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'Far Cry Primal': Espíritu de tribu

Ubisoft Montreal nos regala un apasionante viaje al origen del hombre.

Ubisoft Montreal nos regala un apasionante viaje al origen del hombre.

Una de las mayores bondades de un medio tan inmersivo como el videojuego es la de permitirnos pasear por mundos desconocidos, inexplorables o directamente imaginarios. Al principio, siguiendo el rastro de la literatura, los jugadores comenzaron a caminar por universos de espada y brujería, por trepidantes frentes de batalla, históricos acontecimientos deportivos o inolvidables aventuras en las regiones más recónditas de este u otros planetas. Por supuesto, los más interesantes momentos de la historia de la humanidad se han mostrado y puesto a disposición del jugador a través de videojuegos de toda índole. Sin embargo, una época tan ignota, mágica y exuberante como la prehistoria no ha sido objeto de inspiración de desarrolladoras tanto como cabría esperar, siendo en la mayoría de los casos retratada desde la perspectiva de la parodia más que de otra forma. Por este motivo, el anuncio por parte de la compañía francesa Ubisoft de llevar su exitosa saga Far Cry a la prehistoria enarcó alguna que otra ceja, pero ilusionó a un amplio espectro de jugadores ávidos de experiencia realmente novedosas.

Así, bajo el sugerente título de Far Cry Primal, el último trabajo de Ubisoft Montreal se presenta como toda una nueva entrega de la franquicia que da un enorme salto hacia atrás en el tiempo, en lugar de continuar mostrando diversos escenarios de guerrilla que orbitan en torno a antagonistas de gran carisma. En Primal, Ubisoft deja de lado esta figura tan visible en anteriores títulos para mostrar al hombre primigenio y a la naturaleza como los más terroríficos adversarios.

El jugador se mete en esta ocasión en la piel de Takkar, miembro de la tribu de los Wenja, que se verá envuelto en una odisea a lo largo y ancho del valle de Oros para salvar su pellejo y el de su gente tanto de los enemigos de otras tribus como de los muchos animales que pueblan esas tierras. Un argumento sencillo que por momentos puede pecar de simple, pero que cumple con su función: hacernos recorrer de cabo a rabo la apabullante tierra de Oros, recolectando materia prima, cazando y luchando, por el bien de nuestro protagonista y de su tribu. Así, el clásico sistema de misiones presente en la saga Far Cry se adapta en esta ocasión al mundo de Primal, y se le añade un interesante componente: el jugador tendrá que cuidar de sí mismo, sí, pero también de su tribu, algo que afectará de una forma u otra al desarrollo de la aventura.

Además de sí mismo, el jugador tendrá que cuidar de su tribu

Las mecánicas y el argumento, no obstante, palidecen en esta ocasión ante el verdadero punto fuerte de Far Cry Primal: la ambientación. Ubisoft Montreal sabía que lo debía ofrecer al jugador en Far Cry Primal, y en este aspecto ha cumplido las expectativas con creces. Es digno de elogio el cuidado con el que la desarrolladora francesa ha trabajado a la hora de dotar de vida propia a su obra. Tomar los mandos de Takkar y comenzar a recorrer el precioso valle de Oros es una experiencia del todo única, un privilegiado viaje a través del tiempo solo disfrutable a los mandos de un videojuego. Todo en Oros rezuma vida, mostrando sin tapujos lo bello y amenazante de la madre naturaleza. Las bestias que trotan por los vastos escenarios se comportan con un realismo pasmoso: presenciar como unos perros salvajes dan caza a un jabalí ajenos a tu presencia es una experiencia de lo más auténtica.

El ciclo de día y noche, muy conseguido y sobre el que orbita el grueso de la dificultad del título, dota a Far Cry Primal de una estimulante sensación de aventura: las criaturas que acechan bajo la luna harán estremecer al jugador en más de una ocasión. Si bien los momentos de acción pueden resultar algo limitados debido al bajo número de armas (algo lógico teniendo en cuenta la época histórica) la posibilidad de domesticar animales salvajes equilibra muy bien este aspecto. Como miembro especial de los Wenja, Takkar podrá hacerse con el control de un buen número de animales a lo largo de la aventura, como el dientes de sable o el oso pardo, y hacer uso de ellos tanto para atacar como para defendernos de los posibles enemigos.

Far Cry Primal consigue de forma totalmente certera representar una edad tan remota como la prehistoria, y sin lugar a dudas consigue que el jugador se sienta durante un puñado de horas un miembro más de los Wenja: el lenguaje de la tribu, la personalidad de lo otros miembros de la misma y el durísimo día a día al que se enfrenta el protagonista calarán muy hondo en la mente de todo aquel que disfrute de una partida. Una experiencia única que hace patente las posibilidades del videojuego como medio narrativo en nuestros días.

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