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Más de cien premios Nobel acusan a Greenpeace de "crimen contra la humanidad" por su oposición a los transgénicos

Consideran que la campaña ecologista a los transgénicos es contraria a la ciencia y provoca millones de muertes en los países pobres.

Consideran que la campaña ecologista a los transgénicos es contraria a la ciencia y provoca millones de muertes en los países pobres.
El arroz dorado salvaría la vida, y la vista, a cientos de miles de niños cada año. | Golden Rice Project

Aunque la ciencia ha dado cumplida respuesta a las objeciones de apariencia científica de los ecologistas a los organismos genéticamente modificados (OGM), también conocidos como transgénicos, desde Greenpeace y otras asociaciones ecologistas llevan décadas ocupándose de crear un clima de terror entre los consumidores que ha provocado numerosas prohibiciones y trabas a su investigación y uso en los campos.

Los ecologistas son muy propensos a envolverse en el manto de la ciencia cuando consideran que conviene a sus intereses, como en el caso del cambio climático, y a ignorarla por completo cuando no lo hace, como es el caso de los transgénicos. Pero ahora tendrán más complicado hacerlo. Más de un centenar de premios Nobel, 109 en el momento de escribir estas líneas, han firmado una dura carta abierta en la que exigen a Greenpeace que cese en su oposición a los transgénicos en general, y más en concreto al arroz dorado.

La carta recuerda que, cada año, entre 250.000 y medio millón de niños en los países pobres se quedan ciegos por falta de vitamina A, y la mitad de ellos mueren de esa enfermedad menos de un año después. Sumando niños y adultos, UNICEF calcula que mueren por esta enfermedad entre uno y dos millones de personas cada año. Esta enfermedad podría prevenirse gracias a un organismo transgénico, el llamado arroz dorado.

A finales de los años 90, dos científicos europeos, Ingo Potrykus y Peter Beyer, desarrollaron una variedad de arroz –un alimento en el que se basa la dieta en muchos países pobres– que incluía entre sus nutrientes la provitamina A o betacaroteno, un compuesto químico que nuestro cuerpo transforma en vitamina A, gracias al uso de genes provenientes de bacterias y otras plantas, como el maíz o los narcisos. Lo llamaron arroz dorado por su color, por otra parte muy apropiado para hacer una paella. Aunque originalmente su creación contenía un porcentaje demasiado pequeño de provitamina, con el paso de los años se ha mejorado hasta conseguir que 144 gramos de este arroz basten para ingerir la dosis diaria necesaria en una dieta sana.

Los argumentos contra Greenpeace

En su carta, los científicos recuerdan que "las agencias científicas y regulatorias de todo el mundo han dictaminado de forma repetida y consistente que los cultivos y alimentos mejorados con biotecnología son tan seguros, si no más, que los provenientes de otras formas de producción", sin que se haya registrado jamás un solo caso de animales o seres humanos con problemas de salud provocados por su consumo. Además, explican que son menos dañinos para el medio ambiente y denominan su uso "agricultura de precisión", puesto que los transgénicos son un desarrollo más avanzado y preciso que las antiguas formas de desarrollo de nuevas variedades de cultivos.

Los firmantes instan en su carta a Greenpeace a abandonar su campaña contra el arroz dorado en concreto, y contra los cultivos y alimentos mejorados mediante biotecnología en general, y a los gobiernos a ignorar esa campaña y hacer todo lo que esté en su mano para oponerse a las acciones de Greenpeace y facilitar el acceso de los agricultores a todas las herramientas de la biología moderna, especialmente las semillas mejoradas mediante biotecnología. "Se debe frenar la oposición basada en emociones y dogmas que van en contra de los datos. ¿Cuántos pobres deben morir en el mundo antes de que consideremos esto un 'crimen contra la humanidad'?"

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