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¿De qué se quejan las modelos?

El mundo de la moda esconde un lado oscuro, pero las modelos prefieren no callar y compartir lo duro que es ser una de las mejores.

Contratos millonarios, fama, glamour, fiestas, regalos... Todo parece un sueño cuando nos fijamos en una supermodelo. De un tiempo a esta parte hemos podido descubrir cómo se sienten las mujeres más admiradas -y envidiadas- del mundo de la moda. Nosotros nos empeñamos en idealizarlas, ellas quieren convencernos de que son como el resto de los mortales. En la era del Photoshop, la guerra del tallas y la exposición en las redes sociales, su imagen y perfección vale más de lo que nos quieren contar, pero algunas modelos tratan de hacernos entender que su vida no es tan distinta a la nuestra, al menos en el aspecto físico, y que no dejan de ser personas de carne y hueso, como todos. ¿De qué se quejan estas (super)mujeres cada vez más?

La última en hacerlo ha sido una de las modelos mejor pagadas del mundo. Adriana Lima ocupa el tercer puesto en este ranking gracias a los 8 millones de euros que se embolsó en 2015. Muchos usuarios utilizan la aplicación Instagram para insistir en lo maravillosa que es su vida, pero cada vez son más las celebridades que la utilizan para todo lo contrario. La brasileña tiene acostumbrados a sus seguidores a fotos sin maquillaje y sudando a lo grande en el gimnasio. Y su último mensaje parece, aunque ella diga lo contrario, una denuncia contra su profesión.

"Esto no es una queja, solo quiero compartir un poquito de mi vida. A veces, la gente se pregunta si la vida de una modelo es fácil, y están equivocados, nosotras trabajamos igual de duro que los demás. Hoy he tenido una jornada de trabajo de 10 horas, una sesión de fotos con un resfriado horrible, tosiendo sin parar y con un dolor de cabeza horrible. Esto no me he parado para hacer lo que me gusta (...) Quería compartir la cara del duro trabajo de una modelo y no soy la única que lo hace. Espero que mi mensaje no se malinterprete", escribía, acompañado de una foto que dejaba ver su mala cara.

Adriana Lima

Uno de los casos que más atención despertó fue el de Cara Delevingne. La niña mala de la moda fue la segunda mejor pagada en 2015 por detrás de Gisele Bündchen. Su frase "el mundo de la moda me ha llevado a odiar mi cuerpo", ocupó titulares en todo el mundo después de su entrevista en The Times. Sobre todo porque la modelo se retiró de las pasarelas con tan solo 23 años y, según muchos expertos, estaba destinada a ser la digna sucesora de Kate Moss. Decidió poner punto y final por duros episodios de psoriasis, una enfermedad que descama la piel. "Los maquilladores de las pasarelas trataban de ocultar las marcas de la enfermedad y se ponían guantes porque pensaban que era una leprosa", recordaba la conocida como anti-top.

Claramente. el episodio de la británica es mucho más duro que el de Lima, porque incluso hubo momentos en los que se sintió acosada sexualmente. "Desfilar me ha hecho sentir vacía y no me permitía crecer como ser humano", explicaba. Lo cierto es que Delevingne quería centrarse en su faceta como actriz, pero el mundo de la moda no la ha olvidado y ella prefiere no olvidarse de él. Es una invitada imprescindible en los desfiles de la maison Chanel y se sienta en primera fila, además de ser imagen de Mango.

Delevingne, en el último desfile de Chanel

Aquí en España la cara menos amable nos la enseñó Blanca Padilla, una modelo con gran proyección internacional a la que se puso en el punto de mira después de convertirse en la única modelo española en el desfile anual de Victoria’s Secret de 2014. Aquel año todo parecía estupendo y Blanca enseñaba a través de Instagram cómo se codeaba con las modelos más importantes del mundo y las que estaban por venir. Pero algo cambió cuando esta madrileña se sentó en el programa Al Rincón de Risto Mejide.

En su entrevista más sincera, Blanca contaba cómo se sentía después de mudarse a Nueva York. "Siento mucha soledad a veces y hay días que no me separo del móvil, es mi medio de comunicación", confesaba. "Mis amigas se ríen cuando me quejo, pero he empezado a leer libros de autoayuda por recomendación de una amiga y me vienen muy bien".

La joven decía sentirse frustrada y parecía intentar convencerse a sí misma de que todo lo que estaba viviendo era genial. "Quiero poner todo mi empeño en disfrutarlo al máximo. Es casi un pecado no hacerlo. Me castigo mucho". Durante la entrevista también mencionó a las modelos que recuren al alcohol o la cocaína para afrontar el día a día, alguna que otra niña vomitando en el baño y alimentándose de cacahuetes y la polémica en torno a que la chica de moda, Gigi Hadid, fuera uno de los flamantes nuevos ángeles de VS. "Estoy muy a favor de lo que dice Gigi Hadid (y su defensa de los que la acusaron de gorda), pero igualdad para todas. Si a mí se me ocurriera ir con su cuerpo a un casting, me darían una patada en el culo y me mandarían a casa".

Lo cierto es que sus declaraciones hicieron mucho ruido y el año pasado no vimos a Blanca desfilando en Nueva York para la casa de lencería. No se sabe si su entrevista tuvo algo que ver, pero muchos agradecieron que fuera capaz de hablar tan claro.

Blanca, en el desfile de VS

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