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Katy Mikhailova

Demasiado sexy

Hay actrices como Emily Ratajkowski a quienes rechazan por ser "demasiado sexy".

Hay actrices como Emily Ratajkowski a quienes rechazan por ser "demasiado sexy".
La última foto en redes sociales de Emily Ratajkowski | Instagram

Leo anonadada la situación que viven algunas actrices en Hollywood en donde son rechazadas para muchas películas por ser "demasiado sexy". Es el caso de Emily Ratajkowski -que saltó a la fama por aquel famoso videoclip donde salió prácticamente desnuda- tal como cuenta en una entrevista en Harper's Bazaar de Australia. Como ella, otras tantas. Recoge un diario español el también sonado caso de Scarlett Johansson quien no consiguió hacerse con el papel de Lisbeth Salander en el remake de Los hombres que no amaban a las mujeres. Y es que su director, David Fincher, aseguró que "el problema es que la gente no puede esperar a ver si se quita la ropa" en unas declaraciones concedidas para el portal británico independent bajo el titular de "Johansson ‘too sexy’ for role".

Como estos casos, centenares. Ejemplos que se pueden extrapolar y aplicar a otros sectores. Ejecutivas, abogadas, banqueras… ¿cuándo empieza el físico a ser un problema para acceder a un puesto de trabajo? Supongo que lo "perfecto" para encajar en esta sociedad es no ser ni demasiado fea ni demasiado guapa. Supongo, y por desgracia. En aquel caso, porque nadie quiere una "mala imagen" -descuidada, para ser más precisos- en el trabajo, pero tampoco una cara y un cuerpo exageradamente atractivo para no distraer ni a los clientes ni a los compañeros -salvo que el puesto de trabajo sea expresamente para captar ese "público débil"-. Claro que aquí no sirve el caso de las presentadoras de deportes en informativos y reporteras, viviendo la historia del periodismo deportivo español un boom con cadenas como La Sexta, especialistas en producir y fabricar comunicadoras atractivas para satisfacer, imagino, a la principal audiencia de estos contenidos.

Esto me recuerda a aquel debate que en su día Luis Herrero planteó en su programa acerca de si mandar el CV con fotografía. Ser demasiado guapo en muchas ocasiones puede ser una limitación. Lamentablemente a día de hoy la belleza se asocia, en nuestro imaginario social colectivo, a ser frívolo y superficial, pues se parte de la premisa errónea de que uno es guapo porque trabaja para serlo. Algo que no tiene por qué ser así, ya que hay gente guapa sin cuidarse. Amén de que invertir tiempo en el físico de uno no es nada malo, siempre cuando uno no termine recurriendo obsesivamente al cirujano plástico, no se deja el sueldo de un mes en Zara ni se hace 50 selfies hasta dar con "la" foto.

También me hace reflexionar acerca del mito de la "rubia tonta" que si, además, presume de unos voluptuosos pechos y viste de manera llamativa, ya tiene un problema en una sociedad que se define como feminista que, sin embargo, sigue anclada en ciertos clichés. Muy a mi pesar somos las mujeres las primeras en atacarnos las unas a las otras. Un muy buen amigo mío, homosexual sin complejos y a mucha honra, me dijo aquello de "si los gays hemos conseguido unirnos y luchar por la misma causa, aún las mujeres no lo habéis logrado del todo". Esta frase viene muy acorde a una escena que vivimos juntos. Nos encontrábamos en el atelier de una famosa diseñadora que, sin pelos en la lengua, nos advirtió de los kilos de más que había cogido una persona en común que teníamos. Mi amigo, con un ligero sobrepeso bastante obvio a la vista, le espetó "yo soy quien tiene que adelgazar, que tengo que perder 10 kilos este verano", a lo que la creativa le dijo "tú estás perfecto". No tengo más que añadir.

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