una belleza sorprendente puede surgir en cualquier sitio incluso allí donde nos parece fuera de lugar.

Hoy quiero hablarles de una de esas zonas en las que salta la sorpresa, por las que uno viaja con los ojos como platos, incluso cuando te lo han contado: la montaña de Cádiz.

Un paisaje bellísimo entre montañas y valles, con zonas de un verde que puede enfrentarse con el de Asturias y, encima, una colección de pueblos preciosos -es más, me atrevo a decir que espectaculares- y además muy interesantes.

Sorprendente Setenil

Uno de ellos es Setenil de las Bodegas, un pueblo que incluso cuando lo has visto antes en fotografías te sorprende y me atrevo de decir que te impacta: en pocos lugares la naturaleza tiene una presencia tan constante y me atrevería a decir que con tanto peso, ahora verán por qué.

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Una vista general de Setenil de las Bodegas. | C.Jordá

Lo primero que se ve al llegar es cómo Setenil extiende su blancura en un espacio peculiar, siguiendo el tortuoso curso del río Guadalporcún, afluente del Guadalete de nombre llamativo que parte en dos la villa pero no de la forma a la que estamos acostumbrados, sino que todo el pueblo parece sumirse en el estrecho desfiladero que la pequeña corriente ha abierto a lo largo de milenios.

Cuevas de sol y de sombra

Tan es así que allí al fondo, ya junto al río, el pueblo ha aprovechado el cobijo de las rocas y un par de calles están construidas, literalmente, debajo de las grandes piedras que no se sabe si protegen o amenazan.

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La calle Cuevas de Sol | C.Jordá

Las casas presentan sus fachadas tan blancas como el resto de las casas de Setenil, pero, en su interior son cuevas excavadas en la roca. Hoy en día la mayor parte de ellas se han convertido en tiendas o bares en los que nada más entrar se ven las paredes y los techos de piedra sin siquiera encalar.

Como se han aprovechado ambas márgenes del río, que se han convertido en dos calles, una de las Cuevas de Sol, que reciben desde por la mañana la cálida luz solar; otra la de las Cuevas de Sombra, todo el día al resguardo de astro rey. Curiosamente, en ambos casos la temperatura interior que preservan las cuevas es idéntica y, como suele ser en estos casos, calentita en invierno y fresca en verano. Lo que ya no sé es si la humedad será o no tan saludable.

Aún más cosas

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Calles de Setenil | C.Jordá

Las dos calles de sol y sombra son las más pintorescas del pueblo, pero no son su único atractivo: en otros muchos puntos Setenil es un ejemplo precioso del pueblo blanco andaluz, en ocasiones agarrado a la roca o escondido bajo ella como ocurre en otras calles, no se pierdan la de Herrería, por ejemplo, estrecha y en cuesta, pequeña pero llena de encanto.

También tiene una peculiar zona alta con una torre que fue levantada por los musulmanes ya en el siglo XV, pues Setenil fue una de las últimas localidades españolas en ser reconquistada: hubo de esperar a la Guerra de Granada para ser tomada en 1484, al parecer después de uno de los primeros bombardeos masivos de artillería de la historia.

Muy cerca de la torre la iglesia, pequeña pero muy alta y edificada en dos partes, cada una con un estilo arquitectónico muy distinto, lo que resulta bastante llamativp y personalmente sólo recuerdo haber visto otra así, si no recuerdo mal en Ronda, es decir, curiosamente bastante cerca de Setenil.

Además, el conjunto se completa con una buena colección de calles que suben y bajan por un casco urbano lleno de encanto, prácticamente sin nada que no contribuya a esa imagen idílica que podemos tener de lo que debe ser un pueblo andaluz y que no sólo es uno de los pueblos más bonitos de España, sino que también es, seguro, uno de los más impresionantes.

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