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Katy Mikhailova

Estar hecha un asco

Normcore es vestir como si se pusieran lo primero que “pillen” en el armario. ¿Es real o simplemente busca que vayamos hechos un asco?

Normcore es vestir como si se pusieran lo primero que “pillen” en el armario. ¿Es real o simplemente busca que vayamos hechos un asco?
Lily Aldridge | Cordon Press

Hacer "apología de lo normal" en la vestimenta se llama ahora Normcore, que podría resumirse también en algo así como "la moda es no ir a la moda" y tampoco preocuparte de ello. Tan estúpido como inútil es este movimiento socio-estético que se lleva desde hace una década, pero que, hace algunos años, se llamaba "estilo desenfadado".

De hecho lo recuerdo bien por los peinados recomendados por las revistas. "Look desenfadado" venía a ser una especie de estilo para el pelo que consistía en salir de la cama sin peinarse. En verdad una sí se peinaba, pero lo hacía de tal manera que parecía eso mismo, lo que la palabra indicada, "desenfadado" -como si ir peinado fuera ir por la vida "enfadado"... ¡qué cosas!-.

Término en sí contradictorio y difícil de entender: o se está enfadado o contento, no comprendo cómo se puede estar ‘desenfadado’, pero las revistas de moda y los bloggers se ocuparon de redefinir el término y de acotarlo.

Eso de salir de la cama sin peinarse, recuerda muy bien a la tendencia de salir a la calle con pijamas en 2013, tema en el que he profundizado en su día; claro, no eran pijamas corrientes, sino que su precio no bajaba de los 500 euros.

Normcore es el último grito del vacío léxico de la moda que, a falta de creatividad y ante el exceso de la publicidad -cosa que se agradece-, obliga a rellenar páginas con titulares que engloben un estilo, buscando así una coherencia, una filosofía, una razón de ser a esta representación de la frivolidad llamada <moda>.

Y como se pueden imaginar, Normcore es vestir como si se pusieran lo primero que "pillen" en el armario. Así, tal cual, sin pensarlo, sin mirarse en el espejo. De ahí ese rechazo profundo, por parte de este movimiento, al arte de ir conjuntando colores, estampados y tejidos.

De hecho, el boyfriend-look forma parte, en algún sentido, de esta tendencia para el otoño; pues, a fin de cuentas, utilizas la ropa de tu pareja al no tener otra a tu alcance, tras una noche de juerga o pasión desenfrenada —¿o tal vez sólo desenfadada?—, y esta vestimenta, además, tal como defiende este nuevo dogma, no suele coincidir con la talla que una usa.

Lo que pueden apreciar es que la falta de adjetivos o de etiquetas en la moda está a la orden del día. Y que, para colmo, se crea un movimiento "estético" que finge naturalidad e improvisación, habiendo detrás una "comedura de coco" sólo y únicamente con el objetivo de ir -o estar- hecha un asco por la vida.

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