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'Assassin's Creed III', uno de los juegos del año

Aunque no es perfecto, es todo lo que los fans de la saga esperaban encontrar.

Ubisoft se ha preparado mucho para este momento: el lanzamiento de un gran proyecto que ha unido el trabajo de seis estudios diferentes, coordinados por los estudios de Ubisoft en Montreal a lo largo de tres años, y que ha dado lugar a un desarrollo sobresaliente tanto a nivel tecnológico como de escenarios. Durante estos años y tras disfrutar de las entregas adicionales que han llevado la trama de la serie Assassin's Creed hasta su inevitable transformación, hemos esperado una revolución. Pues bien, ya está aquí, y nace del mismo núcleo de la serie. Sin embargo, y a pesar de haber llegado hasta este punto, no sospechábamos lo que nos deparaba este tercer capítulo numerado de una de las franquicias para consola más populares y queridas de los últimos años.

Desde el principio los responsables de la saga han sido muy ambiciosos. La propuesta de recrear épocas históricas e incluir una guerra ficticia que aumenta de intensidad con los acontecimientos más importantes de cada entrega se ha revelado como audaz y suficiente para atraer a nuevos jugadores y mantener contentos a sus fieles seguidores. Y con Assassin's Creed III, esto tampoco es distinto. Mucho más grande que sus predecesores, el juego supera todo lo que hemos visto hasta ahora para combinar en sintonía los elementos clásicos que han dado lustre a la serie y nuevas características para facturar una experiencia única. El resultado es un completísimo juego que ofrece una experiencia que supera todo lo esperado, que no es poco.

Templarios y Asesinos

Durante mucho tiempo hemos formado parte de una cruenta e invisible batalla entre Templarios y Asesinos que se contemplaba desde un único punto de vista. Formar parte de las aventuras y misiones de Altair y Ezio siempre ofrecía una visión maniquea del conflicto sin llegar a explicar lo más importante del asunto: ¿por qué? Pues bien, uno de los grandes méritos de Assassin's Creed III es su trama, la cual nos regala más profundidad y aporta una serie de detalles que cierran el guión más interesante y emocionante de la serie. Hasta ahora, todo lo que hemos visto en pantalla parecía rehusar la explicación del conflicto en un tono más dual, por esto, y gracias a la aportación de Connor como nuevo personaje principal de la franquicia, el conflicto pasa al primer plano para dejar patente que, en esta inmersa partida de ajedrez, nada es verdad y todo está permitido.

Connor Kenway, el nuevo cabeza de cartel, defenderá a su pueblo y a su nación. Mitad indio americano, mitad inglés, luchará para defender a su pueblo, aunque no lo hará solo, ya que le acompaña en esta histórica lucha un George Washington, doblado por Luis Tosar, jefe del Estado Mayor de las fuerzas continentales durante la guerra de la independencia. Un verdadero héroe para los americanos y uno de los pilares de la victoria colonial.

Todos estos elementos de marcado carácter patriótico al más puro estilo norteamericano, no impiden que Connor brille al mismo nivel que sus carismáticos predecesores. Todo lo contrario, su historia es interesante y está tan bien contada que es imposible no dejarse seducir por un nuevo héroe que con seguridad permanecerá en la memoria popular como el mejor personaje de la franquicia, arrebatándole parte del carisma a un Ezio que, como la propia serie de juegos, ya presentaba evidentes signos de desgaste.

En el año 1775 las colonias americanas están al borde de la revuelta. La Corona británica ha ido aumentando la presión sobre las colonias que finalmente deciden unirse y enfrentarse a la nación más poderosa del momento, el imperio Británico. Su objetivo: la libertad. Este es el inicio del nuevo juego de Ubisoft. No obstante, más allá de la nueva época histórica también llama la atención que la propia evolución del juego sea la responsable de ir sentando las bases de la aventura hasta llegar al punto exacto en el que Connor aparece en escena.

Al comenzar, el jugador notará que se mantienen las opciones básicas tanto de control como de jugabilidad, explorando el estilo urbano de los asesinos europeos que se implementaba en las anteriores entregas. Sin embargo, todo cambia cuando Connor entra en juego. Con una estructura más ágil y dinámica, es como si el propio juego se defendiera: "A estas alturas ya conoces de sobra la serie, pero las cosas van a cambiar desde ya" y de este modo poder presentarnos en combate al nuevo personaje mientras libera un nuevo ritmo en las luchas, ahora más intensas y brutales.

Con movimientos perfectamente coreografiados, la primera impresión que ofrece es capaz de dejar boquiabierto a cualquiera, mientras tanto, entre un golpe y otro, el nativo se permite el lujo de utilizar las armas de sus enemigos a su favor o emplear su machete para abrir la garganta de los opositores. Desde la primera toma de contacto, el jugador es capaz de entender la manera en la que Connor interactúa con el escenario. Fue criado por una tribu indígena y tiene una estrecha relación con la naturaleza que le permite trepar a los árboles con agilidad pasmosa o emplear las rocas y otros elementos presentes en el medio ambiente en su favor. Pero hay más sorpresas, ya que el propio Desmond tendrá en entrar en acción en algunos momentos para enfrentarse a los templarios de la época actual.

Un mundo repleto de posibilidades

La incorporación de Connor no tendría el mismo impacto sin el enorme mundo del que forma parte. La recreación de la época colonial de los Estados Unidos llama la atención por la grandiosidad de un escenario con miles y miles de posibilidades, ya sea dentro de las ciudades o en la zona de la frontera salvaje. A diferencia de lo visto en entregas anteriores, las zonas urbanas abandonan la verticalidad de los edificios de las regiones europeas y asiáticas para ofrecer un poco más de arquitectura horizontal. Sin embargo, aquí el hecho de no contar con tantos edificios no supone un problema, pues el juego compensa esta nueva arquitectura en otros aspectos, como un mayor y mejor el uso del interior de las casas, especialmente indicadas para ocultarse durante una huida.

Pero lo más destacable es lo que se desarrolla mas allá de las lindes de las ciudades. La relación de Connor con la naturaleza ofrece un nuevo significado a las zonas de transición convirtiéndolas en algo mucho más interesante que un simple camino. Un buen ejemplo son las mecánicas de caza, ya que la recolección de materiales procedentes de animales muertos para vender, realizar mejoras en el equipo o llevar a cabo algunas misiones, es parte destacada del juego de Ubisoft. Todo además sin copiar a nadie y perfectamente reconocible bajo el sello de estilo personal de Assassin's Creed. Pero la explotación de los recursos que ofrecen los bosques varía según las estaciones, tanto que cada época conlleva sustanciales cambios en el medio ambiente gracias a un sistema de clima dinámico que se comporta a la perfección, ya sea con fuertes vientos helados que retrasan los movimientos del héroe, o con la llegada en primavera de los primeros animales en grupo.

La vegetación y los bosques no son las únicas novedades que presentan los entornos de Assassin's Creed III, pues gran parte de la acción también se desarrolla en el mar. Las batallas navales debutan en la serie. Aquellos que temían que se repitiese el minijuego de defensa aburrido y repetitivo que estrenaba Revelations, pueden estar tranquilos. Van a encontrar un refinado y divertido sistema de navegación donde el control de la nave es fácil, pero no ignora el desafío que debe suponer la mecánica. Además, el nivel de las misiones varía mucho y permite emplear bastante tiempo buscando tesoros o hundiendo barcos enemigos.

Un enorme territorio en el que rebelarse

La campaña se extiende alrededor de las 20 horas si nos ceñimos a la trama principal. Pero como es habitual la duración del juego aumenta si el jugador decide explorar para encontrar desbloqueables, realizar misiones secundarias, disfrutar de las batallas navales y demás. Además de todas estas opciones y a pesar de tratarse de una serie que históricamente se ha apoyado en sus campañas, en Ubisoft no se han olvidado de los apasionados modos multijugador añadiendo partidas en línea sin precedentes en la serie. El primero de ellos, llamado Dominación, invita a los jugadores como su propio nombre indica, a conquistar áreas específicas del mapa. Nada revolucionario o innovador, al igual que el clásico modo Duelo a Muerte.

La gran novedad se presenta en Manada de Lobos. Por primera vez en la serie tenemos la posibilidad de jugar de forma cooperativa con otros jugadores y la experiencia no decepciona. La mecánica del juego es simple: el jugador y su aliado deben resolver ciertos objetivos lo más rápido posible con el fin de sumar unos segundos en el reloj y por lo tanto, más tiempo para acumular puntos. Estas opciones permiten la experiencia online más atractiva de la serie hasta la fecha.

A nivel artístico el trabajo es inmenso, pero comete algunos deslices debido a su tamaño. Al igual que en la mayoría de los juegos de mundo abierto, hay una serie de elementos que, si bien no logran estropear la experiencia general del juego, son molestos cada vez que aparecen. Un buen ejemplo lo encontramos en la exploración de las aéreas silvestres de Estados Unidos, donde algunos elementos cercanos del paisaje tardan más de lo deseado en aparecer a los ojos del jugador. La mayor parte de estos errores son responsabilidad de AnvilNext, el nuevo motor utilizado por Ubisoft, que parece haber tocado techo y ofrece la sensación de exigir a las consolas más que lo que pueden. De todos modos, son errores menores que se compensan al abrir un abanico de posibilidades de interacción con el medio ambiente.

Estos detalles no significan que el juego sea feo, o que se haya rebajado el nivel gráfico en beneficio de más extensión de terreno. Se mantiene la elevada calidad visual que ya presentaba Assassin's Creed: Revelations, pero tiene muchos más elementos y los que ya estaban se comportan mejor, como los habitantes de las ciudades, que además de crecer ofrecen la sensación de tener vida propia realizando cantidad de actividades distintas.

La vertiente sonora del juego tiene deja poco espacio al error, ya que los valores de producción han sido elevadísimos y buena muestra de ello es la incorporación al reparto de voces de actores reconocidos como el anteriormente citado Luis Tosar. La banda sonora, los efectos de sonido, las voces de los extras, los temas épicos o un doblaje perfecto en castellano. Todo centrado en ofrecer el mejor resultado de la serie hasta la fecha.

Conclusiones

En lugar de presentar una nueva reposición de mecánicas, Assassin's Creed III llega hasta las consolas domésticas para demostrar cómo se puede desarrollar una excelente secuela sin dejar de lado lo aprendido anteriormente. El juego saca partido de todo lo que implementaban sus predecesores y añade nuevas mecánicas para ofrecer elementos más grandes, interesantes y divertidos.

En su debut, Connor se abre paso entre los personajes de videojuegos más carismáticos de los últimos años gracias a una historia perfectamente elaborada. Pero además de presentarse como un personaje extremadamente competente, su participación en el conflicto marca la producción de manera tan poderosa que es imposible negarle ninguna de sus virtudes a pesar de ser un peón y una víctima de la guerra entre templarios y asesinos.

En pocas palabras, Assassin's Creed III es todo lo que los fans esperaban encontrar en el juego, que a pesar de no ser perfecto, logra como registro la denominación de mejor producto de la serie y pasa por ser uno de los juegos más grandes, poderosos e importantes del año.

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