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'Animal Crossing: New Leaf', un gran experiencia portátil

La nueva entrega de la saga amplía las posibilidades de Animal Crossing convirtiéndolo en un gran juego con un largo recorrido.

La nueva entrega de la saga amplía las posibilidades de Animal Crossing convirtiéndolo en un gran juego con un largo recorrido.

Nintendo ha demostrado una consistente superioridad a la hora de crear videojuegos que crean escuela. Muchas son las franquicias que adopta, mima y lanza al mercado para deleite de sus seguidores, que las reciben con los brazos abiertos en busca de nuevas sensaciones virtuales. La compañía japonesa estrenó en GameCube Animal Crossing, un videojuego de corte similar a Los Sims pero con un detalle que lo hace mucho menos realista pero con mejores vibraciones: no hay necesidades, no hay –demasiado– odio, pero sí muchísimas tareas que hacer.

El juego, que llegó a España después de un periodo en el que no se sabía si finalmente aterrizaría en nuestro territorio por las escasas ventas de la videoconsola, fue recibido con éxito, abriendo la puerta a posteriores entregas que profundizaron en el concepto y añadieron nuevas mejoras, trasladándose a la portátil de dos pantallas de Nintendo y, por último, a Wii, que recibió nuevos contenidos que despertaron, de nuevo, el interés por la franquicia. No obstante, tal y como demuestra esta nueva entrega, que llega bajo el título New Leaf, Nintendo acaba de demostrar que Animal Crossing es una de las experiencias portátiles más perfectas creadas hasta la fecha, potenciando de esta manera las capacidades de Nintendo 3DS y formando un videojuego excelente que encantará tanto a sus seguidores como a aquellos usuarios que quieran descansar de un mercado tan saturado de propuestas genéricas.

Así pues, New Leaf se estrena en España llevando el concepto de vivir en un pueblo virtual hacia un nuevo nivel. Un nivel que sorprenderá a propios y extraños por sus cualidades y posibilidades, que se irán abriendo poco a poco a medida que vayan pasando los días, pues si hay una cosa que caracteriza a Animal Crossing es que se trata de un videojuego de largo recorrido, donde cada día ocurre algo diferente, siempre hay algo que descubrir y no hay lugar para la impaciencia.

Nuevo pueblo, nuevas reglas

New Leaf recoge el testigo de sus predecesores colocándonos directamente en un tren con destino a nuestro nuevo hogar. Durante el viaje, seremos abordados por un enigmático gato que nos preguntará hacia dónde vamos, quiénes somos y qué objetivos tenemos al llegar. Estas respuestas servirán para crearnos un personaje automáticamente y enseñarnos los pueblos disponibles que posteriormente podremos evaluar y modificar a nuestro antojo. Llegados al pueblo nos dan la bienvenida los correspondientes vecinos que viven en la aldea, y, sin quererlo ni beberlo, nos convertiremos en el alcalde del territorio.

Este pequeño detalle aumenta las posibilidades de la obra de manera significativa, permitiéndonos poco a poco mejorar las cualidades de la villa, decidir proyectos municipales, aplicar leyes y reglas y, en definitiva, crear nuestro pequeño oasis virtual en el que relajarnos y disfrutar de un título que llega bajo el sobresaliente sello Nintendo. A partir de nuestra llegada, multitud de puertas se nos abren para decidir cómo vivir nuestra vida: podremos hablar con los vecinos, buscar fósiles enterrados, plantar fruta para darle más color al pueblo, confeccionar los diseños de nuestra ropa, cambiar la bandera e himno del pueblo, destinar recursos para crear fuentes, inaugurar nuevos puentes o infraestructuras de iluminación, y así, un largo etcétera.

Comenzaremos, pues, haciéndonos con un hogar en el que dormir plácidamente. Tom Nook, uno de los personajes de la serie, será el encargado de facilitarnos una tienda de campaña mientras pagamos la hipoteca que se resolverá con los cimientos de nuestro nuevo hogar. La hipoteca será uno de los pagos del título, pues en Animal Crossing: New Leaf las bayas –la moneda del juego– serán un elemento imprescindible para hacer frente a la multitud de posibilidades que tenemos a nuestra disposición.

Generar recursos es una constante dentro de la aventura, pues la gran mayoría de contenido se consigue previo paso por caja. Por suerte, conseguir dinero es muy divertido gracias a la gran diversidad de maneras de conseguirlo, aunque en la gran mayoría de ocasiones lo conseguiremos vendiendo material que no necesitemos en la tienda de bártulos del pueblo, como puede ser fruta, animales marinos que tendremos que pescar, bichos que cazar, fósiles, basura, muebles y ropa que no sean de nuestro agrado, etcétera.

La cantidad de cosas que hay por hacer en New Leaf puede abrumar en un principio, por lo que es recomendable ir poco a poco, pues el tiempo es uno de los factores más importantes dentro de la aventura: 24 horas en la vida real serán 24 horas en la vida virtual, con todo lo que ello implica. Los árboles darán sus frutos en pocos días, habrá pescados –e insectos– que sólo aparecerán de noche, las tiendas cerrarán a una hora determinada –que podremos cambiar mediante las ordenanzas una vez seamos alcalde–, etcétera. Gestionar bien nuestro tiempo también es importante, pues habrá eventos que requerirán de nuestra presencia un día y hora determinado, y que nos darán acceso a nuevos contenidos para nuestro gozo y disfrute. Por ejemplo, el sábado pasado se celebró el día de la caza de bichos, donde todos los vecinos del pueblo se arman con sus redes de caza para ver quién conseguía el insecto más grande.

En un principio, puede parecer que el pueblo no se aleja demasiado de lo visto en anteriores entregas, pero nada más lejos de la realidad. A medida que vayamos avanzando como alcalde, podremos construir nuevas infraestructuras sociales, como un bar, un centro de reseteado –que encantará a los seguidores de Rese T. Ado, el personaje que se enfada cuando apagamos la consola sin guardar–, abrir nuevas tiendas en la zona comercial y en nuestro pueblo, etcétera. Además, la interacción entre los vecinos locales y externos es evidente, pues en alguna ocasión tendremos que sacar de paseo a vecinos para conocer mundo, o recibiremos nuevos vecinos que vendrán a pasar su vida en el pueblo, etcétera.

El modo multijugador, el talón de Aquiles

El mundo de Animal Crossing se divide en varias zonas. Por un lado tenemos el pueblo, que se compone por tierras, río y una playa; la zona comercial, donde se encuentran el museo, las tiendas donde conseguir muebles y confeccionar ropa, y, por último, el área de Streetpass, de la que hablaremos más adelante. Es importante remarcar que la gran mayoría de cosas que hacer o conseguir cuestan bayas, por lo que dedicaremos mucho tiempo a la recolección de objetos para vender o al intercambio entre compañeros.

Y es que uno de los añadidos más característicos que ya se estrenó en Wii con gran acierto fue la inclusión de la vertiente multijugador, que, en esta versión de la franquicia, se hace necesaria para deleite y disfrute de las partidas. Cada jugador, de hecho, será alcalde de su propio y distintivo pueblo, y podrá abrir las puertas de su pueblo para recibir visitas o coger un tren con destino a nuevas aventuras. En este aspecto, el intercambio de fruta es bastante importante, puesto que cada villa contará con una fruta determinada que crecerá de manera abundante, siendo objetivo del jugador intercambiarla para que den más dinero a las arcas municipales.

Aquí es donde entra uno de los pocos inconvenientes del título: su vertiente multijugador. No es que dicha modalidad sea mala, en absoluto, pero sí lo es la gestión para hacerla funcional. Para empezar, tendremos que agregar los correspondientes códigos de amigo por cada videoconsola y pactar, fuera del contexto de la videoconsola, que uno de los dos abra las puertas para recibir al otro. Por otra parte, la gran cantidad de tiempos de carga y proceso de guardado a la hora de entrar o salir de un pueblo rompe el ritmo completamente, haciendo tedioso el modo multijugador si estamos en medio de una actividad como la pesca o hablando tranquilamente con algún vecino. Además, inexplicablemente se ha suprimido la posibilidad de utilizar el micrófono –que ya estaba presente en el título de Wii– para comunicarse con los jugadores, por lo que tendremos que hacer uso del lápiz táctil para mandar mensajes que, por sorpresa, desaparecerán enseguida.

En este aspecto, Nintendo debería abrir un poco más su sistema de juego online, puesto que los jugadores menos pacientes pueden ver cómo entrar a un pueblo se convierte rápidamente en una tarea tediosa, cargante y sin gracia. Y precisamente, la modalidad online, es una de las características que más tiene que aportar a la aventura. Quizá en alguna actualización posterior del videojuego se agilicen los trámites para la comunicación online, pero, por el momento, el sistema es absolutamente arcaico. También es importante remarcar que podremos realizar instantáneas en cualquier momento de la aventura, pudiendo subirlas a las redes sociales siempre y cuando accedamos al sitio web determinado, ya que desde la obra no podremos hacerlo directamente.

Por otra parte, si sabemos perdonar la lentitud del sistema online, podremos acercarnos a la playa para ir a una isla donde encontrar vegetación y fauna exótica, que se pagará a buen precio en la moneda local. La comunicación en la isla permite conectar con gente de todo el mundo a través del sistema wifi de la videoconsola. Además, la isla incluye divertidos minijuegos para compartir con nuestros amigos, desconectando así de las obligaciones del alcalde durante el tiempo que queramos.

Gráficos apropiados

En el plano técnico, Animal Crossing: New Leaf destaca perfectamente por su estilo gráfico y colorido, muy similar al visto en anteriores entregas pero aprovechando las funcionalidades táctiles de la videoconsola. El modelado de los personajes y los escenarios son muy variados y divertidos, con efectos que, sin ser excelentes, rozan una simpatía más que propia de la desarrolladora japonesa. La música, por su parte, también cuenta con grandes dosis de personalidad, siendo una de las obligaciones del alcalde modificarla a su antojo con un editor que permitirá cambiar las notas básicas de la pieza principal. Las voces, inexistentes durante la partida, se ven reemplazadas por una resultona voz que intenta leer con prisas y sin éxito el texto que va apareciendo en la pantalla. Eso sí, hay que mencionar que la obra llega con una excelente traducción al castellano, con multitud de frases dignas de libro y personajes que han sido adaptados al territorio español.

Así pues, Animal Crossing: New Leaf se presenta como uno de los títulos imprescindibles del catálogo de Nintendo 3DS. Es imposible describir todos y cada uno de los detalles que caracteriza la obra en un texto, puesto que son muchos los secretos que residen a lo largo y ancho del título. Además, es preferible ir descubriendo la obra poco a poco, sin prisa, para poder recorrer sus parajes y detalles más significativos y que, de esta manera, sea el jugador quien se sorprenda del buen hacer de la desarrolladora. El único inconveniente es su sistema online, limitado como pocos, pero que esperamos que en un futuro vaya abriéndose para permitir una conectividad más funcional. En definitiva, Animal Crossing: New Leaf entra por la puerta grande en Nintendo 3DS mostrando sus cualidades desde el primer momento, encantando así a jugadores de cualquier rango de edad que tengan ganas de vivir una experiencia completamente diferente y divertida.

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