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Katy Mikhailova

((((SÁBADO----Iniciales de una fama inexistente))))

Las viejas glorias olvidadas tienen ahora sus minutos de fama vendiendo iniciales de un presunto acosador.

Las viejas glorias olvidadas tienen ahora sus minutos de fama vendiendo iniciales de un presunto acosador.
Mónica Pont | Telecinco

Si no acudes a un plató de televisión vendiendo unas iniciales de un supuesto acosador, no eres nadie. O más bien al contrario: si vendes una historia morbosa de este tipo es porque, en realidad, ya no interesas. Esto pasa en España. Las viejas glorias olvidadas tiene sus minutos de fama. Eso sí: lo hacen por ayudar a que "otras" no cometan sus errores, aunque cobren por este tipo de ayudas. Aquí nadie se desnuda por gratitud.

Y es que esta semana, diferentes rostros conocidos se dejaban caer por platos de televisión para contar su experiencia personal. Sálvame acogió, entre otras, a Elsa Anka o Mónica Pont -que esta semana le tocaba el acoso, pero hace un mes era el secesionismo catalán el trampolín que la devolvía a la tele-.

No tengo ahora intención de criticar a las víctimas, cuando todos hemos vivido en algún momento de nuestras vidas algo parecido. Pero no puedo obviar el patetismo de la necesidad de aprovecharse de un tema tan delicado para tener unos minutos de fama efímera e inexistente.

Contribuir a alimentar este fenómeno -nada nuevo, por cierto- con historias vacías es invitar a seguir alimentando unas polémicas que cada vez más se basan en la mentira: ¿alguien en España va a atreverse a dar un nombre y apellido? ¿Seguimos con el juego de las adivinanzas?

Hoy todos se escandalizan con las declaraciones de Mario Vaquerizo, cuando, en verdad, tienen mucha coherencia y sentido común. Pont recordaba una historia en la que tuvo que dejar a su pareja sólo porque el productor que la había contratado la chantajeó con "matar su personaje" y acababa la actriz de haberse "metido en una hipoteca". Admiro su valentía, pero no comprendo qué mensaje pretende lanzar.

Que nadie me malinterprete. Estoy con vosotras, os entiendo, os comprendo y os apoyo. Pero no siempre las cosas son como parecen, y, una vez más, la hipocresía, el oportunismo y la mentira cobra un papel simbólico en este juego del marketing, el victimismo y la moda de las polémicas.

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