A veces también cantamos Es un muchacho excelente, pero no cabe duda de que la fija en todas las fiestas de cumpleaños es, precisamente, el Cumpleaños feliz. Existen innumerables versiones de muchos artistas, aunque quizá la más recordada sea la que dedicó Marilyn Monroe al presidente Kennedy. Pero aunque pueda resultar sorprendente, resulta que la canción tiene dueño y se embolsa dos millones de dólares anuales por los derechos de la misma.
La canción fue publicada por primera vez en 1893 como Good Morning to All, y fue escrita por las hermanas Patty y Mildred Hill. La melodía es la que todos conocemos, pero la letra no, aunque no es tan distinta a la del Happy Birthday to You; la autoría de esta variación en la letra no está nada clara. Aunque se registró en 1935, existen numerosos ejemplos de su uso previo.
Ciento veinte años después de que fuera compuesta, la discográfica Warner/Chappell Music sigue cobrando la friolera de dos millones de dólares al año en derechos de autor. Los adquirió al comprar en 1998 de Birch Tree, una empresa que remonta sus raíces a Clayton Summy, quien compró los derechos de Good Morning to All a las hermanas Hill. Sin embargo, según una investigación del profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad George Washington, Robert Brauneis, Warner no tiene derecho a cobrar nada debido a que "no hay pruebas sobre la autoría de la letra, reclamaciones de derechos defectuosas y que no se registró apropiadamente la petición para prorrogar los derechos".
El profesor Brauneis utilizó el ejemplo del Cumpleaños feliz para remarcar lo difícil que resulta resistirse a una petición de este tipo: resulta más barato pagar que averiguar si realmente se está obligado a hacerlo. Hasta ahora. La productora Good Morning To You Productions Corp, una empresa creada ad hoc para filmar un documental sobre la canción ha demandado a Warner por exigir el cobro de unos derechos que no le corresponden. La denuncia busca ser considerada como colectiva, para que además de no pagar ellos la discográfica se vea obligada a devolver el dinero a todo aquel que se sume a ella.
La directora del documental, Jennifer Nelson, fue fotografiada por el New York Times con un cancionero que data de 1924 y que incluye la letra del Cumpleaños feliz once años antes de que fuera registrada. La productora pagó a Warner los 1.500 dólares exigidos para poder incluir la canción en el documental.