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Un accidente en un laboratorio de Hamburgo, clave en la contención del ébola

Una científica que investigaba el ébola se pinchó por accidente con una aguja infectada. Se le aplicó de inmediato una vacuna experimental.

Una científica que investigaba el ébola se pinchó por accidente con una aguja infectada. Se le aplicó de inmediato una vacuna experimental.

Hace unos cinco años, una científica se encontraba investigando en un laboratorio de Hamburgo el virus del ébola. Trataba de encontrar una vacuna cuando sufrió un accidente y se pinchó con una aguja que estaba infectada con el virus mortal, concretamente con la cepa Zaire del virus, la misma que está causando estragos en Guinea, Liberia, Sierra Leona y ahora también Nigeria con una cifra de muertos cercana a los 1.000 y una tasa de mortalidad muy próxima al 90%.

Lo curioso del caso registrado hace cinco años, como cuentan el director de Wellcom Trust, Jeremy Farrar, el jefe de Catham House Center on Global Health Security, Dr. Heymann y el Dr. Piot, director de la London School of Hygiene and Tropical Medicine en el Wall Street Journal, es que a la doctora que se pinchó el ébola se le propuso y administró una vacuna experimental casi de inmediato.

Peses a que el tratamiento aún no se había probado en humanos y únicamente había ofrecido algunos resultados positivos en primates, la investigadora aceptó el tratamiento y lo cierto es que no terminó desarrollando la enfermedad. Dado el periodo de incubación del virus, donde no se manifiesta y detectarlo es difícil, se desconoce -advierten estos científicos- si la investigadora llegó a contagiarse o no con aquel pinchazo, pero lo cierto es que no enfermó.

Lo importante del experimento con la doctora de Hamburgo es que no desarrolló la enfermedad y que esto pudo deberse a su exposición inmediata a una vacuna experimental.

Actualmente existen antivirales y anticuerpos monoclonales así como vacunas en fase experimental que han demostrado eficacia, en diferentes grados, sobre animales infectados o expuestos al ébola. La cuestión que plantean estos científicos es si los países occidentales estarían dispuestos a ofrecer este tipo de soluciones mediante acuerdos con laboratorios para frenar un posible brote entre sus poblaciones. Al mismo tiempo, se preguntan si los gobiernos de los países africanos afectados deberían poder tomar decisiones informadas sobre la posibilidad de ofrecer estos productos, por ejemplo, a los trabajadores de la salud que ejercen su labor con una gran exposición al virus.

Virus del Ébola | Flickr cc Global Panorama

Al mismo tiempo, proponen que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ayude a los países africanos para el desarrollo de protocolos rigurosos para el uso y estudio de las soluciones experimentales en el tratamiento y prevención para contener el virus.

Aunque, por norma general, los tratamientos experimentales no deben ser probados en seres humanos sin seguir los protocolos de seguridad, en el caso de este virus tan letal, así como su rápida extensión a diferentes países del África occidental, estos científicos creen que la OMS y otros organismos médicos occidentales deben ayudar a los países a evaluar los riesgos y beneficios que tendría un despliegue limitado de los mejores candidatos a los que más lo necesitan.

También advierten de que estos tratamientos experimentales no son, ni deben ser, un sustituto a las medidas de control de infecciones. Los brotes de ébola en el pasado han demostrado que las medidas de contención son eficaces. Si no han funcionado en África como era de esperar es, dicen estos expertos, a causa de una profunda desconfianza en las autoridades y servicios de salud, las fuertes creencias tradicionales sobre la etiología de la enfermedad y las prácticas funerarias, entre otros motivos.

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