Te conocí de casualidad, primero unos "me gusta", luego unos mensajes, correos, llamadas y finalmente llegó ese café. Mi corazón volvió a latir. Rebusqué algo que pudiera quedarme bien, subí a los tacones y volví a iluminar mis ojos y mi sonrisa.
Te conocí y se detuvo el tiempo, todo desapareció de nuestro lado y sólo estábamos tú y yo.
Nunca hubo un beso, ni un plan de futuro. No te importó ni mi pasado, ni mi presente. Sin embargo, he de decirte adiós. Un adiós que espero que comprendas porque hace años renuncié a mi vida por dársela a unos niños y a un padre que me adoran.
Adiós, porque mi vida no es mía y les pertenece. Adiós porque sé que estoy enamorada de ti y no podré cumplir mis sueños.
Lo nuestro acaba aquí, sin que haya siquiera empezado. Y a cualquiera podrás decirle: "¿ves a esa mujer, la que va con los niños? Esa mujer me ama."
No te creerán, pero es así.
No habrá más mensajes, ni llamadas.
Espero que lo entiendas.
Te querré siempre.