La falta de sueño será uno de los principales desafíos que tendrán que superar los astronautas que viajen a Marte en un futuro, según un estudio publicado en PNAS, basado en la misión Mars500 de la Agencia Espacial Europea (ESA), en la que seis astronautas simularon un viaje de ida y vuelta al planeta rojo en una nave espacial de 180 metros cuadrados.
En el experimento de la ESA, que duró 17 meses, los astronautas fueron monitorizados por expertos que les hicieron un seguimiento médico y psicológico. Los voluntarios tenían el día dividido en ocho horas de sueño, ocho de trabajo y ocho de ocio para que reprodujeran la actividad que tendrían en la Tierra. Pero en la práctica, cuatro de los seis miembros de la misión tuvieron problemas con la calidad del sueño. Dormían de forma fragmentada, a veces durante el día, en lugar del periodo nocturno. Los investigadores relacionan estos problemas con la ausencia de luz natural que altera los ritmos circadianos y a la falta de ejercicio físico. Estos problemas son similares a los que sufren los miembros de las expediciones polares en invierno.
Así, a medida que transcurría la misión, los miembros de la tripulación eran cada vez más sedentarios y experimentaban trastornos del sueño, lo que supuso cambios en "su actividad, su ritmo cardíaco y en su reloj biológico", apunta el estudio, que ha añadido que cuatro de los hombres tenían problemas de depresión.
Los propios miembros de la misión Mars500 señalaron en las ruedas de prensa posteriores al experimento que lo que peor habían llevado durante los meses de aislamiento había sido el aburrimiento.
Para solucionar esta situación, los autores del trabajo han indicado que el éxito de un viaje a Marte dependerá de que las tripulaciones sean capaces de reproducir los ciclos de sueño-actividad, ejercicio y horarios de comida de la vida en la Tierra para mantenerse en forma. A su juicio, esa dinámica será necesaria para mantener una buena salud durante el tiempo de aislamiento