Corea del Norte vive desde hace años una situación de aislamiento en la que su población actúa bajo el dictado de la tiranía que gobierna el país. El bloqueo a la población se extiende, como no podía ser de otra forma, a la tecnología. Las redes sociales no existen, el acceso a Wikipedia está muy restringido y cualquier tipo de iniciativa contraria al régimen de Kim Jong-un es prohibida de inmediato.
Desde hace años han intentado saltarse esas prohibiciones y desde Corea del Sur han intentado pasar material hacia el país vecino para introducir contenidos culturales occidentales. Ahora los activistas están aprovechando las nuevas tecnologías para acercar este material a los norcoreanos.
Uno de ellos, Jung Kwang-il, fundador del grupo activista No Chain y que se escapó de Corea del Norte en el año 2004, reconoce que esto no es nuevo y que desde el año 2015 se están introduciendo USBs y tarjetas SD con drones de seis hélices capaces de cargar material de hasta medio kilo. El activista reconoce que no son solo los desertores los que quieren que dentro se vea lo que hay fuera, sino que hay ciudadanos que, desde dentro, "tienen hambre de información".
Cuenta con la ayuda de Human Rights Foundation y la ONG Forum280 bajo la iniciativa "Flashdrives for freedom", o "memorias USB para la libertad", es español.
En Corea del Norte están prohibidas las telenovelas y películas de Hollywood y música occidental o de Corea del Sur, conocida como K-pop. Según el presidente de Human Rights Foundation, Thor Halvorssen, "resulta curioso que para este grupo de tiranos, les parezcan tan peligrosos unos simples dibujos animados y unos programas de televisión".