Llamada de teléfono y noticia desde el otro lado: una parte de mi infancia, se ha ido... y es que, la gente guapa también se muere. Y joven, tan joven...
Es tan fácil que un corazón deje de latir, somos tan frágiles... Ahora estás y al minuto siguiente ya no estás, y nunca más volverás a estar. Mientras las lágrimas inundan mis ojos y las imágenes y recuerdos me queman las retinas, decido que es tu risa.
Tu risa es con lo que me pienso quedar. La gente guapa también se muere.
Y me planteo la vida de nuevo, con la tristeza de saber que, cuando el tiempo pase y el shock pase... me olvidaré de todo. Y un día, no tendré nada que ponerme en mi armario lleno de ropa.
Que puedo hacer para que me siga gustando el cuadro que compré para el salón? Me siento triste, como hacía tiempo que no me sentía.
Me siento culpable.
Me siento egoísta, porque yo sí estoy aquí y tú tras la llamada ya no, y no volverás a estarlo.
Así que, pequeña parte de mi infancia, por esto, por ti, intentaré que me sigan gustando aquellas cosas que una vez me encantaron.
Por ti, no se me pasará la vida limpiando la casa. Encontraré unos zapatos adecuados, en mi armario, con los que pisar fuerte.
Porque la gente guapa, también se muere.
María Luisa