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'Assassin's Creed Unity': técnicamente asombroso aunque sin grandes novedades

La última entrega de la saga de Ubisoft aprovecha bien las posibilidades de las nuevas consolas, aunque no supone un gran cambio.

La última entrega de la saga de Ubisoft aprovecha bien las posibilidades de las nuevas consolas, aunque no supone un gran cambio.

Si descontamos Assassin' Creed IV: Black Flag, el anterior capítulo de la serie de Ubisoft desarrollado bajo el paraguas intergeneracional, el primer juego de la franquicia que salta de tecnología sería Assassin's Creed Unity, que ha sido desarrollado específicamente para estas plataformas a diferencia de la entrega protagonizada por Edward Kenway, que fue concebida para los anteriores sistemas y optimizada para las plataformas recién llegadas. Y no se trata de un detalle menor, ya que el salto de generación se hace evidente a través de un diseño tan extenso y bien recreado que aun manteniendo los pilares fundamentales de la serie, es capaz de sorprender una vez que se comprueba hasta donde se han aprovechado los mayores niveles de producción destinados por Ubisoft.

El competente equipo de Montreal ha sido capaz de entregar una obra donde el salto se traduce en un apartado gráfico soberbio donde se han implementado una serie de nuevas mecánicas y modos de juego que proporcionan una experiencia sobresaliente, trabajada y muy extensa a tenor de un mapeado gigantesco, repleto de detalles, de vida, de actividades de todo tipo y mucha agitación, porque Assassin's Creed Unity nos traslada hasta los momentos más violentos de la revolución francesa para vivir una aventura que tiene como telón de fondo las revueltas parisinas que finalizaron con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.

Assassin's Creed Unity mantiene su concepto de mundo abierto asentado en el eterno conflicto entre asesinos y templarios, exploración, mecánicas de parkour y una ambientación de época que sirve como telón de fondo para narrar la historia de sus protagonistas. La receta ha variado poco a lo largo de los años, pero en esta ocasión la ejecución de sus componentes es más profunda, variada y se percibe realmente orgánica gracias a una ambientación simplemente colosal. La recreación de París es enorme en extensión, de hecho cuenta con la mayor extensión de tierra firme en la historia de la franquicia, pero lo más destacado es como la dirección de arte y las tecnologías de nueva generación se han combinado para que cada rincón de la ciudad esconda una historia, cada grupo de gente una conversación, cada esquina una nueva calle repleta de mugre, borrachos, soldados, comerciantes, damas, ladrones, prostitutas, todo lo necesario para ofrecer una urbe poblada hasta los topes, y dicho sea de paso, bastante inquieta ante los acontecimientos que se avecinan y donde no es raro encontrar una turba exaltada conduciendo a un condenado a la guillotina, entre muchos otros acontecimientos.

En el plano técnico y artístico Assassin's Creed Unity convence con un potencial devastador que además de impactar a nivel gráfico se desvive por los detalles aportando arquitecturas muy diversas que van desde iglesias y monumentos hasta conjuntos de edificios, puentes, subterráneos, callejones, jardines y prácticamente todo retratado en base a su importancia histórica, donde los materiales como la madera, la piedra y el acero se muestran desgastados y sucios. Es un producto con un potencial asombroso tanto por su talento gráfico como por el cuidado puesto en los detalles.

Las mecánicas de 'parkour' siguen siendo lo más característico del juego

Assassin's Creed Unity también estrena protagonista y el papel recae en Arno. El personaje principal tiene en esta ocasión la obligación de calar entre los jugadores a un nivel que no se ha repetido desde Ezio Auditore, el primer Assassin que pudimos controlar. Para lograr un mayor nivel de afinidad entre jugador y personaje, Ubisoft ha empleado algunas técnicas probadas con las que inyectar algún plus de carisma al protagonista. El primer contacto del jugador con Arno se materializa en la infancia durante una secuencia paralela a la muerte (en circunstancias sospechosas) de su padre. Durante la presentación a modo de prólogo, Arno conocerá a Élise de la Serre, una dama que será determinante en la historia del juego. Algunos años después volvemos a tomar el control de un alegre y divertido Arno que no deja de meterse en problemas hasta que se ve envuelto en un asesinato. Entonces comenzará un camino que le llevará a conocer la verdad sobre su padre y de su propio linaje mientras templarios y asesinos acumulan problemas.

Como se puede comprobar la argumentación central que mueve Unity es bastante simple, algo lógico si contamos que el equipo de desarrollo ha tenido que situar muchos personajes históricos para que desempeñaran algún papel secundario en la trama. En este punto se fuerzan algunos giros para extender la duración del juego unas horas más, es decir, la historia podía haber sido mucho más directa y prácticamente se dedican horas a situaciones creadas para extender el argumento. No obstante se han reducido mucho las secuencias que se desarrollan en la actualidad con Industrias Abstergo en un plano más alejado.

Asesinos y templarios en las revueltas de París

Gran parte de la experiencia que propone Unity sigue las líneas de la receta original, que como adelantábamos, ha variado muy poco durante la vida de la serie. Entre ellas se encuentran decenas de misiones que se resuelven liquidando un objetivo, escoltas, recolectando infinidad de elementos, hasta colaborando con las autoridades para resolver misteriosos asesinatos. Curiosamente la resolución de estos homicidios permite mecánicas algo distintas, ya que el jugador tendrá que visitar los escenarios relacionados con los crímenes, recopilar pistas, interrogar sospechosos y en último lugar acusar a un personaje.

Como marcan las reglas de la serie tampoco faltan los combates. Ahora se ofrecen de un modo más sencillo pero proporcionan mejores resultados. Por defecto Arno desenfundará el arma cuerpo a cuerpo que tenga asignada. Estas se dividen entre cortas como espadas y mazas; o largas como lanzas y alabardas. Esto significa que la hoja oculta deja de ser una herramienta al alcance, ya que no se puede alternar libremente el arsenal. En cuanto a las armas de fuego, Arno cuenta con variedad de fusiles y pistolas que se desenfundan con tan solo pulsar uno de los gatillos superiores del mando, del mismo modo se asignan los elementos de distracción como granadas de humo o las bolsas con monedas que lanzar.

El juego cuenta con varias categorías de enemigos distintas, algunos tienen un carácter más agresivo y resultan más complicados de superar, ya que en esta ocasión no basta con golpear, bloquear y contraatacar. De hecho hay soldados que no descubren su defensa ante un bloqueo y esperan al momento justo para dar la estocada a Arno, del mismo modo que algunos enemigos esperan a que el personaje se encuentre desequilibrado por otro contrincante para acertar con el acero. El daño que proporcionan, además, es superior a otras entregas y es fácil caer al recibir tres buenas estocadas o un par de disparos. Como toca escapar en muchas ocasiones los enemigos evitados o los personajes con los que entramos en conflicto no se olvidarán de nosotros. La próxima vez, la siguiente ocasión en la que Arno se cruce con alguno, le reconocerá y pretenderá saldar cuentas. Algo que enriquece los paseos por la urbe, que se convierten en desafiantes.

La ciudad de París está perfectamente recreada

Tampoco falta la vista de pájaro, los documentos con hechos históricos relevantes, varios formatos de baúles del tesoro, los retazos de recuerdos y las sincronizaciones con sus correspondientes ascensos hasta las atalayas, que también hay y muchas, revelando los detalles de una parte del mapeado. Del mismo modo se pueden emplear mecánicas de sigilo al estilo Splinter Cell, es decir, dejando una imagen traslúcida de nuestra última posición conocida con todas las opciones estratégicas que ello permite. Todo aquello que los jugadores esperan de Assassin's Creed está representado de forma amplificada. Quizás en este punto se pueda acusar a Ubisoft de falta de valentía, ya que se podrían haber empleado mejor las muchedumbres y los eventos históricos como fórmula de juego en lugar de dejarlo en el contexto. En este sentido lo único que podemos encontrar son eventos aleatorios donde por ejemplo las fuerzas del orden se emplean con violencia sobre los habitantes y donde Arno puede actuar o no, al igual que sucede con otros sucesos como los constantes robos que nos invitan a perseguir al ladrón hasta detenerle, pero las variantes de estos eventos se pueden contar con los dedos de la mano y no deja de ofrecer la impresión de haber desaprovechado la revuelta. Algo similar sucede con los personajes históricos, que han sido retratados en diferentes momentos con distintos resultados.

Aunque esencialmente el equipo de Ubisoft Montreal ha optado por mantener el conflicto histórico en un segundo plano para ofrecer una historia centrada en los intereses de asesinos y templarios, el marco recoge prácticamente todos los personajes destacados de la época como el Marqués de Sade, Robespierre, Napoleón o el mismo Luis XVI, que apenas aparece un minuto en pantalla. Algunos de estos personajes acaparan más protagonismo en la historia y tomarán partido como aliados o sufrirán nuestro acero como objetivos, pero su importancia en la trama es en la mayoría de los casos, anecdótica. De la misma manera se han desaprovechado algunos incidentes históricos de los que seremos únicamente espectadores, como la toma de la Bastilla, ya que se mantienen en segundo plano ante las misiones de Arno.

La ejecución de movimientos del protagonista se muestra más natural en Unity, beneficiado de unas físicas que permite un parkour más natural y convincente, lo que se traduce en más movimientos y mejor ejecutados. Básicamente, la forma de desplazarse del personaje supone para el jugador un ejercicio intuitivo y sencillo que peca con algunas imprecisiones que llegan a estropear el ritmo en los desplazamientos, ya que no existen medios de transporte a excepción de los viajes rápidos. Es bastante frecuente que el personaje no se adhiera a todas las superficies como era de esperar, cuando no se queda encajado, emparedado en muros o atascado entre salientes.

Por suerte hay algo más que misiones, combates, asesinatos, saltos y caminatas en Unity, ya que durante la campaña se desencadenan unos pequeños espacios enmarcados en otras épocas, como la ocupación nazi de París o los años de la Belle Époque. Estos incidentes contextualizados como anomalías temporales permiten que el jugador se tome un descanso con estos ingeniosos paréntesis. A nivel argumental, los sucesos conciernen a la historia de otros asesinos que quedaron atrapados. Las secuencias nos permiten encontrar datos en forma de orbes digitales, localizar al asesino atrapado y salir de la anomalía antes de que la simulación se colapse.

Otro de los elementos novedosos que incorpora el último Assassin's Creed corresponde a la personalización. Además de los componentes estéticos habituales ahora también se varían las características del personaje, para ello existen multitud de prendas y accesorios que se van desbloqueando y equipando con las pertinentes mejoras en salud, combate y sigilo. La citada extensión de habilidades en combinación con un buen equipamiento y armas acordes, se traduce en más comodidad a la hora de afrontar fases más exigentes. Estas se determinan mediante un sistemas de niveles marcado por estrellas que van de una a cinco y anuncian el nivel requerido, de modo que si un recién llegado a París intenta superar una misión peligrosa tiene pocas posibilidades de salir victorioso, algo que por otra parte, ya se encarga de avisar el propio juego cuando pretendes aceptar el objetivo. Además de todo lo anterior se van sumando unos puntos de habilidad que se pueden invertir en habilidades, nuevos movimientos o mejoras en las características del personaje como más salud o un sigilo mejorado.

A cuatro espadas

Si todo lo que hemos repasado hasta el momento podría suponer dulce un punto de inflexión en la serie, la golosina de Unity es su cooperativo. El juego ha dispuesto para el modo varias misiones donde pueden participar junto al jugador hasta 3 amigos. Aunque encontramos algunos problemas para acceder en las misiones, por la lógica ausencia de jugadores, las oportunidades que tuvimos de probar nos dejaron un agradable sabor de boca y ratos realmente divertidos.

Lo mejor de 'Unity' es poder jugar en modo cooperativo con 3 amigos

El cooperativo de Unity se divide en misiones donde participan hasta 4 jugadores en línea, aunque también se permite el juego en solitario, algo totalmente desaconsejable dada la dificultad de las fases, más largas y exigentes que las dispuestas en la campaña. Estas se reparten entre una docena de misiones donde los objetivos pasan por asesinar a determinado personaje o alcanzar diversos puntos del mapa; y siete misiones de robo, donde los jugadores deben encontrar un reclamo entre las diversas opciones que marca el mapa.

Gráficamente colosal

A nuestro parecer, técnicamente Assassin's Creed Unity es el mejor juego de mundo abierto que haya pasado por consola alguna. Evidentemente hay defectos, como los exagerados tiempos de carga, además de los relacionados con el movimiento que hemos comentado anteriormente, pero la vida que desprende la ciudad es inaudita, contemplar como una turba compuesta por centenares de personas se aglomeran ante la guillotina puede resultar sobrecogedor, al igual que ver como otros miles participan, y decimos bien, participan de las revueltas. Todo se torna excepcionalmente vistoso, hasta la mugre de la ropa los borrachos que pueblan las calles y los charcos que se forman en las calzadas repletas de desperdicios y barro ofrecen un resultado sobresaliente. Cada comercio abierto, cada casa, pasaje, calle, avenida, todo está repleto de gente a punto de ebullición, un claro ejemplo se representa en las continuas avalanchas con cientos de personas huyendo de los soldados cuando abren fuego hacia la multitud.

Mención aparte merece el tratamiento que se ha dado a la iluminación y el trabajo realizado con los sombreados. Pero la representación de los ciudadanos de París tampoco desmerece el plano artístico, realmente consistente: no se trata de secundarios basados en una docena de caracteres predefinidos; al contrario, la variedad y cantidad de diferentes seres vivos en pantalla cuanto menos, merece una felicitación. La tasa de imágenes por segundo se mantiene sobre 30 frames y la resolución a 900p, pero este mastodóntico flujo de información permite en determinadas situaciones algunas ralentizaciones, pero en su defensa, la gran cantidad de detalles y el impoluto trabajo realizado con la recreación de la ciudad minimiza estos fallos.

En cuanto al audio, nuestro país recoge un gran trabajo en la localización del juego en castellano, con interpretaciones convincentes, cuando no sobresalientes en las actuaciones de los protagonistas. La ambientación a pie de calle también ayuda a la inmersión del jugador gracias a la enorme cantidad de sonidos, conversaciones y ruidos que se combinan con el rugir de la turba, el sonido de las campanas o las salvas de los soldados, por ejemplo, si paseamos cerca de una cafetería se escuchará el jaleo de su interior, a rebosar de clientes.

Conclusiones

Existen varias razones que auguran una nueva y brillante etapa para la serie de Ubisoft. Assassin's Creed Unity se planta con su primer desarrollo específico destinado a la nueva generación de consolas con un juego plásticamente asombroso, donde el detalle se percibe en cada rincón de una recreación de París que cuenta con mucho más territorio que explorar repleto de misiones, objetivos y secretos. También se mejora el sistema de combate, la personalización ofrece ligeros matices de RPG y se incorpora un cooperativo muy divertido que puede resultar espectacular con algo de comunicación entre jugadores, sin olvidar un protagonista que a pesar de no lograr el objetivo de hacerse un hueco junto a Ezio, destila cierto carisma.

Por otro lado, es cierto que la fórmula no ha variado demasiado y se aferra a sus pilares a excepción de unos pequeños pasajes temporales que desahogan el ritmo del juego y aportan algo de variedad, pero en líneas generales la veintena de horas necesarias para terminar Assassin's Creed Unity a un ritmo normal de exploración, ofrecen más variedad que sus antecesores, de los cuales hereda en menor medida los conocidos problemas de movimiento de sus personajes. En todo caso estamos ante un Assassin's Creed obligatorio, además de un juego sobresaliente en prácticamente todos sus aspectos.

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